Bordeline es la versión en lengua inglesa
del término castellano "fronterizo", o en buen criollo "pirado". Así lo definió
en una nota de tapa la revista Noticias al ahora satanizado
Guillermo Moreno, un hombre del riñón kirchnerista de primera hora. Aunque a
través de su personalidad bien se puede definir no sólo una conducta o un
estilo, sino todo un concepto de dirigencia blindada que a pesar de los
diferentes embates, jamás admite errores, derrotas o opiniones contrapuestas.
El hasta ahora mandamás del INDEC es un auténtico símbolo, un
tótem de la simulación oficial que suplanta a la realidad circundante para que
esta no sea la única verdad. Es toda una revolución filosófica que trasciende y
avasalla lo meramente político e ideológico. Según la citada nota de Franco
Linder y de Federico Mayol, cuando fue a examinar las instalaciones de una
compañía que mantiene negocios con el Estado, se presentó ante su titular
diciendo: “¿Qué tal?. El pueblo vino a inspeccionar, pues el pueblo quiere saber
cuánto cuesta esto.”. Su interlocutor, más que aturdido, sólo atinó a preguntar
hastiado de tanta sinrazón: “¿Qué pueblo?”.La respuesta fue más insólita aún:
“El pueblo soy yo, soy la encarnación del pueblo”. Si algún lector europeo o
peor aún, un investigador o politólogo estadounidense llegase a toparse con
esto, creerá que el reloj de la historia atrasó brutalmente y el sujeto en
cuestión no es otro que Robespierre o alguno de su banda. Pues esa ilógica sólo
puede ser compatible con la febril época del Terror, en la cual no sólo los
aristócratas perdían la cabeza en un santiamén, sino también desfilaron bajo la
cuchilla aquellos que los enviaban allí.
Sería más que interesante efectuar una encuesta para
determinar si en realidad, este personaje efectivamente es lo que dice ser.
Pero aunque, más que probablemente, la misma le resultara
adversa su mentalidad de inmediato rechazaría los guarismos adversos, como
cuando ante el Senado manifestó que la inflación real sólo era la que medía su
INDEC.
Adalides de lo hiperreal
“Lo real no se borra a favor de lo imaginario, se borra a
favor de lo más real que lo real: lo hiperreal. Más verdadero que lo
verdadero; como la simulación”, discurre Jean Baudrillard en Las estrategias
fatales. Desde su advenimiento el kirchnerismo se mostró como un auténtico
obseso en manipular tapas de matutinos y encuestas para mantener domesticada a
la opinión pública. “El humor involuntario de los sondeos (y el maligno placer
que sentimos en esa fantasmagórica científica) se debe a que borran
cualquier credibilidad política. ¿Qué son esos hombres que necesitan los sondeos
para decidir, esos hombres para quienes los test sustituyen a la estrategia?
Están desposeídos de cualquier iniciativa, y por ello por la misma trampa del
médium al que confían su poder. Todos los medios entrañan esa trampa
deslumbrante: aniquilan la función política de una sociedad, y satisfacen de
este modo el inconsciente irónico de las multitudes, cuya pulsión profunda sigue
siendo el asesinato simbólico de la clase política” (op.cit). En el caso
argentino, lo que se inmola en el altar es a la realidad misma travestida con un
ropaje de números y entrevistas rentadas con el único fin de que las multitudes
se crean lo que no existe. Y sobre todo, tratando de obturar la respuesta de
la gente, muchas veces apelando a la ironía que es la respuesta de los dioses a
la estupidez oficial.
Este sacrificio trae aparejado el alumbramiento de algo
novedoso, más siniestro que la idiotez imperante en los 90 del fin de la
historia y la muerte de las ideologías: “La transpolítica es la transparencia y
la obscenidad de todas las estructuras en un universo desestructurado, la
transparencia y la obscenidad del cambio en un universo deshistorizado, la
transparencia y la obscenidad de la información en un universo desenventualizado,
la transparencia y la obscenidad del espacio en la promiscuidad de las redes, la
transparencia y la obscenidad de lo social en las masas, de la política en el
terror, del cuerpo en la obesidad y el clonismo genético. Final de
escena de la historia, final de escena de la política, final de escena de la
fantasía, final de escena del cuerpo: irrupción de lo obsceno. Final del
secreto: irrupción de la transparencia” (op.cit) Esto se vio particularmente
evidenciado en los largos días del conflicto con el campo, donde el gobierno
nacional intentó erigirse en la única fuente de razón y no vaciló en recurrir a
falseamientos históricos con tal de anatemizar al adversario. La foto de la
aludida revista del inefable Moreno saltando al grito de “Gorila puto vas a
pagar, las retenciones del gobierno popular”, da cuenta de ello con creces.
Por eso un borderline puede ser sin mayores dudas un
irremediable esquizofrénico, alguien que está cómo en una realidad paralela y ni
siquiera quiere salir de ésta: “El esquizo está desprovisto de cualquier escena,
abierto a pesar suyo a todo en la mayor confusión. El mismo es obsceno, la presa
obscena de la obscenidad del mundo. Lo que le caracteriza es menos el
alejamiento a unos años luz de la realidad, el corte radical que la proximidad
absoluta, la instantaneidad total de las cosas, sin defensa, sin retroceso, el
fin de la interioridad y de la intimidad, la sobreexposición y la transparencia
al mundo, que le atraviesan sin que él pueda obstaculizarlo” (op.cit) Para
comprender mejor esto, hay que remitirse no sólo a un resumen de estos cinco
años, crisis del campo incluida, sino remitirse además al bluff de la
reciente anticonferencia de prensa brindada por la Presidenta Cristina Fernández
de Kirchner en Olivos.
Girando sobre sí mismo, y produciendo globos ilusorios para
paliar el marasmo, y elementalmente evitar el derrumbe, el elenco gobernante
prosigue su incesante marcha hacia ninguna parte, el país del no me acuerdo y
quién sabe dónde.
Fernando Paolella
Excelente escrito, q describe y dice lo q tenemos en el gobierno actual. La presidenta y su elite son borderlines, padecen de afección psíquica grave. Esto hay que decirlo!!! estamos grobernados por gente que proyecta, que vive y se sostiene de lo q el otro dice. Pero lo q el otro dice no es tomado como de otro diferente, sino como un otro q me amenaza en mi narcisismo, un otro q no me sostiene desde la diferencia, sino q amenaza mi existencia.De ahí q no haya adversarios políticos sino ENEMIGOS. Por tanto, y por eso mismo la lógica se impone: o ellos, o yo. TREMENDA LÓGICA EN LA MATRIZ MISMA DE PODER DE UNA ARGENTINA QUE CADA VEZ ANDA PEOR Y DICEN QUE ESTÁ CADA VEZ MEJOR. Dos realidades, la virtual y la real, dos estados anímicos bien diferenciados (mirando al Sur o mirando al Norte, odio al Norte y amor a los descamisados del sur), dos micrófonos, dos campanas.... LA ARGENTINA ESTÁ GOBERNADA POR GENTE Q NO ANDA BIEN.