Los presidentes de Argentina y Brasil,
Cristina Fernández y Lula Da Silva, destacaron hoy las "oportunidades" de ambos
países para avanzar tanto en acuerdos bilaterales como en materia de comercio
internacional y se esmeraron en ocultar las diferencias que los separaron en la
reciente ronda Doha, de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Fernández de Kirchner y Da Silva coincidieron al inaugurar el
encuentro empresario en el Hotel Sheraton y luego mantuvieron una reunión
bilateral en Casa de Gobierno, tras la cena que ambos compartieron anoche en la
Embajada brasileña en esta capital.
La presidenta argentina dijo que ambos países "están ante
una oportunidad que no podemos perder y yo sé que no la vamos a perder", en
tanto su colega lanzó un desafío a los empresarios para que no se vean como
competidores, sino como socios para la integración regional y la inserción de
terceros mercados.
Una de las escasas alusiones a las diferencias surgidas
en Ginebra, durante la reunión de la OMC, pareció hacerla la mandataria
argentina, al sostener que "cuando abordemos negociaciones de carácter
multilateral, tenemos que tener en claro siempre, alejados de cuestiones
dogmáticas o cerradas impropias de un mundo globalizado, qué es lo que nos
proponen del otro lado, y qué es lo que tenemos que dar nosotros".
En tanto, Lula enfatizó que "Estados Unidos y la Unión
Europea deben adoptar una decisión política antes que económica" sobre los
subsidios agrícolas, "para que los países más pobres puedan producir alimentos y
los más ricos no tengan que aplicar legislaciones cada vez más duras para frenar
la inmigración".
Ni uno ni el otro hizo mención directa a las posturas
diferentes en el seno de la OMC, donde Brasil votó junto a los países centrales
que reclaman una mayor apertura comercial para los productos industriales, y
Argentina, con una posición más proteccionista, lo hizo con otros países
emergentes, como India, China y Venezuela.
Posteriormente al multitudinario encuentro del Sheraton,
Fernández de Kirchner y Lula Da Silva se reunieron, primero por separado y luego
con sus respectivos cancilleres, Jorge Taiana y Celso Amorín, en la Casa Rosada,
a la que también se agregaron otros funcionarios.
Pasado el mediodía estaba previsto un almuerzo en el Palacio
San Martín, antigua sede de la Cancillería.
Uno de los temas pendientes para la presidenta argentina
era convencer a Lula de participar en la reunión trilateral junto al venezolano
Hugo Chávez, que era esperado este mediodía en el país.
Sin embargo, pese al optimismo en la Casa Rosada, no era
seguro que la reunión se llevara a cabo (en el Palacio San Martín), y hasta
trascendió que Lula habría adelantado la hora de su partida rumbo a Beijing,
donde asistirá a la inauguración de los Juegos Olímpicos.
Lo único seguro era que Cristina Fernández y Chávez viajarán
a la ciudad boliviana de Tarija, para encontrarse allí con el presidente Evo
Morales.
Mario Poliak
DyN