El ex presidente Néstor Kirchner logró mantener aliados a los radicales K, socialistas y partidos de centroizquierda que ayer ratificaron su apoyo al gobierno desde la Concertación Plural, con un renovado discurso que pareció más moderado respecto a los pequeños productores, y que apuntó a "grandes especuladores financieros" y "pooles sojeros".
    Kirchner anticipó anoche en la reunión realizada en un hotel de esta capital, el discurso que hoy pronunció la presidente Cristina Fernández en la cumbre mundial sobre alimentos que convocó la FAO en Roma: el nuevo enemigo del gobierno son "los especuladores financieros internacionales" y los "pooles de siembra sojeros".
    Eso explicaría, según el gobierno, "la escasa demanda de reintegros a las exportaciones de granos presentadas en últimos días por pequeños productores".
    "Los pequeños productores no siembran, alquilan sus tierras a los pooles sojeros, que vienen a la Argentina producto de especulaciones financieras, beneficiados por los altos precios que genera la crisis mundial de alimentos", dijo ayer, palabras más, palabras menos, Kirchner al convocar a los sectores "progresistas" aliados a "salir en defensa del gobierno".
    El pensamiento de Kirchner fue revelado a DyN por un alto funcionario del gobierno nacional que lo acompañó en el estreno del nuevo discurso oficial, cuando la protesta del agro supera los 80 días y el gobierno ratificó que el diálogo seguirá cortado mientras sigan las medidas de fuerza.
    "No estamos peleando por intereses económicos, no son dos puntos más de retenciones. Se trata de convicciones, defendemos un modelo de país, de producción y distribución", les dijo Kirchner a sus socios de centroizquierda que, sin embargo, no lograron ponerse de acuerdo en un documento común para enviar un mensaje al campo.
    Kirchner —después de varios meses de bajo perfil— decidió mostrarse en público.
    Mientras el vicepresidente Julio Cobos encabezaba con los radicales k una conferencia de prensa en el subsuelo del hotel junto al gobernador chaqueño y vicepresidente del PJ, Jorge Capitanich, para anunciar un documento que llamó al "diálogo" y a "deponer el paro" al agro, Kirchner se sentó solo en una mesa en el lobby de la planta baja, donde se lo vio de buen humor. Tomó un té y conversó largo rato con varios funcionarios y amigos: "No es que no quiera hablar con ustedes...", se limitó a responder sonriente a periodistas que observaban, expectantes, la situación.
    Como si se tratara de una estrategia para despistar sobre las diferencias internas en la Concertación que no logró un documento unificado (los kirchneristas pretendían críticas más duras al campo), el ex presidente dejó que sus allegados cuenten detalles del flamante discurso oficialista.
    Aunque volvió a comparar al campo y sus aliados con la vieja "Unión Democrática" que derrocó a "los gobiernos populares en 1955 y 1976", Kirchner lanzó: "En esta pelea vamos a ver quiénes son los verdaderos progresistas", en alusión a opositores que apoyan al campo.
    Luego, arengó: "hay que salir a defender este modelo de país, no son dos puntos de retenciones, la pelea es para resguardar el sistema alimentario argentino de la crisis mundial".
    "Si hacemos lo que ellos quieren, tendríamos acá los precios internacionales. La inflación es por situaciones exógenas. Si no hubiéramos tomado estas medidas, hoy sería una hecatombe. Este lío lo hacen los que arriendan las tierras para sembrar soja. Son los grandes pooles sojeros que vienen a especular".
    Cada una de esas frases, minutos después se las pudo escuchar de boca de ministros y el resto del oficialismo. El jefe de Gabinete Alberto Fernández advirtió ya en diálogo con la prensa, que "los precios internacionales de alimentos van a seguir en alza durante los próximos 10 años".

Walter Schmidt
Agencia DyN