De Angeli y la controvertida 125
Alfredo de Angeli, ya instalado a pleno en la Capital y haciendo un curso acelerado de porteñismo, no para de reunirse con los dirigentes que se le acercan. O que él mismo busca. Más, inclusive, que el cuarteto de sus colegas que representan a todas las organizaciones rurales.
Estuvo, como se sabe, comiendo con Eduardo Duhalde y, anteanoche, de la mano del entrerriano Héctor Maya (cuyo hijo fue detenido con De Angeli), se apersonó en el gremio gastronómico para dialogar con el diputado Luis Barrionuevo (esposo, a su vez, de la diputada Graciela Camaño y cuñado del legislador Dante Camaño). Allí expuso la historia de los cien días de lucha del campo -casi un John Reed de la revolución rusa por los 10 días que conmovieron al mundo- y, lo más interesante, sus mínimas pero provechosas jornadas en la Capital. Para pedir ayuda para que el Congreso suspenda la Resolución 125 y otorgue 90 días para discutir un proyecto general para el agro.
Barrionuevo, otro más, se comprometió a apoyarlo. Mientras, De Angeli advertía: «No me van a doblar, caso contrario, no vuelvo a mi pago».
Una guaraní guaraña de amor
El futuro mandatario paraguayo, el obispo Lugo, no asistió a la Cumbre del Mercosur. Se dijo, en su austero entorno, que no gasta en viajes.
Sin embargo, en Asunción, otra es la versión: parece tan entusiasmado con su vida sentimental que casi no dispone de tiempo para otras actividades. La pasión se concentra, dicen, en una ex Miss Paraguay, casi una réplica de lo que ocurrió con Carlos Menem. Siempre entra el agua por la misma grieta.
Le cuesta la suma a Moyano
Decisivo el encuentro, mañana, entre dirigentes sindicales: harán el conteo para determinar si habrá congreso de la CGT el próximo 8 de julio. Al parecer, una mayoría creciente parece dispuesta a postergar la fecha, lo que significa la no revalidación de Hugo Moyano al frente de la central obrera. El jefe camionero ha logrado quitarles algunas adhesiones a los gordos que lo cuestionaban de acuerdo con la vinculación de éstos con empresas semiprivatizadas (por ejemplo, Oscar Lescano, de Luz y Fuerza, ahora repentinamente moyanista). Sin embargo, no alcanzarían esos pases y Antonio Caló, de la UOM, se ofrece como el reemplazante más probable. Como una prenda de paz, casi impensable esa oferta en un metalúrgico.
La gran feria del Congreso
Finalmente, la irrespetuosidad argentina se instaló frente al Congreso de la Nación -otra vez- y cubrió de carpas y puestitos la Plaza del Congreso. Partió, anteanoche, la única carpa con permiso para instalarse, la del campo; quedaron las otras, instaladas a la fuerza pero protegidas por cierta lenidad judicial, sean oficialistas, de los aborígenes, de los ecologistas o lo que fuese. Tal vez, el lugar se convierta en una gran feria, con nuevas instalaciones ad hoc, vendedores de La Salada, okupas del espacio público y desamparados. Ya hubo desfile de modas, puede haber otros espectáculos. Curiosa tanta burla a las normas frente al lugar donde se fabrican las normas.
Más hinchado, con más riesgo
El vice Julio Cobos, como se sabe, hizo enrojecer a Néstor Kirchner y, por lo tanto, el resto de su entorno se encuentra del tomate. «Cleto» aparece en todas las conversaciones oficiales, se anticipan venganzas y, de paso, en Internet han comenzado a circular mails -que, seguramente, como el titular de la Corte Suprema, no serán investigados- en la que se le cuestionan amistades o cercanías. O se informa de manera desacertada. Por ejemplo, aluden a una exagerada dependencia política del vice del otrora influyente radical Enrique Nosiglia, con quien debe mantener relaciones cordiales, pero nunca el vínculo «Coti»-«Cleto» ha sido siquiera aproximado. Desean inflar un globo para luego pincharlo más fácilmente.
Las firmas no eran tantas
No sólo el gobierno comete desatinos en la crisis con el campo. Ayer los dirigentes de las entidades ruralistas se presentaron en el Congreso con el famoso 1,1 millón de firmas reclamando contra las retenciones móviles. Un gesto testimonial, porque ese tema es de índole fiscal y está prohibido promover proyectos de iniciativa popular en esa materia. Además, con más de cien días de activismo que llegaron a paralizar al país en algún momento, es una cantidad pobre de adhesiones. Para un país de 40 millones de habitantes y un activismo que movilizó gente en todas las provincias, con ayuda además de todos los partidos de la oposición, debieron recolectar muchas más.
Aunque fuera para una finalidad inocua, como es mostrarlas en cajas al público pero sin posibilidad de que tengan un trámite formal en favor de proyecto alguno.