Aunque fue presentado por los medios de
comunicación como un gesto positivo, la incineración del cargamento de media
tonelada de efedrina que estaba escondida en paquetes de azúcar, ha sido un
enorme desacierto.
Ayer, el cargamento que fue valuado en 5 millones de dólares, fue incinerado
por la Aduana por orden de la Justicia que, ahora, trata de determinar si el
caso tiene relación con Mario Segovia, un empresario detenido en las últimas
horas acusado de traficar efedrina.
El problema, según han comentado dos de los investigadores
judiciales a este periódico, es que aún no se habían peritado las bolsas de
azúcar donde estaba guardada la efedrina. "Si hubieramos estudiado las
bolsitas, podríamos haber logrado determinar dónde se hizo el trabajo de meter
la droga allí", dijo uno de ellos indignado.
Los 500 kilos de efedrina —destruidos en medio de las
investigaciones por el tráfico de esa sustancia y el triple crimen de General
Rodríguez—, habían sido descubiertos en mayo
pasado escondidos en 12 toneladas de azúcar y supuestamente iban a ser destinados a México.
La droga presuntamente era para la elaboración de
metanfetaminas que posteriormente los carteles mexicanos comercializan,
preferentemente en el mercado ilegal de los Estados Unidos.
Según cuenta agencia DyN, el juez en lo penal económico Marcelo Aguinsky, que instruyó
la causa, y el fiscal Emilio Guerberof presenciaron el acto de destrucción de
este cargamento junto a la titular de la Aduana Argentina, Silvina Tirabassi
—personaje cuestionados si los hay—, en
un centro de tratamiento de residuos tóxicos de Sarandí (Avellaneda).
En una breve conferencia de prensa, Aguinsky admitió que aún
no está claro quién había comprado la droga que iba a destinarse a México
porque, según los papeles secuestrados, iba a ser enviada a una empresa fantasma
de ese país.
Según se precisó, en la causa había nueve detenidos, que ya
fueron excarcelados, mientras que uno de los sospechosos permanece prófugo.
Este cargamento podría estar relacionado con Mario Segovia,
un empresario que entre 2006 y 2008 habría trasladado desde Buenos Aires a
Rosario 8.171 kilogramos de efedrina, y que fue detenido el domingo último por
orden del juez federal Federico Faggionato Márquez, de Zárate-Campana.
"No sé descarta la vinculación entre Segovia y esta gente.
Uno de los imputados admitió conocer a Segovia, porque habían formado una
sociedad pero no llegó a operar. Hasta ahora no hay pruebas más concretas", dijo
uno de los investigadores al hablar con la prensa.
Esta causa, denominada "Euromac", comenzó dos meses antes de
la que se inició en el juzgado federal de Zarate-Campana y que, más tarde, se
vinculó con el triple crimen de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina.
En abril pasado, en México, la policía descubrió un
cargamento de 200 kilos de efedrina oculta en paquetes de azúcar que había
llegado procedente de Buenos Aires.
En mayo el juez Aguinsky encontró en un deposito de Barracas
630 kilos de ese químico escondido en paquetes de azúcar, hasta donde había
llegado luego de la denuncia de un despachante de aduanas en la sede de la
División Sumarios de Prevención de la Aduana.
Se cree que los 200 kilos que llegaron al puerto Manzanilla,
en México, fueron sólo una parte del cargamento que iba a destinarse.
Según se remarcó, entre abril y septiembre último la
Aduana Argentina secuestró, entre incautaciones y detenciones de embarques, un
total de 4.657 kilos de efedrina escondidos no sólo en paquetes de azúcar sino
también mezclada con crema saborizante de helados, materiales para la
construcción, hormas de zapatos, ropa impregnada y botellas de vino.
Asimismo, se añadió, a través del intercambio de información
y la elaboración de perfiles de riesgo la Aduana ha detenido gran cantidad de
efedrina en zonas primarias aduaneras que en algunos casos ni siquiera fueron
oficializadas o requeridas por los supuestos importadores.
Ana Grillo