Nuestros funcionarios, todos, los municipales,
provinciales y nacionales, parecen sufrir de los mismos males.
Daría la “sensación” de que son sordos, ciegos y mudos,
porque no escuchan, no ven, y no dicen nada de lo que es hoy la mayor
preocupación de los argentinos, la delincuencia.
Parece ser que la tristemente célebre frase instalada
por uno de los más inoperantes funcionarios, no sólo de la Provincia de Buenos
aires, sino de todo el país, León Arslanián, de “la sensación de inseguridad”,
se está transformando cada vez más en realidad que en “sensación”.
Sería muy largo y tedioso enumerar todos y cada uno de
los hechos no sólo delictivos, criminales, que estamos soportando los
argentinos, y que en estos últimos tiempos parecerían ser más “sensación” que
nunca.
Pero claro, evidentemente, la “sensación” debe ser para
ellos, los funcionarios, que como viajan en helicóptero, autos blindados y
custodia —que dicho sea de paso la pagamos todos quienes aportamos con nuestros
impuestos—, no se enteran de lo que pasa en la Argentina real, donde cientos de
personas mueren en manos de delincuentes y miles sufrimos todo tipo de delitos.
Un tema aparte es la edad de los delincuentes y el
debate que se ha instalado sobre el tema acerca de bajar la imputabilidad.
No se trata sólo de eso, se trata de algo mucho más
profundo y delicado, de una sociedad deteriorada que no encuentra un límite,
donde parece que reinase una anarquía que permite que cualquiera haga cualquier
cosa, se trata de un desgaste que se viene produciendo desde hace
aproximadamente 25 años, sí 25, ni uno más, ni uno menos.
Seguramente, al hacer cálculos, algún pseudo
progresista dirá “este facho añora la época de los milicos”, pero no.... nada
más lejos de la realidad, y en este punto quiero, y me siento en la obligación,
de recordar una frase dicha, escrita y oída mil veces: “No confundamos autoridad
con autoritarismo, y no confundamos libertad con libertinaje”. De eso se trata,
sólo de eso, de utilizar el sentido común.
Qué paradoja, en este país, y especialmente durante
este gobierno, donde tanto se habla de los derechos humanos, parecería que sólo
existen para los delincuentes. Un delincuente, que es
eso, un delincuente y debe ser tratado como tal, que apunta a alguien con un
arma, tiene en su poder la vida de alguien, de cualquiera, sea bueno, malo,
hombre, mujer, rico, pobre, joven o viejo, de derecha o de izquierda, no
preguntan.
En ese momento, si usted no hace lo que quieren, no lo
dudan, sin juicio previo y sin respetar ningún derecho humano y ningún pacto de
nada, le aplican instantáneamente la pena de muerte.
Este martes 28, la ONG Vecinos en Alerta de
Lomas del Mirador se dio cita en Plaza de Mayo para ser oídos. No fueron a patotear ni a protestar ni a escarchar a nadie, sólo para ser oídos en su
reclamo por seguridad.
Su presidente, Gabriel Lombardo, pidió ser atendido por
alguien en la Casa de gobierno, y pudo lograr su objetivo sólo a medias.
Entregó un petitorio que fue recibido en mesa de
entrada y, según le dijeron, sería derivado a la Secretaría General de la
Presidencia, más la promesa de tener, en un futuro cercano, una entrevista con
al Ministro de Seguridad y Justicia Aníbal Fernández.
La localidad de Lomas del Mirador, un lugar de gente de
clase media, trabajadora, como tantos otros lugares del conurbano bonaerense,
ubicado en pleno corazón del Partido de La Matanza, es hoy uno de los más
castigados por la inseg... no, por la inseguridad no, llamemos a las cosas
por su nombre, por la delincuencia.
Esperemos, que de una vez por toas, nuestros funcionarios
municipales, provinciales y nacionales dejen de ser ciegos, sordos y mudos, y
vean la realidad, escuchen al ciudadano, y nos digan, finalmente, que hicieron
algo.
Pablo Dócimo