En realidad, la nota iba a ser otra hasta
las 15:30 de este lunes 29. Pero a esa hora, los principales medios
periodísticos del mundo globalizado anunciaban con espanto que la Cámara de
Representantes de EEUU le dio un "no" al plan de rescate de George Bush,
mediante 225 votos negativos frente a 205 positivos. De inmediato, este batacazo
provocó un efecto cadena que tiró abajo a las principales bolsas del mundo. La
bolsa de Wall Street, el Down Jones, cerró con un 4,8 abajo, mientras que
el Nasdaq lo hacía con un 6,4%. En América Latina, la bolsa de San Pablo
suspendió sus operaciones cuando caía 10% y cuando reanudó sus operaciones cerró
con una baja de 12,25%. El Merval argentino se derrumbó a 8,77% al cerrar,
registrando una hora antes de la misma un desmadre del 9,32%.
Oportuno llamamiento
Dos días antes, el sábado 27, tuvo lugar (como se adelantó en
este sitio), la XI Jornada de Pastoral Social. A diferencia del año pasado, no
existió debate en comisiones sino que fue suplido por diversos paneles divididos
en una mirada económico-social, histórico-cultural y político institucional.
En la primera disertaron economistas de la talla de Roberto
Lavagna, José de Mendiguren, Aldo Ferrer y Rogelio Frigerio (n). En la segunda
destacó Pacho O’Donnel. Mientras que en el último estuvieron Luis Alberto
Romero, Enrique Olivera y José Octavio Bordón.
“Hoy tenemos democracia y una sociedad terrible. ¿Pero la
democracia es la causa de esto? Antes de la fecha emblemática de 1976 la
Argentina era diametralmente opuesta a la actual. Con una economía relativamente
próspera, un Estado capaz de actuar y arbitrar con justicia entre las partes. Y
con una capacidad extraordinaria de integración social, además de haber trabajo
para todos. Existían posibilidades reales de progreso y ascenso social, donde
se alternaban gobiernos democráticos con dictaduras militares. Pero esos
gobiernos democráticos eran de grandes dirigentes, poco representativos y su
carácter faccioso hizo posible en gran parte la debacle del Proceso militar. Con
este, en 1976 asistimos a la liquidación de ese Estado prebendario, bajo
la falacia de 'achicar el Estado es agrandar la Nación', y otras por el estilo.
Así se han reducido sus mecanismos de control y la sociedad se ha empobrecido y
polarizado de una manera extrema. Esta latinoamericanización trajo
aparejada que los hijos estén mucho peor que los padres. En 1983 el país decidió
construir un sistema político democrático, pero se hizo en un contexto
absolutamente adverso. El advenimiento de la misma para muchos fue algo así como
un 'clavel del aire', que cualquier ventarrón la hacía volar. Esta tenía que ser
republicana, pluralista y ética. Algo que no se había tenido nunca antes, y
basada en dos supuestos; que los ciudadanos tenían que ser aptos y que el Estado
solucionaba todos los problemas sociales.
Pero la realidad dura y cruel se vio evidenciada en el
período 1987-89, prolegómenos del desastre del 2001, cuando quedó demostrado que
el Estado no podía solucionar esto, trayendo aparejado la sucesiva erosión del
proceso social.
Luego de este período, surgió un Estado basado en un
modelo asistencialista que tendía necesariamente a producir resultados
electorales. Esto es que asistimos a un Estado incapaz de hacer cosas
concretas a favor y bienestar de la gente. Pues la aspiración y la mera voluntad
de querer hacer las cosas bien no es suficiente, no alcanza. Para terminar con
este flagelo, es preciso reconstruir al Estado en todos sus mecanismos de
control porque ahora es una herramienta que no funciona.
Pero para eso es necesario encontrar los lugares para
construir el interés general, en un momento histórico clave donde los
acontecimientos mundiales indican el fin de la utopía basada en la omnipotencia
del mercado”.
Luego tomó la palabra Enrique Olivera: “Estamos asistiendo a
un momento en que la educación no es política de Estado. La misma es,
parafraseando a Aristóteles, prisionera de su época. Donde se ha roto el
contrato pedagógico entre el maestro y el educando, pues no se quiere escuchar
lo que se enseña pues estos no tienen proyectos de vida a futuro. Esta crisis
financiera es el colofón de una crisis mayor, que involucra a toda la
modernidad. Esta estaba basada en la fe en la razón y en la confianza en el
progreso. Pues esta no es de valores, sino de sentido. Sobre todo, en un
instante donde las fuentes espirituales se han dejado de lado irremediablemente
En la Argentina, frente a un problema se le antepone el
síndrome INDEC, primero se lo niega y segundo se miente. No se puede negar que
hemos retrocedido en calidad educativa frente al resto de América Latina. Ante
esta situación, es preciso tener coraje frente al futuro, se debe captar la
realidad del presente y los verbos crear y conservar, que son enemigos en la
tierra, son aliados en el cielo, como decía Borges”.
Otro que se refirió a este momento álgido de la
globalización, que en este lunes hizo su eclosión más siniestra, fue José
Octavio Bordón: “En Argentina la crisis entre otros factores es por mala calidad
institucional en un momento muy desafiante. Hemos perdido dos años, entre 2006 y
2008, luego de la recuperación del 2003. Y frente a esta crisis, el sistema
optará por bajar por la escalera o caer irremediablemente por el hueco del
ascensor. Por eso, sería un gravísimo error sentarnos como Nación a creer que no
hay nada que enfrentar. No estamos blindados. Nos debemos dotar de un
optimismo positivo, de coraje y de creatividad para salir de esta, dejando de
lado nuestra tremenda incapacidad para conducir el éxito. Además, hay que
admitir la existencia de los problemas reales, como la inflación que según
mediciones no oficiales llega al 25%.
Sin debate interno no hay participación, pues la democracia
necesita de foros sociales de responsabilidad conjunta”.
Luego de unas breves ponencias de Antonio Cafiero, Jorge
Telerman, Mauricio Macri y de la lectura de una carta de Raúl Alfonsín, donde
destacaba que “millones de argentinos aún viven sin trabajo y en la indigencia,
constituyendo la deuda social de estos 25 años de democracia. Se recuperó la
libertad, pero esos compatriotas aún carecen de trabajo, salud y vivienda
digna”. Al final, como es costumbre en esta jornada, cerró la misma el cardenal
Jorge Bergoglio: “Se puede afirmar que la unidad del pueblo se fundamenta en
tres pilares que hacen a su relación con el tiempo y que están en tensión
dialéctica, en tres lugares: en la memoria de sus raíces, en el coraje frente
al futuro y tercero la captación de la realidad del presente”. Y en la
captación de la realidad del presente cita: “no vamos a entender la realidad de
lo que nos pasa como pueblo y por lo tanto no vamos a poder construir en el
presente el coraje para el futuro con la memoria de nuestras raíces; si no
salimos del estado de instalación en el centro, de quietud, de tranquilidad y si
no nos metemos en lo periférico y lo marginal”. La captación de la realidad del
presente. Salir del estado de “la instalación en el centro” para meternos en la
periferia y en la marginalidad. En otra ocasión dije que las categorías van
progresando, las categorías de análisis de la realidad. Hablamos de opresores y
oprimidos pero no nos basta… Hoy tenemos que agregar otro matiz, los que caen y
los que sobran, los que caen del sistema, los echan y sobran, y son material de
descarte. Son de alguna manera los que dan la materia prima para la industria
humana del descarte. Esa industria que se llama esclavitud. Hoy en nuestro
suelo tenemos esclavos. Tenemos esclavos, sometidos. Sometidos a la
organización, por ejemplo, de los cartoneros, sometidos a la mafia de la droga,
sometidos a la mafia de los arrebatadores, sometidos a los talleres clandestinos
que pululan en nuestra ciudad, a las cadenas de prostitución que por más que se
denuncien, que salgan, nadie se atreve a enfrentar. Esta esclavitud que vivimos
hoy no puede quedar fuera del análisis de la realidad, a la misma gente que vive
en la periferia, a nuestros esclavos. Yo les dije, un poco en broma, que nos
habían enseñado que la Asamblea del año XIII había decretado la libertad de
vientres y abolido la esclavitud. ¿Cuántos chicos siguen siendo esclavos? La
reflexión social y política tiene que hacerse sobre la realidad entera, realidad
no distorsionada, en la que aparezcan lo cabe y lo que sobra, y ahí las pautas
que nos ofrece el sistema. Para hacer un análisis de la realidad tenemos que
apartarnos de los esquemas, de las ideas e ir a la carne. A la carne de nuestro
pueblo, a la carne periférica que sufre, a la carne que tiene hambre, a la carne
ciega, a la carne que se la tira afuera porque sobra… El centro de nuestra
reflexión es la persona. Y de ahí la bronca que produce, por lo tanto, la
búsqueda en esta realidad de la justicia social. Se prefiere hablar de justicia
pero no de justicia social. Hoy quiero llamar la atención sobre esto, por favor,
no miremos la realidad con un intelecto frío y con una visión solamente eticista.
Estamos cansados de intelectuales sin talento y de eticistas sin bondad. Miremos
la realidad con corazón de hermanos que saben amar”.
Antes del desplome bursátil, todas estas palabras tenían un
sentido. Pero luego del mismo, algunas adquieren un sentido profético
dramáticamente alejado de cualquier propósito alarmista.
También en este sitio se ha hecho referencia esto,
advirtiendo antes que sobrevengan los sucesos para que se tomen recaudos y luego
se reflexione sobre los pasos a seguir. Y no es poco.
Fernando Paolella