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INSÓLITA REFERENCIA DE CRISTINA

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DESDE LO INSTITUCIONAL LA ARGENTINA NO TIENE PARLAMENTO
DESDE LO INSTITUCIONAL LA ARGENTINA NO TIENE PARLAMENTO

BUENOS AIRES

    Aunque la página web de la Casa Rosada afirme lo contrario, en su discurso ante la Asamblea Legislativa, la presidenta de la Nación omitió dejar formalmente iniciado el 127º período de sesiones ordinarias. Un olvido, quizás, fruto de la improvisación.
    Pero, además, en el mismo, Cristina Fernández de Kirchner asimiló 14 veces la acción del Congreso vernáculo al que detenta el Parlamento. Nada más errado desde la conformación institucional.
    Si bien hay similitudes en el proceso de elaboración de las leyes y hasta la Real Academia Española le otorga cierta sinonimia desde lo lingüístico a ambas acepciones, el rol de los parlamentos no es el mismo que el de las legislaturas, ya que aquellos tienen como característica principal la injerencia directa en el nombramiento del Ejecutivo, al que sus miembros le suelen ratificar la confianza.
    En la República Argentina todo es diferente: el presidente de la Nación es elegido por voto directo de los ciudadanos y tampoco existen parlamentarios, aunque CFK haya aludido a ellos.
    La Presidenta, (supuestamente) abogada y miembro varias veces de ambas Cámaras, seguramente no ignora que la Constitución Nacional en vigencia no utiliza ni una sola vez en su redacción la palabra Parlamento para definir la función legislativa, sino que a la misma la enmarca, en su artículo 44, de la siguiente forma: "Un Congreso compuesto de dos Cámaras, una de diputados de la Nación y otra de senadores de las provincias y de la ciudad de Buenos Aires, será investido del Poder Legislativo de la Nación".
    La institución parlamentaria es de raigambre europea y tiene un claro sentido etimológico hacia el rol de la palabra, aunque ésta es también una característica saliente de los debates legislativos de discusión de leyes, propios de las constituciones que siguieron en América, como la Argentina, a la de los Estados Unidos.
    En este punto podrían converger ambas modalidades y probablemente esa similitud en las formas haya inducido al error presidencial, aunque sus fundamentos sean sustancialmente diferentes.
    Ni denominar Parlamento al Congreso Nacional lo jerarquiza ni decirle Legislatura lo baja de categoría, ni a la institución ni a sus integrantes. Simplemente, se trata de diferencias objetivas y palpables, fruto de su objeto y de su accionar, que permiten llamar correctamente a las cosas por su nombre.

 

Hugo Grimaldi

 

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