“Si perdemos, nos vamos y que Cobos se
haga cargo del gobierno”. Así, textual, lisa y llanamente lo dijo Emilio Pérsico
en declaraciones a dos radios haciendo referencia a las próximas elecciones
legislativas.
Sería muy ingenuo e infantil pensar que el piquetero
oficialista haya dicho lo que dijo por su propia cuenta, cuando ya, a esta
altura de las circunstancias, todos sabemos que nadie, absolutamente nadie, dice
o hace algo sin el consentimiento del presidente de facto, Néstor Kirchner; ni
la mismísima Presidente, la supuesta abogada Cristina Fernández.
Estas declaraciones, que luego fueron publicadas en
absolutamente todos los medios, no hacen más que relejar lo que es un secreto a
voces. Los Kirchner saben que en las próximas elecciones les va a ir muy mal, y
por consiguiente, se les hará prácticamente imposible seguir manteniendo la
escribanía del Congreso Nacional.
De hecho, lo único que tienen en claro —hablamos del matrimonio
presidencial— es que no van a llegar al final del mandato, y su única
preocupación es cómo y cuándo dejar el poder.
Francamente, no es muy difícil adivinarlo, lo difícil es
animarse a decirlo.
Pero veamos un poco el panorama actual. ¿Cómo puede
entenderse que cuando la mayor preocupación de la ciudadanía es la inseguridad,
seguida de la recesión económica, el gobierno y/o los ministros y/o los
legisladores oficialistas ni siquiera hacen caso a estos temas?
Es realmente llamativo —o no tanto, depende del punto de
vista— que debiendo ocuparse de lo que realmente le preocupa a la ciudadanía, el
Poder Ejecutivo ponga en el centro de los temas a tratar el adelantamiento de las
elecciones y la ley de Radiodifusión.
No menos llamativo es que ni siquiera hagan el mínimo
esfuerzo por tratar de solucionar el conflicto con los productores
agropecuarios, que nuevamente está volviendo a la misma situación que hace
exactamente un año atrás. ¡Pasó un año y no fueron capaces de solucionar un conflicto
con uno de los sectores que más ingresos genera!
Es realmente difícil tratar de entender toda esta situación,
pero no es tan difícil explicarla si nos metemos en el criterio de NK.
Como ya dijimos, es sabido que en las próximas elecciones al
oficialismo le va a ir muy mal; por consiguiente, le será muy difícil manejar
muchas situaciones. El poder político se les esfumará y, lo que es peor, no van
a tener la disponibilidad de recursos económicos —léase caja— que tuvieron hasta
el año pasado para manejar las voluntades de intendentes y gobernadores, por lo
tanto, la situación se complicará de manera geométrica.
Néstor Kirchner no es una persona que se anda con chiquitas,
y ya sabemos que le gusta jugar fuerte, podríamos decir a todo o nada, y eso es
lo que está haciendo.
De ahí se desprende el adelantamiento de las elecciones,
puesto que en octubre la situación económica, política y social será mas
compleja que en junio, los recursos económicos menores, más el agravante de las
sucesivas derrotas provinciales como en Catamarca más la posible fuga de más
legisladores kirchneristas y, por último pero no menos importante, evitar la
posible reforma del voto por boleta única.
A Kirchner le queda una sola posibilidad, y es mantener la
cantidad de diputados y senadores para poder legalizar, de alguna manera, hechos
inentendibles, como por ejemplo no dar quórum para tratar las retenciones, y
distraer a la opinión pública, con temas como ocuparse, justo ahora, de la ley
de Radiodifusión.
Lo concreto es que la posibilidad de mantener esa mayoría en
el congreso es muy remota, y lo que si es cierto es que el plan B es la renuncia
y entregar el mando a Cobos.
Lógicamente, por algo quieren que Cobos renuncie, ya que
de esta manera el mando lo tendría quien ocupe su lugar, o sea José Pampuro, y así
poder tener el beneficio de “arreglar”, en el lapso hasta las próximas
elecciones presidenciales, la situación judicial que les caerá sobre sus
espaldas. Por eso, ante la negativa de la renuncia de Julio Cobos, la única
preocupación hoy por hoy del matrimonio Kirchner es ver cómo abandonan el país
para evitar ir presos. Tengamos en cuenta que, una vez que el Frente para la
Victoria no maneje más el poder judicial, las causas les lloverán, literalmente,
y serán investigados desde los ya emblemáticos Fondos de Santa Cruz hasta el
enriquecimiento ilícito por la compra de tierras en El Calafate, pasando por el
falso título de abogada de Cristina, el caso Skanka, la bolsa de Felisa Micheli,
los fusiles FAL de Nilda Garré, los manejos de los fondos de Julio de Vido, el
enriquecimiento del ex chofer de Néstor —y hoy empresario— Rudy Ulloa, etc.
Seguramente muchos pensarán, como nuestro buen amigo Aníbal
Fernández, que desde este periódico somos golpistas o desestabilizadores, como
ya nos han acusado, pero lamentablemente lo que decimos no son más que datos
extraídos de la realidad, de hecho, según nos confirmó off the record
un importante funcionario que revista en Casa de Gobierno, ya es un hecho que luego de la renuncia de
Cristina el matrimonio Kirchner iría a Venezuela para tener protección jurídica.
Como dijo Pérsico, “si no ganamos nos vamos”, pero en
realidad, lo que se baraja hoy en las más altas esferas del poder es que es muy
difícil llegar a las elecciones de junio, y ni hablar de llegar a octubre.
Pablo Dócimo