La entonces designación de María José Lubertino Beltrán como presidente del
Instituto
Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) constituye
la expresión cabal del sometimiento ideológico, político y cultural del actual
gobierno nacional y su subordinación a los proyectos de reingeniería social
diseñados por la plutocracia mundial imperante en el mundo, pero impulsados por
pseudo organizaciones no gubernamentales de carácter progresista, democrático y
derechohumanitario, enfrentadas en apariencia a dicha plutocracia pero
financiadas incesantemente por ésta última. En este sentido, la realeza
británica y el verdadero (y oculto) poder político estadounidense constituyen
las fuentes de las que se nutren y se sirven ambas instancias —la corporativa
depredadora y su oposición contestataria (pero funcional a aquella)— para
imponer su dominio imperialista sobre la totalidad del planeta.
La neo-funcionaria kirchnerista es presidente del Instituto Social y Político de
la Mujer (ISPM) y de la Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos (ACDH).
Este último organismo es prolongación del primero y su complemento, tal como lo
ha afirmado en un reciente pronunciamiento. Si bien ambas organizaciones
proclaman ser «no gubernamentales», esta definición es en realidad una verdad a
medias, es decir, una afirmación mendaz encubierta, ya que son subsidiadas por
organismos públicos, nacionales y extranjeros, o por representaciones de
gobiernos extranjeros. En el caso de ISPM, su labor es la de «influir sobre los
políticos/as, los legisladores/as, autoridades de los gobiernos municipal,
provincial y nacional, periodistas, sindicalistas y mujeres de otras
organizaciones sociales y ONGs», «con el objetivo de introducir la perspectiva
de género en los medios de comunicación, en la legislación, en las políticas
públicas y en todos los ámbitos de construcción de la ciudadanía» (1), para lo
cual cuenta con el apoyo de, entre otros, la CEPAL, The Global Fund for Women,
Mama Cash, Friedrich Ebert Foundation, Center for Women´s Global Leadership,
Ford Foundation, British Council, y (2). En el caso de ACDH,
para promover en forma integral los derechos humanos y los nuevos derechos
(¿?), cuenta con el apoyo financiero («colaboraciones») del Ministerio de
Salud de la Nación, del Banco de la Ciudad de Buenos Aires, del British Council,
de la Embajada de Canadá, del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, de las
Universidades Nacional de Quilmes y de la Universidad de Buenos Aires, etc.
Evidentemente, en ambos casos se trata de organismos formalmente
no-gubernamentales, pero que en rigor de verdad operan como arietes o
dispositivos de determinadas instancias gubernamentales, nacionales y
extranjeras, y cuya mayor fuente de ingresos lo constituyen aportes financieros
extranjeros.
La presencia «financiera o subsidiaria» del British Council muestra a las claras
que las entidades presididas por María José Lubertino no son otra cosa que
organismos que, consciente o inconscientemente, trabajan al servicio de una
potencia extranjera que es nuestra enemiga histórica ancestral. Cabe preguntarse
entonces: ¿la Presidente del INADI fue nombrada en virtud de su colaboración
institucional con un organismo que depende en última instancia de la realeza
británica? ¿el Presidente argentino promueve las relaciones carnales con Gran
Bretaña? (3). En este sentido, sería importante conocer en forma fehaciente bajo
qué condiciones el ISPM y la ACDH están vinculados al British Council, y cuáles
son los compromisos concretos asumidos, firmados y homologados con un poder
político cultural extranjero, creado y controlado por el enemigo histórico de
nuestro Pueblo y de nuestra Patria.
1. El British Council es un organismo británico público-privado peculiar, que si
bien opera independientemente del gobierno es, al mismo tiempo, controlado por
los ministros de éste último. Como todo organismo público nacional no
departamental, tiene un departamento gubernamental al que está integralmente
vinculado. En última instancia, el BC se rige por una Carta Real (4) y promueve
un auténtico y genuino imperialismo cultural anglosajón, por cuanto tiene como
objetivos prioritarios «edificar relaciones mutuamente beneficiosas entre las
personas que viven en el Reino Unido con las de otros países, e incrementar el
aprecio de las ideas creativas y los logros del Reino Unido» (es decir, busca
promover e imponer los valores anglosajones británicos en el mundo). En este
sentido, el British Council es en esencia un dispositivo cultural al servicio de
la política exterior oficial del Reino Unido y de Su Majestad la Reina de
Inglaterra, por cuanto es controlado y monitoreado por la Oficina de Asuntos
Exteriores y del Reino Unido. Además, dos de los miembros de la Junta Directiva
son elegidos por el Secretario de Estado para Asuntos Exteriores y del Reino
Unido. El principal aportante de fondos para este organismo «cultural» es el
Departamento de Asuntos Extranjeros y del Reino Unido. Significa entonces que,
en forma indirecta, los organismo presididos por María José Lubertino,
funcionaria del Estado argentino, reciben financiamiento o subsidios de un
gobierno extranjero. Cabe preguntarse entonces, en razón del vínculo forjado con
el BC, cuyo contenido y alcance desconocemos prácticamente todos los argentinos:
¿a quién responde la neo-funcionaria: a la Reina de Inglaterra o al gobierno
argentino, si sus vinculaciones institucionales son con un organismo que
reconoce «a la Reina Isabel II como su patrona y al Príncipe de Gales como su
vice-patrón? ¿La neo-funcionaria ha hecho algún juramento de lealtad a la Reina
de Inglaterra o ha inicialado algún compromiso formal con la Corona Británica?
Que existe algún compromiso es evidente, por cuanto la promoción de la
despenalización del aborto y su financiamiento e imposición en los países pobres
del mundo es política oficial de la corona y del gobierno británicos, como lo
prueba el siguiente hecho reciente: el 6 de febrero de 2006, la International
Planned Parenthood Federation (IPPF – Federación Internacional de Paternidad
Planificada, la red abortiva más grande del mundo, fundada en 1952 en Londres,
donde actualmente está radicada su casa matriz, presidida desde el año 2002 por
Steven Sinding, ex miembro de la Fundación Rockefeller) lanzó un programa
abortivo a escala mundial: Safe Abortion Action Fund (Fondo de acción para el
Aborto seguro), con un aporte inicial del gobierno británico de 3 millones de
libras esterlinas, a través del Departamento para el Desarrollo
Internacional (5). En este sentido, la neo-presidente del INADI ha acompañado
hasta ahora el plan oficial criminal de despenalización y legalización del
aborto promovido y financiado por el Reino Unido.
2. Por otra parte, el British Council en nuestro país está íntimamente vinculado
a la Embajada Británica en Buenos Aires. Evidentemente, se trata de la
representación oficial de un organismo extranjero, con sus intereses políticos y
estratégicos históricamente en conflicto con los intereses de la Nación. Esto no
es para nada criticable, es un dato de la realidad. Lo que sí es criticable y
sospechoso es que haya organismos e instituciones «argentinos» que sean
subsidiados o financiados por este poder extranjero, para promover y trasponer
valores y criterios muy valiosos para los británicos, pero que no responden a
nuestra idiosincrasia y a nuestro destino histórico. Por otra parte, suponer que
la diplomacia inglesa es garante de los derechos humanos, de la sustentabilidad
de la democracia y baluarte del desarrollo y de la paz regional y mundial es una
estupidez criminal de primera magnitud. Si financian a «argentinos», es para su
beneficio, no para el de nuestra Patria, ya que los objetivos de la Embajada
británica son los de «representar los intereses británicos y del Reino Unido».
Entre los organismos «argentinos» financiados por la diplomacia británica en
nuestra Patria se cuentan, por un lado, la Fundación de Estudios e Investigación
de la Mujer (FEIM - fundada y presidida por la Dra. Mabel Bianco) (6), y por otro
lado, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS, presidido por Horacio
Verbitsky) (7). También para ambos organismos vale la pregunta: ¿bajo qué
condiciones reciben subsidios de un gobierno extranjero, cuando este mismo ha
explicitado una política imperialista antinatalista? ¿Se pueden considerar
«no-gubernamentales» y «argentinos» a organismos que son financiados o
subsidiados por gobiernos extranjeros u organismos vinculados estrechamente a
éstos?
En el caso del CELS la situación es más preocupante, dado que muchos de
sus miembros activos han ocupado y ocupan posiciones de primerísimo nivel en
organismos estatales y gubernamentales, como Juez de la Corte Suprema, como
Vicecanciller y Canciller de la Nación, como Director de la Biblioteca Nacional,
como ministro del Gabinete del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, como ombudsman porteña, como Director de Seguridad Aeronáutica, como representante
argentino ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, como Jefe de
Gabinete de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, etc. (8). En otras
palabras: a pesar de su pasado «guerrillero» o «combativo», anticapitalista y
revolucionario, muchos miembros del Gobierno y del Estado Nacional provienen de
un organismo subsidiado o financiado por la Corona y el gobierno británicos, a
través de su representación diplomática. ¿Es muy fuera de lugar pensar que
alguno de ellos podría haber efectuado algún juramento de lealtad a un poder
extranjero? Además, es inocultable la influencia que tiene este organismo mimado
por la diplomacia británica (¿y quizás por su servicio de Inteligencia?) en las
políticas del Ministerio de Defensa y en la Corte Suprema de Justicia (9).
3. Por otra parte, ambas presencias británicas en la vida política e
institucional argentina se ven acompañadas por la poderosísima influencia de una
organización estadounidense, la Fundación Ford, organismo históricamente
vinculado a la CIA y controlado actualmente por la familia Rockefeller, que ha
volcado en nuestra Patria y en Iberoamérica millones de dólares para solventar
campañas antinatalistas y de promoción del aborto, a través de las
organizaciones «argentinas» mencionadas y del Centro de Estudios de Estado y
Sociedad (CEDES) y de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD).
En síntesis: gran parte, si no toda, de la vida política institucional argentina
está bajo la influencia de la política imperialista angloamericana, recubierta
con el barniz del progresismo izquierdista, socialista y antiglobalizador. Si
bien hace doscientos años los argentinos derrotamos militarmente a la política
oficial inglesa de invadir nuestras tierras, es indudable que en el plano
político y cultural hemos sido su colonia, excepto en algunas breves momentos de
nuestra historia. La política antinatalista, contraceptiva y abortista en curso
de ejecución forma parte de su estrategia colonizadora, ejecutada por el clan
norteamericano que es la cara visible y el operador político de las grandes
corporaciones privadas que dominan el mundo a su antojo.
Alguna vez dijo Eva Perón que «la Argentina dejará de ser colonia o la bandera
flameará sobre sus ruinas». Es paradójico que invocando su nombre y su figura,
en nombre de los derechos humanos y del progresismo democrático, gran parte del
mundo político, incluyendo a prominentes figuras del gobierno nacional, ejecute
políticas que consolidan el camino de nuestra postración económica y nuestra
claudicación social y política. Quienes hace 30 años invocaban la consigna
«Patria sí, colonia no», hoy militan políticamente bajo la consigna «Democracia
colonialista, de la mano de Rockefeller y de la oligarquía británica».
José Arturo Quarracino
(1) Cf. http://www.ispm.org.ar/historia/index.htm.
(2) Ibidem y en www.ispm.org.ar/financiamiento/index.htm. Como se puede
apreciar, la ISPM está orientada a una labor de influencia exclusivamente
cultural, a la medida de la reingeniería social diseñada por los grandes grupos
privados de poder, promoviendo una tradición cultural y axiológica extraña a
nuestra idiosincrasia, pero sin abordar en lo más mínimo la problemática
socio-económica de despojo y empobrecimiento de la mayoría de los habitantes de
nuestra Patria y de los pueblos hermanos.
(3) No es una pregunta sin sentido o anglofóbica, teniendo en cuenta la
presencia de la petrolera estatal británica en Santa Cruz y en la Patagonia (la
British Petroleum Co., dueña del 60% de PanAmerican Energy, asociada a la
familia Bulgheroni, dueña del 40% restante).
(4) Aprobada y promulgada por el Rey Jorge VI el 7 de octubre de 1940, y
ratificada por la Carta Suplementaria concedida y promulgada por la Reina Isabel
II el 26 de noviembre de 1993, en la que se afirma taxativamente que se trata de
un «Cuerpo Corporativo constituido» por la misma realiza británica. Sus
propósitos u objetivos «caritativos» consisten en: «a) promover un conocimiento
más amplio de Nuestro Reino Unido; b) desarrollar un conocimiento más amplio de
la lengua inglesa; c) alentar la cooperación cultural, científico-tecnológica y
otras educativas entre Nuestro Reino Unido y otros países, y d) promover en
cualquier otra forma el progreso educativo».
(5) IPPF, Safe Abortion Action Fund, 2006, en
http://www.ippf.org/ContentController.aspx?ID=13469.
(6) Esposa del ex ministro y ex legislador radical Aldo Neri. El FEIM, promotor
y partidario de la esterilización quirúrgica, de los planes de contracepción y
de la despenalización del aborto, también está subsidiado por el British Council
y, entre otros organismos, por el Consejo de Población (fundado por John Davison
Rockefeller III en 1952) y por la Embajada de Canadá.
(7) En http://www.cels.org.ar/Site_cels/index.html (consultado el 13 de
setiembre de 2006).
(8) El listado completo se puede consultar en la página web oficial del CELS, ya
citada.
(9) ¿Se puede pensar seriamente que ha sido alguna vez revolucionario quien
desde hace algunos años, después de oficiar de oficial montonero de inteligencia
y colaborar posteriormente con el Proceso de Reorganización Nacional, no sólo
forma parte de organismos financiados y controlados por las grandes
corporaciones privadas mundiales, por los Departamentos de Estado norteamericano
y británico y, con toda probabilidad, por sus servicios de inteligencia, sino
que además recibe cuantiosos fondos para fomentar políticas a favor de la
consolidación de la democracia y de los derechos humanos?