Otra vez la violencia tuerta del kirchnerismo. Siempre atacando a aquellos a los que conviene reprimir.
    Según pudo verse por televisión, la Gendarmería nacional intenta despejar la ruta en Entre Ríos y crece la tensión. Según comenta el canal de cable TN, "hay roces y empujones entre los agentes y los productores. El líder del reclamo, Alfredo de Angeli, ratifica a los gritos que mantendrán el bloqueo".

    ¿Por qué no se hizo esto mismo para despejar los bloqueos producidos por aquellos que protestaron históricamente contra Botnia o contra los piqueteros K que embistieron en plaza de Mayo hace pocos días?

    Aníbal Fernández, el megadenunciado ministro de Justicia, aseguró hace unas horas que "al gobierno nacional no le temblará el pulso a la hora de hacer “todas las detenciones necesarias” en los piquetes rurales para permitir el paso de los camiones internacionales por la ruta 14, a la altura de Arroyo El Sauce, Entre Ríos, un punto neurálgico de la protesta del campo.

    Según asegura agencia DyN, el funcionario sostuvo que "queremos ser muy cuidadosos y respetuosos de las expresiones de todos, pero no hay nadie que se pueda arrogar el derecho de cortar una ruta o de decidir qué tiene que hacer con esto".

    "Los camiones por Arroyo El Sauce van a pasar, y si no pasan comenzaremos a hacer todas las detenciones que fueran necesarias".

    Fernández, quien no dio mayores detalles sobre el diálogo entre el gobierno y el campo, debería mostrar un poco más de ecuanimidad en su delicada función al frente de las Fuerzas Armadas. Difícilmente lo haga, ya que ni siquiera pudo explicar en su momento cómo es que debió abandonar su cargo de Intendente quilmeño escapando en el baúl de su automóvil, luego de dejar un tendal de deudas en el municipio que administraba.

    Hace unos minutos, pudo verse en TV cómo la Gendarmería presionaba al dirigente rural Alfredo De Angelis y aquellos que protestaban pacíficamente junto a él. No se sabe qué sucederá, aunque llama la atención la manera en que el kirchnerismo está manejando toda esta cuestión, a través de aprietes, amenazas, golpizas y espionaje a algunos de los dirigentes rurales.

    Llama la atención que sea justamente de la misma manera que tanto critica el kirchnerismo: como se hacía durante la última dictadura militar.

Carlos Forte