Luciano Benjamín Menéndez, el ex general
de 81 años que comandó la represión ilegal en Córdoba y otras nueve provincias
en la última dictadura militar y antes de la sentencia defendió sus acciones
enfáticamente y sin muestras de arrepentimiento, fue condenado hoy a cumplir la
pena de prisión perpetua en una cárcel común por ser "coautor mediato" de los
crímenes de militantes políticos secuestrados en 1977.
Antes del fallo, emitido por el Tribunal Oral Federal 1 de
Córdoba, Menéndez, alias "Cachorro", había revindicado la dictadura al
señalar a la Argentina como el "primer país que juzga a sus soldados
victoriosos" y denunció que "los guerrilleros de los '70 están hoy en el poder".
Junto a Menéndez, otros ex militares —Luis Manzanelli, Carlos
Díaz y Oreste Padován— y un ex agente civil de inteligencia —Ricardo Lardone—
también fueron sentenciados a prisión perpetua, mientras tres acusados
recibieron penas inferiores: Hermes Rodríguez y Jorge Acosta, 22 años, y Carlos
Vega, 18 años.
Todos los condenados deberán cumplir la pena en cárceles comunes del Servicio
Penitenciario cordobés, según dispuso el TOF 1.
Aunque las defensas apelarán ante la Cámara Nacional de
Casación Penal, manifestantes y familiares de víctimas que se agolparon en el
centro de Córdoba celebraron el final del juicio como un triunfo histórico.
"Por fin, paz y justicia", gritó una mujer con la foto de
su hijo desaparecido entre las manos, mientras otra mujer estalló en llanto
diciendo "al final este asesino hijo de puta se va a pudrir en la cárcel por los
crímenes que cometió".
Es que los manifestantes no sólo festejaron la condena en
sí en especial contra Menéndez, símbolo del terrorismo de Estado, sino que
también estallaron en gritos y loas por la decisión del Tribunal Oral Federal 1
de enviar al ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército y al resto de los acusados a
una cárcel común de la provincia de Córdoba, sin privilegios o beneficios por su
edad o grado militar.
Mezclados con los deudos que escucharon la sentencia dentro
del recinto estaban el gobernador cordobés, Juan Schiaretti; el secretario de
Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde; la titular de Abuelas de
Plaza de Mayo, Estela Carlotto, y miembros de Madres de Plaza de Mayo, entre
otros. Antes de la sentencia Menéndez había redoblado su postura en favor de su
accionar represivo: le dijo al tribunal que "los guerrilleros de los '70 están
hoy en el poder" y acusó a la Argentina de tener "el dudoso mérito en ser el
primer país que juzga a sus soldados victoriosos". El resto, salvo Acosta que
eligió el silencio, se declararon inocentes.
Las palabras de Menéndez fueron el corolario de un juicio
oral que se había iniciado el 27 de mayo pasado, para esclarecer los secuestros,
torturas y asesinatos de los que fueron víctimas Hilda Flora Palacios, Humberto
Brandalisis, Carlos Lajas y Raúl Cardozo, miembros del Partido Revolucionario de
los Trabajadores (PRT), que fueron capturados entre el 6 y el 8 de noviembre de
1977 y asesinados el 15 de diciembre de 1977.
Los acusados intentaron hacer pasar el asesinato como un
enfrentamiento en la esquina de Sagrada Familia y Colón, del barrio Quebrada de
las Rosas, y hasta ahora sólo se pudieron recuperar los restos de Hilda
Palacios.
Durante las audiencias, familiares de las otras víctimas
pidieron a los acusados que les digan dónde fueron ocultados los restos de sus
parientes, pero nunca hubo respuesta.
Menéndez, Manzanelli, Díaz, Padován y Lardone fueron
responsabilizados por tres privaciones ilegítimas de la libertad, tormentos
agravados y homicidios calificados en perjuicio de Palacios, Brandalisis y
Lajas, a fines de 1977.
A Rodríguez, Acosta y Vega, en cambio, no se les
adjudican los homicidios cometidos el 15 de diciembre del '77, puesto que según
sus legajos los dos primeros habían sido trasladados, mientras el tercero estaba
de licencia.
Hoy, a la hora del veredicto, los jueces Jaime Díaz Gavier
(presidente del TOF), Carlos Otero Alvarez y José Vicente Muscará rechazaron los
planteos de inconstitucionalidad, nulidad y prescripción y luego dictaron
condenas en sintonía con los que había solicitado la Fiscalía.
Rodríguez, ex segundo jefe del Batallón de Inteligencia 141,
del que dependía el grupo que manejaba "La Perla", dijo que las fuerzas
militares actuaron "en legítima defensa de la Nación", según el Código Militar,
y que su accionar dependió de su superior, el fallecido teniente coronel César
Anadón.
En sintonía con Manzanelli, Rodríguez dijo que no conocía a
las víctimas, mientras que Carlos Vega, ex administrador del centro clandestino
de detención, dijo: "No soy un asesino, yo nunca maté en mi vida, no he
torturado ni tampoco hice maltrato a persona alguna".
Carlos Díaz y Oreste Padován negaron los hechos, y Ricardo
Lardone se jactó de que ninguno de los testigos consiguió vincularlo con los
delitos sufridos por las otras víctimas.
Ahora, Menéndez y el resto de los represores deberán
enfrentar otros juicios en Córdoba. Y en el caso del ex jefe del Tercer Cuerpo,
tendrá que viajar a otras provincias para responder por otros crímenes de lesa
humanidad cometidos bajo su mando. La próxima cita para Menéndez en el banquillo
es Tucumán, el 5 de agosto, por la desaparición del senador peronista Guillermo
Vargas Aignasse.
Menéndez, hoy de 81 años, condujo el poderoso Tercer Cuerpo
de Ejército y estaba a cargo de la represión en esta provincia y en Jujuy,
Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, San Luis, Santiago del Estero y
Tucumán.
Tenía bajo su mando al Destacamento de Inteligencia 141
'General Iribarren', a cargo del centro clandestino "La Perla", camino a Villa
Carlos Paz, considerado con la Escuela de Mecánica de la Armada de Capital
Federal dos de las cárceles irregulares emblemáticas de la dictadura.
También dependía de su jurisdicción el Grupo de Operaciones
Especiales (OP3) que perpetraba secuestros y asesinatos.
Mario Poliak