A las 15:05 del 28 de febrero de 2022, Natalia Duarte, una comerciante que atendía la panadería “La Familia”, cerca de la intersección de Serrano y Cabrera, llamó a emergencias para denunciar un abuso sexual que estaría presuntamente ocurriendo frente a sus ojos.
"Hay un auto, un Gol blanco. Adentro hay una mujer totalmente alcoholizada y hay como cinco hombres abusandola... se turnan para abusarla. Es justo acá en la puerta de mi negocio", le dijo la panadera a la operadora, según se escucha en la grabación de la llamada. Alrededor de las 15:12 arriban al lugar agentes de la Policía de la Ciudad, quienes se encuentran con una confrontación física entre Duarte, su marido Ibarra (también panadero) y un pastelero de apellido Espíndola con los seis jóvenes, que serían detenidos en los minutos siguientes. Junto a tres de ellos, Cuzzoni, Ciongo Pasotti y Ramos, los efectivos identifican a una joven, R.C.U.S., quien resultaba ser la señalada por la pareja de panaderos como la víctima de la presunta violación grupal.
Los acontecimientos siguientes derivaron en la mediática causa conocida como la “Violación de Palermo”, cuyas inconsistencias fueron analizadas en esta nota de Tribuna de Periodistas.
De la lectura del expediente se aprecia el peso que los dichos de la pareja de panaderos (y particularmente de Natalia Duarte) tienen para la acusación. El rol que cada uno de los imputados habría tenido en el presunto abuso surge nada menos que de una paráfrasis de las declaraciones de estos testigos en el expediente.
A pesar de esto, los testimonios de Duarte e Ibarra poseen una serie de inconsistencias que permiten, por lo menos, dudar de su veracidad: cambios entre declaraciones, omisiones de hechos significativos y contradicciones irreconciliables con la restante prueba material de la causa.
Las testimoniales de los panaderos
El mismo día del hecho, el 28 de febrero de 2022, dijo haber visto a dos masculinos afuera de la panadería, a quienes su pareja les solicitó retirarse del ingreso al local, obedeciendo estos “de mala gana” y alejándose unos pocos centímetros del umbral. El motivo de este pedido habría sido que ambos se encontraban preparando un “cigarrillo armado de marihuana”. Las descripciones físicas que brinda de ambos permiten inferir que se trata de Ignacio Retondo (“1,80 de estatura, camisa negra”) y Thomas Domínguez (“cabello largo con rastas, vistiendo una remera celeste”). Después de haberles solicitado retirarse, la panadera se paró a observar la vía pública, percatándose de que el Volkswagen estacionado enfrente de su negocio “se sacudía con mucha fuerza”.
Tras unos instantes intentando divisar su interior, observó esto en el interior del vehículo: “Tres siluetas masculinas en la parte trasera del habitáculo, una silueta masculina en el asiento del conductor, una silueta masculina en el asiento del acompañante y sobre esta última, la silueta de una persona femenina”. Según este relato, la joven se encontraba, en apariencia, manteniendo relaciones sexuales con estas figuras masculinas, con la participación de tocamientos por parte de quienes se encontraban en los asientos traseros. No obstante, logró percatarse de que la mujer en el interior del vehículo realizaba movimientos con poca coordinación, evidenciando un estado de semiinconsciencia, a raíz de lo cuál decidió llamar al 911. Simultáneamente a esta llamada, los dos jóvenes a quienes anteriormente había visto afuera, comenzaron a increpar al pastelero Riveros Espíndola, conocido suyo (según dirá después, acusándolo de estar filmando lo que ocurría dentro del auto). Seguidamente, tres masculinos cuyas descripciones coinciden con la de Ciongo Pasotti, Ramos y Cuzzoni descendieron del auto y se sumaron al ataque.
Al ver a Espíndola rodeado por “cinco masculinos”, a raíz de lo cuál ella y su marido deciden intervenir en el conflicto. En este momento, desciende un sexto individuo masculino del vehículo, de 1.85 y contextura robusta, quien parece ser Franco Lykan. Finalmente sale la víctima, de aproximadamente 1.55 de estatura “con sus vestimentas desgarradas, su ropa interior baja y sus pantalones a la altura de las rodillas”. Inmediatamente se hizo presente el personal policial, que detuvo a los agresores, culminando en este punto el primer relato de Duarte.
Por su parte, el panadero Orlando Ibarra brindó una declaración muy similar a la de su pareja, reiterando incluso muchos detalles contenidos en la declaración de Duarte y que a la postre resultaron ser falsos. En su narración de los hechos, Ibarra dijo haber llegado a su negocio a las 14:50, momento en que observó a dos masculinos cuyas descripciones coinciden con las de Domínguez y Retondo afuera de su negocio. Luego de pedirles que se retiraran, fue alertado por su pareja de que el Volkswagen Gol estacionado en la vereda “se sacudía con mucha fuerza”, pudiendo divisar en su interior lo mismo que había observado Duarte: “tres siluetas masculinas en la parte trasera del habitáculo, una silueta masculina en el asiento del conductor, una silueta masculina en el asiento del acompañante y sobre esta última la silueta de una persona femenina. En lo demás, la declaración del panadero es prácticamente idéntica a la de su pareja, añadiendo también el detalle de que al descender la víctima, esta se encontraba “con su ropa interior desgarrada y su pantalón y ropa interior bajos a la altura de sus rodillas”.
Fragmento de la declaración de Ibarra
Fragmento de la declaración de Duarte.
No sólo destaca la similitud entre las dos declaraciones, sino el hecho de que en ambas se omite por completo cualquier mención a la pelea con el grupo de jóvenes, en el marco de la cuál la presunta víctima resultó reiteradamente golpeada. Esto quedó evidenciado en el video de la cámara de seguridad de la zona, en un fragmento que rápidamente se viralizó el año pasado en redes sociales, tras lo cuál la pareja de panaderos cesó sus apariciones mediáticas.
Fragmento de video. Se observa una pelea en la que los panaderos agreden a la supuesta víctima.
Cabe destacar también que ambos incurren en exactamente el mismo error de enumeración, situando a tres masculinos en el asiento trasero, dos en los asientos delanteros, que sumados a los dos que se encontraban afuera dan un total de siete.
Al día siguiente, cuando ya se había mediatizado el caso y era de conocimiento público que los acusados eran seis y no siete, la panadera Natalia Duarte volvió a declarar, narrando ahora el siguiente escenario: “DOS siluetas masculinas en la parte trasera del habitáculo, UNA silueta masculina en el asiento del conductor y UNA en el asiento del acompañante”. Además de subsanar el error numérico, añadió que observó cómo la figura del asiento del conductor obligaba a la víctima a realizarle sexo oral, mientras esta se encontraba apoyada encima de la figura masculina del asiento del acompañante.
Las palabras contra las imágenes
Sin saberlo Ibarra y Duarte al momento de declarar, la propiedad de Serrano 1391, contigua a la panadería, poseía una cámara de seguridad que captó íntegramente los hechos narrados por ellos, y que puede verse completa acá. Esta filmación contradice frontalmente lo declarado por la pareja en varios puntos:
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Si bien ambos hicieron énfasis en que el Volkswagen Gol “se sacudía con fuerza”, el mismo permanece inmóvil durante toda la filmación.
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Salvo por un lapso menor a 30 segundos en que Cuzzoni se sienta en el auto, lo cuál ocurre entre las 14:47:38 y las 14:48:05, nunca hay más de una persona en los asientos de atrás. Esto ocurre cuando recién llegan todos al auto, con una ventanilla baja y la puerta trasera derecha abierta, por lo que se evidencia que para este momento había comenzado a tener relaciones sexuales.
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Ciongo Pasotti abre la puerta del auto del lado del conductor a las 14:54:40 y Ángel Pascual Ramos sale a las 14:57:35. Fuera de este lapso de menos de tres minutos, nunca hay más de dos hombres en los asientos delanteros. De hecho, para el momento en que la panadera llama al 911, a las 14:05:00, cuatro de los imputados están afuera del auto: Ignacio Retondo, Ángel Pascual Ramos, Thomas Domínguez y Steven Alexis Cuzzoni. Dentro estaban R.C.U.S., Ciongo Pasotti y Lykan en el asiento trasero.
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Cuando a las 15:09:00 un amigo del pastelero Espíndola abre la puerta del vehículo, puede verse a R.C.U.S. salir del mismo. A pesar de que los panaderos afirmaron que se encontraba con su ropa interior desgarrada y sus pantalones bajos, se la ve completamente vestida. Después de pararse por sus propios medios, toma su mochila y camina sin evidenciar problema de coordinación alguno en dirección a donde estaban los imputados, quienes presuntamente habían abusando de ella minutos atrás. Segundos después, se ve salir a Franco Lykan con una tabla de madera que usa para golpear el piso: en ese mismo momento, en la esquina, se estaba dando la confrontación entre el panadero Espíndola y algunos de los jóvenes, en cuyo auxilio parece acude Lykan.
Fragmento de la grabación. R.C.U.S. sale del auto completamente vestida y camina sin ayuda hacia donde están algunos de los jóvenes, quienes presuntamente habían abusado de ella.
Captura de la grabación a las 15:05:07, momento en que Natalia Duarte se encontraba llamando a la policía. Cuatro de los imputados se encontraban afuera.
Imagen de la izquierda (1): El único ingreso de Cuzzoni al auto, a las 14:47:38. Derecha (2): su egreso del auto, a las 14:48:05. Menos de medio minuto en el interior y con la puerta abierta.
Es así que, de la evidencia filmográfica del hecho, anexada a la causa, se desprende que el relato de cuatro hombres penetrando y manoseando a la víctima semi inconsciente en el interior del vehículo de manera simultánea es ficticio. Más bien, estas imágenes parecen respaldar la versión de los imputados: que en el interior del vehículo tuvo lugar una relación sexual consentida, primero entre R.C.U.S y Ramos y luego entre esta y Ciongo Pasotti. Franco Lykan, quien estuvo dentro del auto casi todo el tiempo, declaró que después de haber consumido marihuana, alcohol y Clonazepam, se acostó a dormir en la parte trasera del rodado, para despertarse con los ruidos en el exterior del mismo, al momento de producirse la pelea. Varios elementos corroboran la versión del imputado Lykan: entre otros, los resultados de su análisis de orina, que arrojaron un resultado positivo para benzodiazepinas y THC (componente psicoactivo de la marihuana).
Resultados del análisis de orina de de Franco Lykan. Resultados positivos para THC y benzodiazepinas.
El grupo de prevención
Durante los primeros días del caso, una curiosa testigo concurrió a varios medios de comunicación: se trata de una mujer de nombre Lucía Carew, quien según sus propias palabras es la administradora de 9 grupos de Whatsapp de vecinos del barrio, uno de los cuáles integraba Natalia Duarte. Si bien no fue llamada a declarar a la causa, sus dichos, acompañados de documentación fotográfica, ayudan a comprender mejor la cronología de los hechos.
El 3 de marzo de 2022, en una entrevista realizada en la radio AM 550, Carew explicó la sucesión de mensajes enviados por Natalia Duarte a uno de los grupos que ella administra: “Me manda un mensaje: «en tal calle, tal número, tengo tres personas que están fumando marihuana y con una guitarra. No permiten que la gente entre a mi local» Ese fue el primer mensaje, que fue a las 14:58”. A continuación, describe el segundo mensaje enviado por Duarte: “A los dos minutos, mira para la calle y ve el auto. Me dice «mirá, hay un auto blanco, con una chica que parece que está totalmente alcoholizada y cuatro hombres desnudos adentro». Yo tengo contacto directo con la policía. Envío el mensaje y en menos de 10 minutos ya estaba toda la policía ahí”.
Escuchar el minuto 1:20
Previamente, el mismo día del hecho, Carew se presentó ante el móvil de Crónica TV y narró exactamente la misma secuencia, enviándole además a la producción del programa dos fotografías. En una de ellas se ve de espaldas a Thomas Domínguez con una guitarra encima de sus piernas, pudiendo visualizarse en la parte superior de la imagen el Volkswagen Gol. La otra tiene a dicho automóvil en el centro de la imagen. Por el ángulo y por el marco blanco que se observa a la derecha se deduce que ambas fueron sacadas desde la puerta de la panadería.
El contenido de ambas imágenes permite también inferir cuál acompañó a cada mensaje de los que según Carew fueron enviadas al grupo de prevención administrado por ella: la primera, enfocada en Domínguez, quien parece estar armando algo con sus manos, es compatible con el escenario de “tres personas fumando marihuana”. La segunda, centrada en el auto, parece haber sido la que acompañó la descripción de esta presunta violación grupal.
Las dos fotografías enviadas por Duarte al grupo de prevención.
En el video de la cámara de seguridad que registró el hecho, puede visualizarse el momento exacto en que Natalia Duarte toma ambas fotografías. Esto ocurre a las 14:54, en momentos en los cuáles Domínguez parece estar enrollando con sus manos un cigarrillo de marihuana. Luego vuelve a meterse al local, para no salir sino hasta varios minutos después, por lo que ambas fotos deberían haber sido sacadas prácticamente al mismo tiempo. Luego de tomar ambas imágenes, Duarte alerta al grupo de prevención sobre los tres jóvenes fumando marihuana en la puerta de su local, pudiendo presumirse que tras esto envió la primera de las dos fotografías, las cuáles había sacado simultáneamente. Dos minutos después de esto, según los dichos de Carew, la panadera puso al tanto a los vecinos del supuesto abuso, posiblemente acompañando este mensaje de la segunda foto, centrada en el auto en donde se estaría concretando.
Momento en que Natalia Duarte toma las dos fotografías que envió al grupo de prevención.
De todos modos, resulta cuanto menos llamativo el hecho de que Duarte haya estado en posesión de ambas imágenes al mismo tiempo y sin embargo haya decidido informar inicialmente sobre los jóvenes fumando marihuana en el exterior de su negocio, un hecho menor en comparación con la presunta violación grupal de la que alertó pocos minutos después. A partir de esta secuela, se esgrime la hipótesis según la cuál no habiendo recibido la respuesta esperada de parte de los vecinos al alertar sobre la situación inicial, Duarte incluyó este supuesto abuso sexual para alarmar al grupo y así provocar la movilización de personal policial. Esta es, por lo menos, la teoría que se maneja en el entorno de los imputados.