Espero con ansiedad las palabras de repudio del colectivo de aktrices, de las chiques de pañuelitos verdes, hacia este depravado.

Seguramente lo defenderá algún prócer K, sin descartar al propio regente de prostíbulos conocido como Eugenio Raúl Zaffaroni. Este ex juez cortesano KK -ha menester recordarlo en todo momento- sostuvo la todopoderosa doctrina a cuyo tenor introducir el pene en la boca de una nena de 8 años en la oscuridad de una cochera, no constituye abuso sexual infantil (caso Julio E. Tiraboschi, 26/4/89, Fundación Adoptar). Inmundicias todas (Guazzora, Zaffaroni, Tiraboschi) que debieran ser consumidas por el fuego Santo. O del ejército de cacófagos propugnado por Sábato.

Entre los disparates de la secta de sociópatas abolicionistas del derecho penal, está la afirmación de que el delincuente es una víctima de la sociedad, debido a las desigualdades económicas y de oportunidades que han sufrido. Esta clase de pervertidos / degenerados que arruinan la vida de niños, se encuentra en todos los estratos sociales.

Hay peor. Montefiore se suma a los que confunden pedofilia con abuso. El problema es que esto facilita que confundan abuso con pedofilia y que los defiendan argumentando que los pedófilos tienen derecho a sus propios gustos. Algo parecido ya pasó en España con la ley "si es si". Confundieron abuso con violacion y mas de 1200 violadores fueron liberados porque ahora la condena por violación y piropo callejero son la misma..

Bien lo dice el forista Gabriel: Brillan por su ausencia las voces de repudio hacia ésta boñiga K llamada Ezequiel Guazzora. La conocida empresaria de derechos humanos conocida como Estela Barnes de Carlotto, festejó ayer su cumpleaños. Con notoria alegría expresó: "Tengo 93 pero me siento de 20". Lástima que su autopercepción de juventud le impida distinguir entre quienes son de su palo y quienes no. Al igual que las inefables que manejan el pomposo Ministerio de Mujeres, sólo merecen ser tuteladas las personas identificadas con la mugre todavía gobernante. A todes elles llegue mi visceral repudio.