El gobierno nacional parece encontrar mas
escollos en el plano de su política exterior que en el panorama interno, donde
toma decisiones de trazo grueso, como el fin del sistema de capitalización, que
apenas encuentran un ensayo opositor.
La dirigencia política anti K fue una vez mas sorprendida por
el accionar del matrimonio presidencial y, pese a los duros rechazos y los
efectos negativos en el mercado financiero, no logró hilvanar un postura que
haga mella en el kirchnerismo.
"Salvo un milagro o que logremos despertar a la opinión
pública, el proyecto sobre el fin de las AFJP va a aprobarse en Diputados sin
problemas", confesó un alto dirigente de la oposición, que pidió encarecidamente
el anonimato.
Un legislador de otro color político admitió también que
"siempre corremos detrás del gobierno" porque "estamos divididos en mil
pedazos".
A esta altura todos tienen en claro que la disputa con el
campo y la victoria sobre el Poder Ejecutivo en el proyecto por las retenciones
móviles "fue una excepción".
Lo cierto es que el radicalismo, la Coalición Cívica,
el Socialismo y el macrismo, rechazan la propuesta de la Casa Rosada pero ni
siquiera en la oposición a esa iniciativa se ponen de acuerdo.
La Coalición disputa espacios con el cobismo. El
cobismo y la UCR buscan diferenciarse. El socialismo acuerda con el radicalismo
pero se distancia de la Coalición. El PRO se acerca al peronismo disidente, pero
la unión de Jorge Macri y Francisco de Narvaez quedó diluída.
No menos cierto que la única oposición que puede afectar a
los Kirchner es la que surja del propio peronismo, o bien, del horizonte
externo.
La Cumbre de Iberoamérica que mañana comenzará con la
asistencia de Cristina Fernández, será el espejo de esa relación de la Argentina
con la región.
Sorpresivamente, la reunión regional en El Salvador podría
acentuar un enfrentamiento político con Uruguay, que parecía perimido.
Según supo Agencia DyN, uno de los objetivos que
Fernández de Kirchner se planteó al asumir la primera magistratura fue la de ir
desarticulando la disputa con su par uruguayo, Tabaré Vázquez. De hecho, le
marcó a los asambleístas de Gualeguaychú el desacuerdo del Ejecutivo con los
cortes de rutas.
Buenos Aires y Montevideo acordaron, tácitamente, dejar
todo supeditado al fallo de la Corte de La Haya, respecto de la pastera Botnia.
Sin embargo, el breve encuentro en el marco de la
Asamblea General de Naciones Unidas entre la presidenta y el canciller de
Uruguay, Gonzalo Fernández, y los dichos de este en el sentido de que Fernández
de Kirchner le prometió levantar los cortes. Desde la Argentina, pero negaron
tal compromiso, pero ese episodio encendió la luz roja en la relación.
Por estas horas, Uruguay redobló la apuesta. De los 12 países
que integran la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), diez respaldaron la
postulación de Néstor Kirchner como Secretario General. El santacruceño, ya
había quedado como el único nominado. Sin embargo, el país que restaba sumarse
al coro general, Uruguay, dijo no.
Es más, Tabaré Vázquez, que no viajará a la cumbre de el
Salvador, instruyó a su vicepresidente, Rodolfo Nin Novoa, para que mantenga la
posición de no apoyar la candidatura de Kirchner si el gobierno argentino no
levanta los cortes de rutas.
"Primero Gonzalo Fernández nos dijo que se iba a abstener de
votar por Kirchner y ahora salen con que si no se levantan los cortes lo
rechazaran. Realmente nos cuesta mucho la relación porque el gobierno uruguayo
acuerda una cosa y dice otra", sostuvo un funcionario K.
En efecto, ambos países habían decidido avanzar en otras
cuestiones de la relación, pero esta posición del Uruguay, arguyen los
argentinos, oscureció en panorama.
Walter Schmidt