La decisión del papa Benedicto XVI de
levantar la excomunión a cuatro obispos ultraconservadores, uno de ellos negador
del Holocausto, desató una interna eclesiástica pública sin precedentes en la
historia de la Iglesia.
A diferencia de los habituales silencios o de la disposición
nunca escrita a callar, esta vez la exposición fue tal que sacerdotes, obispos y
cardenales cuestionaron en los medios de comunicación del mundo al Pontífice,
algunos poniendo en duda incluso el dogma de la infalibilidad papal, pese a no
ser motivo de consideración en este tema.
Algunos teólogos brasileños y alemanes, habitualmente
críticos de la orientación doctrinal de Joseph Ratzinger, se animaron también a
sugerir que debería renunciar a su pontificado.
En Alemania ya hablan de "desencanto", "desconcierto" y
"decepción" hacia su coterráneo, después de la euforia por su elección como
sucesor de Juan Pablo II en el cónclave de abril de 2005.
La fuerte turbulencia interna puso en la mira de sus pares al
cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos, encargado en Roma de mediar con los
integrista del movimiento fundado por monseñor Marcel Lefebvre, a quien
responsabilizan por el error de omisión cometido por Benedicto XVI.
"Cuando uno propone levantar la excomunión a cuatro obispos,
un número que no es muy alto, se los conoce. No hay duda de que quienes
manejaron el asunto no tenían clara la gravedad de las declaraciones de Richard
Williamson", apuntó el vocero papal, el sacerdote jesuita Federico Lombardi.
Los cimbronazos del caso Williamson, el obispo que declaró a
la televisión sueca que "las cámaras de gas nunca existieron" y que "los judíos
asesinados no fueron más de 300 mil", llegaron al país con retraso y hasta con
sorpresa.
Recién las voces de rechazo se alzaron tras conocerse que el polémico prelado
lefebvrista predicaba sus ideales preconciliares y celebraba misa en latín en un
seminario de la localidad bonaerense de La Reja.
De inmediato, la Conferencia Episcopal Argentina tomó
distancia de sus polémicos dichos y aseguró que los obispos no tenían "ningún
contacto institucional" con los miembros de la Sociedad Sacerdotal de San Pío X,
a la que pertenece Williamson. Y el rechazo exigido por la comunidad judía local
no se hizo esperar. "Es por demás evidente que sus dichos no coinciden con el
pensamiento de nuestros pastores y merecen el más enérgico repudio", aseguró a
DyN el vocero episcopal, presbítero Jorge Oesterheld.
Pese a no saberse de la presencia del obispo negacionista, se
tenían antecedentes de que el seminario Nuestra Señora Corredentora, el único en
América Latina de los seis que posee la orden en el mundo, estaba enclavado
en medio de la diócesis de Merlo-Moreno y que sus miembros actuaban "de un modo
muy particular".
"El obispado no tiene injerencia sobre sus movimientos porque
sus miembros están fuera de la Iglesia católica. Son un grupo cerrado, centrado
en si mismo, que se retroalimenta", definió un sacerdote de esa diócesis en
declaraciones a esta agencia.
La misma fuente reconoció sin embargo haber tenido "algunos
problemas" con los lefebvristas, porque en un principio fieles católicos acudían
a escuchar sus celebraciones religiosas por "cercanía y desconocimiento".
"Tuvimos que explicarle a la gente que ellos no comulgan con la Iglesia católica
y que si uno de esos sacerdotes iba a Luján no podía celebrar misa. Recién
entonces reaccionaban", explicó el religioso. El gran interrogante puertas
adentro es saber por qué Benedicto XVI insistió en la rehabilitación de este
grupo religioso si "nunca", aseguran los obispos, sus miembros expresaron
voluntad de volver a la Iglesia, por el contrario se mantuvieron firmes en su
rechazo a las reformas del Concilio Vaticano II.
También se preguntan si el fructífero diálogo interreligioso
que encaminó su antecesor Juan Pablo II resistirá una nueva crisis. En 2006,
fueron sus conceptos sobre Mahoma en la Universidad de Ratisbona, Alemania, que
desataron fuertes protestas en países musulmanes y obligaron a una
rectificación. Ahora el choque con la comunidad judía internacional, que pidió
precisiones sobre la posición del Vaticano frente al Holocausto. El miércoles,
el Vaticano exigió al obispo negacionista que se retracte públicamente de esas
expresiones si quiere ejercer dentro de la Iglesia, y admitió que el Papa no
conocía las posiciones de Williamson cuando aceptó levantar su excomunión.
Por ahora guarda silencio, aunque allegados al movimiento
ultraconservador desestimaron de antemano que vaya arrepentirse de sus dichos,
porque el obispo "considera que la cuestión del Holocausto es opinable".
Guillermo Villarreal