Seguramente, Martín Lousteau
pasará a la historia no sólo por ser el ministro de economía más joven de la
historia; además, se lo recordará como el responsable e ideólogo de la medida
que sin dudas sindicará el comienzo del fin del gobierno kirchnerista: la suba a
las retenciones a las exportaciones de soja al 44%. Medida que generó una de
las protestas más duras que haya recibido un gobierno, por lo menos en los
últimos años, y el primer cacerolazo que recibiera el Frente Para la Victoria.
Pero ¿es realmente así? De
ninguna manera.
Desde el primer momento que
asumió el joven —hoy ex Ministro— era un secreto a voces que bajo ningún
concepto Martín Lousteau sería quien manejaría el rumbo de nuestra economía, como
no lo hacen ninguno de los ministros de la "corte kirchnerista" y como no manejan
su independencia la inmensa mayoría de los jueces y fiscales de nuestro Poder
Judicial. Incluso, como es también un secreto a voces, que no maneja Cristina
Fernández los destinos de la Nación.
El verdadero responsable de
todas, absolutamente todas las medidas que se toman en nuestro país son
ideadas, pergeñadas y ejecutadas por Néstor, en concordancia con el único hombre
a quien éste respeta, Hugo Moyano.
Todos los demás, son figuras
decorativas, al mejor estilo cubano.
No es ningún secreto,
tampoco, que Lousteau quería huir despavorido del gobierno desde mucho antes de
aquel 11 de marzo en que se dio conocer la “supuesta medida tomada por el
Ministro de economía” del aumento a las retenciones, y los motivos eran varios,
uno de los principales, la insoportable relación que debía soportar con
Guillermo Moreno.
Tal es así, que Lousteau le
informó en varias oportunidades al mismísimo Alberto Fernández acerca de sus
intenciones de renunciar. Este pedido del joven ex Ministro jamás fue
considerado dado que sería una muestra de debilidad y sacaría a la luz la crisis
interna del gabinete ministerial de Cristina a sólo meses de haber asumido.
La respuesta de Alberto
Fernández fue siempre la misma: “de ninguna manera”, pero con el agregado de una
sutil amenaza que el jefe de Gabinete siempre le repetía: “Mirá que hay unas
carpetas que te comprometen, que son de algunas cosas que firmaste cuando
estabas en el Banco Provincia”.
Esta era la única razón que
le impedía a Lousteau renunciar y huir del ministerio, pero todo tiene un
límite…
Harto de las amenazas,
Lousteau le habría dicho al mismísimo Fernández, palabras más, palabras menos:
“Ya me tienen podrido, no los aguanto más, y no me banco más que un tipo que no
entiende nada de economía me diga 'nene, vos de esto no entendés nada'. Me voy,
y te puedo asegurar que si me joden, llamo a una conferencia de prensa y cuento
todo lo que se y los arruino, no van a durar ni dos días, así que métanse la
carpeta en el o…..”
Esa fue la
última conversación oficial de Martín Lousteau con su jefe. Una postal de cómo
es el poder en los días K.
Pablo Dócimo