A partir del 25 de marzo próximo pasado la empresa
de telefonía
celular CTI, propiedad del magnate mexicano Carlos Slim, comenzó a llamarse
Claro, denominación esta que se usa en la mayoría de los países donde opera
actualmente América Móvil.
América Móvil es propiedad de la también azteca Telmex, que a
fines del año pasado se escindió y creó una unidad internacional. La movida es
una táctica que tiende a dividir y eficientizar la gestión, que hasta ese
momento englobaba la poderosa operación mexicana —donde la firma nació como un
monopolio— y a las filiales más recientes.
Esta compañía tiene subsidiarias con distintos nombres en
toda América. En México, es Telcel, en Perú es Claro, en USA es Tracfone, en
Colombia es Comcel y así por todo el continente americano. Lo que se
preveía que iba a pasar en marzo es que CTI Argentina pasaría a llamarse Claro
y
adoptaría, claro está, la imagen institucional de la empresa a nivel global.
Los argumentos esgrimidos como explicación a la fusión es el
abaratamiento en los costos de la compra de equipos, como algunas acciones de
marketing, toda vez que al utilizar el mismo nombre no sería necesario
reinvertir en las mismas operaciones en lo distintos países
Lo cierto es que desde la filial local de la compañía
aseguraron que la empresa se terminará alineando con el resto de la filiales,
como por ejemplo en este caso en Argentina.
Este cambio comenzó a gestarse a partir de comienzos del año
pasado, pero lo que realmente habría empujado definitivamente la resistida
medida —CTI tiene un
alto grado de "recordación"— es la próxima cotización del grupo en distintas
bolsas de la región, lo cual exigiría mayor unificación y ordenamiento.
El nombre, sin duda, sonará raro en Argentina, ya que existe,
por caso,
una revista con el mismo nombre, propiedad del grupo editorial Perfil S.A, lo
cual seguramente prestará a la confusión.
El cambio también se nota a la hora de marcar *611, toda vez
que la grabación de bienvenida de la operadora, es con tono de novela mexicana,
no adaptándose a la manera de hablar de los argentinos (porteños o de cualquier
provincia que sea) que es con el tradicional "vos", más allá de la
tonada que pueda existir y con de "tu".
A su vez, durante este fin de semana larga sorprendió en los distintos
centros comerciales, como por ejemplo Alto Avellanada o Abasto la importante
promoción de teléfonos celulares a costos más bajos y de marcas importantes,
que se ofrecían financiados con tarjetas de crédito y que atraparon la atención del público que hacía las tradicionales
filas para comprar sus aparatos.
Aquí cabe hacer la redundante pregunta acerca del servicio ¿será mejor? ¿cómo serán con
Claro las prestaciones brindadas al usuario? Lamentablemente, se espera
—se ve reflejado en diferentes blogs de Internet y a traves de relevamientos y denuncias dadas a
conocer por Defensa del Consumidor— que se sigan sufriendo constantes deficiencias mas allá del
cambio del nombre.
Graciela Catalán Álvarez