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AVISTAMIENTOS DE OVNIS EN EL NORTE ARGENTINO
AVISTAMIENTOS DE OVNIS EN EL NORTE ARGENTINO

Con respecto a los OVNIS que déc

    Con respecto a los OVNIS que décadas atrás hicieron “tanto barullo” en el mundo entero para quedar hoy un poco eclipsados, aún persiste para algunos la sospecha de que fueron visitantes de otros lares del universo para curiosear en nuestro mundo y que una vez satisfechos regresaron a sus hogares con las nuevas sobre nuestro planeta acuoso y sus habitantes inteligentes y que quizás regresen algún día si fuera necesario.
    La imaginación humana, una vez encendida trabaja sin descanso y aplicado sobre ella el razonamiento, el cerebro es capaz de elaborar toda una explicación racional de todos los hechos extraordinarios supuestamente ocurridos en el pasado, según narraciones de carácter mitológico conservadas por la tradición o relatos contenidos en los libros tenidos por sagrados que sirven de fundamento a ciertas religiones.
    De esta manera, todo lo tenido por sobrenatural adquiere carácter de natural; todo milagro, todo prodigio, todo signo extraño, visión extraordinaria, transformación y transfiguración, obtienen su explicación racional por medio de la intervención de inteligencias de superhombres que actuaron frente a un primitivo que nada podía entender, como lo fueron los representantes de la civilización Asirio-Caldea y del antiguo Egipto, y quienes escribieron sobre esos fenómenos tal como puede describir un inculto actual de la selva amazónica, las impresiones que le puede causar una ciudad moderna.
    Así es como los personajes que figuraron como sobresalientes en los distintos pueblos de la Antigüedad, que han sido admirados por su ingenio para organizar las naciones o por sus doctrinas revolucionarias, rodeados de hechos extraordinarios, son tenidos por visitantes extraterrestres que se han puesto en contacto con el hombre para transmitir a éste ciertas formas de vivir, conocimientos astronómicos, empleo de los materiales para erigir obras, organizar la agricultura, ordenar social y políticamente a los pueblos, enseñar técnicas arquitectónicas, etc.
    Viracocha, Quetzalcoatl, Osiris, Zaratustra, Jesucristo… serían entonces visitantes de otras civilizaciones del Cosmos que han venido a la Tierra con misiones diversas; de tecnificación o de adoctrinamiento, por ejemplo.
    Todos los hechos extraordinarios narrados en los textos antiguos adquieren una explicación mediante la intervención de los seres extraterrestres, quienes dominaron la naturaleza gracias a una técnica de avanzada.
    El hecho ocurrido durante el éxodo de los hebreos, cuando según el texto bíblico, atravesaron el mar Rojo perseguidos por los soldados egipcios, en cuyas circunstancias se abrieron las aguas formándose dos paredones líquidos y un corredor en medio que permitió el paso al pueblo hebreo, es explicado por fuerzas dominantes de la gravedad, aplicadas por los extraterrestres para separar y represar las aguas, a fin de permitir el paso para cerrarse después ante las hordas enemigas.
    La nube que primero envolvió al ejército egipcio que perseguía a los hebreos, se dice que fue producida por una nave extraterrestre para confundir a los guerreros.
    El efecto de tironeo de las aguas del mar que se abren, es producido por dos naves, una a cada lado, que anulan las fuerzas gravitatorias.
    Muchos relatos de apariciones de personajes que descienden de naves de fuego (Véase Biblia: La visión de Ezequiel en Ezequiel 1, 1-28), rayos que hieren a los guerreros, brazos armados que son obligados a dirigirse hacia el enemigo para herirle en los campos de batalla, todo es creíble desde una interpretación ufológica (platillista).
    De esta manera, la mentira, el fraude, la pura invención anclada en la fantasía, no existirían en ningún texto antiguo. Todo estaría relatado al pie de la letra de lo ocurrido, salvo algunos errores de observación y de interpretación, dada la falta de conocimientos en la época y de alegorías y metáforas utilizadas por algunos narradores con el fin de dar realce a la retórica, pero que, no obstante, dejan un resquicio para adivinar qué fue lo que ha ocurrido, interpretado como producido por la visita y constante vigilancia ejercida en la antigüedad por otras civilizaciones alienígenas para dirimir conflictos, aconsejar o actuar directamente, aun en pleno campo de batalla para favorecer a determinado bando.
    Todo hecho milagroso pasa así a ser algo semejante a la interpretación que un primitivo puede obtener de un fenómeno provocado por la técnica moderna.
    Los primitivos (antes denominados salvajes) hablan de encantamientos, pues no encuentran otra explicación. Los hombres de la antigüedad hablan de milagros, sorprendidos ante la técnica de los extraterrestres que provocan fenómenos, como la aparición de una imagen en las nubes que, incluso les habla, o la aparición y desaparición de personas como en el caso de las visiones.
    La antigüedad, plagada de hechos milagrosos, como se desprende de las narraciones e incluso de los mitos, resulta coincidir con una época en que las “oleadas” de visitantes extraterrestres eran muy frecuentes con fines de encausar al género humano, en contraste con nuestros días en que ya no es dable observar esos prodigios, aunque siempre queda la expectativa de una nueva visita en la que los personajes se mostrarán con toda evidencia y no como en aquellos tiempos en que lo hacían como a escondidas de muchos terráqueos, “eligiendo” a tal o cual candidato para “estudiarlo” o simplemente asustarlo, conducta que es interpretada como correspondiente a un largo periodo de observación, por parte de los seres extraños, sin intervención directa en los asuntos humanos.
    El natural antropocentrismo continúa prevaleciendo aun hoy día en esta neocreencia.
    Así como los antiguos humanizaron a sus dioses, también los ufólogos hablan de “humanoides” cuando se refieren a pobladores de otros planetas, en contradicción con las ciencias biológicas, como la evolución de las especies vivientes, la genética y la ecología, que estudian los mecanismos del transformamiento continuo de los seres vivientes, cuyas formas derivan hacia múltiples facetas de las más variadas. El espécimen antropomorfo continúa siendo aceptado inconscientemente, porque la vanidad del hombre filogenéticamente programada, siempre se halla latente y esa forma es considerada la ideal, corolario de toda la evolución.
    Podrán ser enanitos o gigantes, de cabezas descomunales, de tez verde (como los marcianos), pero siempre humanoides, porque además de la tendencia natural hacia la hominización, existe también un anhelo de estar acompañado el hombre, en el inmenso y enigmático Cosmos, por especímenes semejantes a él, que sientan como él o que sean ya metas antrópicas alcanzadas, con las que sueña la humanidad para el futuro, es decir, superhombres de una inteligencia descomunal.
    Esta neocreencia, que se fue difundiendo y arraigando día a día, busca, afanosamente, un refuerzo en los objetos arqueológicos del pasado y en las pinturas antiguas.
    Todo dibujo que se asemeja en algo a un astronauta con casco, toda escultura, relieve como el de Palenque, México, que se parece a naves extraterrestres imaginadas o cápsulas espaciales, es asimilado a las creencias en los visitantes del espacio exterior, en franco desafío a la ciencia arqueológica seria, que por su parte explica de otra manera esas similitudes.
    Se piensa que, los grandes monumentos como las pirámides de Egipto, las de los Mayas y Aztecas, no fueron obras exclusivas del terráqueo, al igual que los grandes monumentos escultóricos como la esfinge de Gizeh; las esculturas gigantes de la isla de Pascua; las figuras de Nazca, Perú, que he tenido la oportunidad de avistar personalmente desde una avioneta alquilada.
    Desafiando a la antropología, que sabe que el hombre de hace 5.000 y más años era tan inteligente como el de hoy, la neocreencia no acepta que en la remota antigüedad, el hombre, por sí sólo, haya podido llegar a tener conocimientos astronómicos y de geometría suficientes para crear esas construcciones monumentales.
    Este hurgar en el pasado, pretendiendo resistir a la interpretación que da la ciencia de los hechos históricos, aunado con las señales que ven o se creen ver en el espacio, interpretadas a su vez como pruebas de visitantes de otros mundos con sus naves, van configurando un conjunto razonado de elementos que hacen a una creencia de carácter natural, que se perfila como sólida, desplazante y reemplazante del sobrenaturalismo, aunque en el fondo puede quedar siempre como un remanente, la idea de un creador.
    Es la explicación de los mitos y de la naturaleza de los personajes mitificados, lo que destruye los fundamentos sobrenaturales de muchas religiones y la esperanza de los hombres es direccionada hacia un rescate de la humanidad por parte de ciertas inteligencias del Cosmos, frutos de una natural evolución a partir de un primer plasma viviente.

 

Ladislao Vadas

 

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