Argentina está transitando uno de los momentos más complicados y difíciles de su historia. Una etapa donde la única lucecita de esperanza está puesta en las próximas elecciones. El resto es todo oscuridad.
No sólo oscuridad, también es miserable. No sólo miserable económicamente, también es miserable moralmente. Con un grado de bajeza moral nunca visto. Y los medios de comunicación se prestan a ello.
Están los que se meten abiertamente con la vida privada de los candidatos a presidente, con verdades o mentiras; y están los que “horrorizados” y criticando a los anteriores, repiten una y otra vez los dichos de los primeros.
En 1960 François Truffaut, gran director de cine, filmó una extraordinaria película titulada “Disparen sobre el pianista”, con Charles Aznavour. Hoy es obvio que alguien o algunos dieron la orden de disparar contra Milei.
¿Quién o quiénes? No importa. Puede ser el Instituto Patria o el asteroide B 612 del Principito de Saint-Exupéry. La bajada de línea es obvia. ¿Una 3ª fuerza política es tan peligrosa para las dos grandes coaliciones?
El jueves 4/5 casi al mismo tiempo, se pudo escuchar al intendente de Pehuajó, Pablo Zurro, describir a Javier Milei como un loco masturbador compulsivo. La periodista que lo entrevistó usó una palabra guaranga, cuestión que todos entendieran qué quería decir “masturbador”.
Y desde el canal C5N, la abogada y periodista Julia Mengolini en “Duro de domar” comentó que Milei vive con 8 perros (según declaraciones de Milei, él tiene 5) y que “está enamorado de su hermana”. Terminó hablando del tabú del incesto a lo largo de la historia.
Las coincidencias tan perfectas son escasas y en política se diría que inexistentes. Estas declaraciones fueron repetidas hasta el hartazgo por todos los medios, por periodistas escandalizados por tanta miserabilidad.
¿Dónde quedó esa regla de oro del periodismo que dice que la vida privada es eso, privada (lo dice también el artículo 19 de la Constitución Nacional)? ¿Es tan difícil discutir ideas? ¿Se reemplazan con chismes baratos?
La Libertad Avanza, asusta. Javier Milei, asusta. Todo revolucionario, asusta. Los seres humanos tienden a ser conservadores, sobre todo los adultos. Lo conocido es la zona de confort donde se sienten más cómodos.
Sólo los jóvenes son capaces de soñar con mundos distintos a los conocidos. Y también los adultos cansados, hartos de sobrevivir en malas condiciones. Sabiendo que se puede y se debe vivir mejor. Milei es un peligro para el statu quo.
Es tiempo de discutir las ideas, las propuestas de los distintos candidatos. ¿Qué van a hacer con la inflación, cómo y en cuánto tiempo se la puede bajar? ¿Cómo van a luchar contra la inseguridad? ¿Cómo van a erradicar el narcotráfico quitándole el apoyo de policías y políticos?
¿Cómo piensan reducir la pobreza? ¿Van a terminar con los privilegios de algunos o seguirá la fiesta de pocos? ¿Y los subsidios? ¿Y la política exterior? ¿Se premiará a los exportadores y se abolirán las retenciones a las mismas?
¿Tienen pensada una revolución educativa y laboral acordes al siglo XXI? ¿Harán un país realmente federal como lo indica la CN? ¿Cambiarán el sistema de coparticipación y las provincias volverán a lo que prometía Alberdi?
¿Harán la necesaria revolución tributaria? ¿Se seguirá permitiendo que se corten las calles o se hará cumplir la ley y los manifestantes podrán hacerlo, con permiso, en plazas y veredas y de ser posible en fines de semana? ¿Es un sueño imposible o realizable?
Argentina necesita un cambio de reglas total, o sea volver en serio y cumplir con la Constitución Nacional de 1853. Esa es la revolución imprescindible sobre la que se deberían construir las demás.
Argentina está mal, candidatos, periodistas y la ciudadanía toda deberían estar discutiendo las ideas que podrían mejorarla. Las ideas, no la chismografía barata de prensa amarilla sobre determinados candidatos.
Es tiempo de ser serios. Argentina lo necesita. El llamado “cuarto oscuro” no es un sex shop. Debe ser un recinto de ideas, de ideales.