Para los argentinos no es nueva la modalidad de muchos
gobernantes —especialmente los latinoamericanos— de instalar un tema en la
opinión pública, ayudados por los medios que responden a ellos, por supuesto, y
por debajo de la mesa “cocinar” algún negociado. Como dijimos, para nosotros es una trapisonda conocida, y
parece ser que para Hugo Chávez también.
Un hecho de estas características ocurrió en Venezuela
la semana pasada, mientras Chávez trataba de instalar un conflicto bélico en la
región y a sotto voce se firmaba un contrato que asigna a una
multinacional italiana un buen pedazo de la franja petrolera del Orinoco.
Lejos quedaron los días de la nacionalización de la
industria del petróleo en Venezuela. Chávez es muy astuto, origina conflictos de
forma artificial para desviar la atención pública de lo que realmente está
ocurriendo con los venezolanos y el erario público.
En el 2002, cuando los petroleros fueron a huelga,
todo el mundo pensó que era por el motivo político de sacar a Chávez del poder,
pero la verdadera razón por la que toda la dirigencia de PDVSA estaba en huelga
era que el dictadorzuelo estaba dando "a dedo" sendas concesiones para la
extracción del gas frente a las costas de Delta Amacuro. Nadie estaba de acuerdo
con eso, sin embargo se logró desviar el tema principal de esa huelga histórica
y ya nadie habla sobre el asunto.
Ahora volvió a lo mismo, aunque sería muy arriesgado
afirmar que haya creado tamaño conflicto para ocultar esta concesión a un
multinacional italiana, pero lo que sí es cierto es que utilizó la oportunidad
para distraer la atención de la opinión pública y aprovechando las
circunstancias dio a dedo, sin licitación, la propiedad del petróleo de todos
los venezolanos a una compañía italiana.
Esta actitud de Chávez, doblemente cuestionable ya
que, en primer lugar además de realizar semejante operación sin hacer un mínimo
comentario y lo que es peor aún, sin licitación pública de por medio, no hace
más que hablar de lo contradictorio de su discurso, disfrazado de una izquierda
que no existe y realizando todo lo contrario a lo que pregona, al mejor estilo
“neoliberal”.
Como dijimos al comienzo, a nosotros, los argentinos,
estas actitudes no nos sorprenden, ya que es una práctica muy frecuente en
nuestros gobernantes... ¿será por eso que pasamos de las relaciones carnales con EEUU a las relaciones carnales con Venezuela?
Otro hecho llamativo es la falta de difusión de la
noticia, especialmente en Venezuela. A continuación les ofrecemos la reseña tal como fue
publicada por La Voce D'Italia:
Pablo Dócimo