Nuevamente, cuando la temperatura en
Buenos Aires orilló los 28°, otro tembladeral financiero sacudió el andamiaje
financiero global en otro pavoroso inicio de semana. Como hace siete días, los
medios inundaron sus flashes informativos apelando a los vocablos “pánico”,
“temor”, “miedo” y “desplome”. Casi a contramano de esta paranoia, el presidente
George Walker Bush salió diciendo que había que “tener paciencia” por el
salvataje de 700 mil palos verdes “va a tardar un tiempo”. Estas palabras
sonaron un desatino, casi como provenientes de un orate, en medio del
nerviosismo generalizado: “Miedo, entonces. Como explicó a diario Clarín
un analista del Deustche Bank desde Nueva York, el paquete con media
sanción no alcanza porque, si bien podría frenar la caída de otros bancos (ya
desaparecieron Bear Stearns, Merrill Lynch, Lehman Brothers, Wachovia, WaMu,
etc. algo que hace poco tiempo hubiera sonado a fantasía,) no alcanza para
detener la desvalorización de muchos papeles que estaban sólo sostenidos por una
brutal especulación, en particular los bonos hipotecarios. Y muy
especialmente los subprime, hipotecas de pésima calidad que se inflaron
en una larga cadena de pagos entre el deudor, el banco que la dio, el que la
tomó para venderla al mercado, el que la compró como inversión y la volvió a
vender... La cadena se rompió y cayó como castillo de naipes.
La sobreinversión en viviendas para inflar la burbuja fue
global, los mercados financieros están cada vez más entrelazados y la economía
de EE.UU. representa más de un cuarto de la mundial. Por eso contagian crisis
como esta. Ayer, en Asia, la Bolsa de Tokio perdió 1,9%, la de Seúl 1,4% y la de
Taipei 1,1% (Shanghai está toda la semana cerrada por la fiesta nacional china).
Y en Europa hubo mayoría de pérdidas: Londres, -1,8; Francfort, -2,5; París,
-2,3.
En Latinoamérica, Buenos Aires y San Pablo volvieron a ser
muy castigadas: el índice Merval de la primera cayó 5,3%, y el Ibovespa, 7,3%.
También por primera vez en mucho tiempo, el real, moneda brasileña, se devaluó
hasta más de 2 por dólar”, según la visión de Clarín.com.
Mientras dedos de manos febriles acicatean los teclados
enviando informes que circunnavegan el planeta, millones de acciones,
inversores, empresarios, y simples mortales miran impávidos las pantallas de sus
monitores, celulares y televisores, engullendo centenares de ansiolíticos
porque esta novel y al mismo tiempo añeja crisis se coló hasta en su almohadas.
No es para menos, mientras que en la Argentina aún algunos se
creen a salvo y organizan a contramano (y a contrapelo también) fantásticas
digresiones que sólo entusiasma a algunos poquitos rentados.
Entre el furor y el delirio
Mientras que en el mundo los números tiran para abajo
economías otrora seguras y florecientes, en medio del furor generalizado, en la
Argentina sigue incólume el delirio del inmovilismo estéril: En el cuarto día
del paro del campo, el matrimonio presidencial eligió aventurarse en los más
profundo del mar para cortar cintas y mostrarse frente a los medios amigos.
Así, llegaron llegaron a Ocean Scepter para inaugurar la plataforma para
la exploración petrolera en Chubut. Enfundada en un gorro de lana y junto al
empresario Enrique Eskenazi, la presidente Cristina de Kirchner aprovechó a
cuestionar hoy a los empresarios que no invierten en el país debido a que
optaron siempre por colocar sus activos en el exterior y calificó de "patriotas"
e "inteligentes" a los que sí lo hacen. "Encontrar empresarios argentinos que
apuesten y crean en su propio país no es fácil. Muchas veces ha sido más
rentable colocar fuera del país los activos, pero esa apuesta la hicieron cuando
todavía dominaba el capital financiero", señaló la Presidenta al encabezar el
discurso de apertura de la plataforma para la exploración petrolera offshore
que operará en las cuencas del Golfo San Jorge y Austral.
La jefa del estado estuvo acompañada del ex presidente Néstor
Kirchner y del ministro de Planificación Federal de la Nación, Julio De Vido,
entre otros”, según difundió Urgente 24. Semejante a cuando en las
postrimerías de la España del Caudillo de España Francisco Franco, todos los
días aparecía inaugurando un jardín de infantes porque en su reino de “difuntos
y flores” (Silvio Rodríguez, dixit) nunca pasaba nada, en estas playas el
matrimonio gobernante se da el lujo de dar clases de economía política hasta en
Wall Street. Lo terriblemente tragicómico de todo esto es que, a la vuelta de
ese dantesco tour por Nueva York, ambos K y su chambelán dibujado, el ministro
de Economía el otro Fernández, propalaron la versión de que el país estaba a
salvo del marasmo porque sus finanzas eran “sólidas y blindadas”. De más
está decir que a muchas cosas sólidas se las llevó por el aire el tsunami, y
actualmente existen muy buenos y eficaces proyectiles capaces de horadar hasta
el blindaje más pintado. Frente a esto, el clamor para que los aludidos K
acepten tal cual es la realidad, y reformen el presupuesto nacional pautado para
el año que viene es creciente y golpea fuerte. Ante los coletazos de esta
hecatombe, que ya ayer los principales matutinos nacionales se encargaron de
advertir, es preciso que asuman esto como eje de trabajo y peguen el necesario
volantazo que ya lleva medio año de retraso.
Fernando Paolella