Puerto Madero es una zona que ha comenzado a ser célebre durante el gobierno de Carlos Menem, merced a diversos negocios públicos y privados de funcionarios menemistas. Es una selecta zona en donde el metro cuadrado de las propiedades no baja de U$S 6000 y esto ya marca el nivel, al menos económico, del público más asiduo.
    Algunos elementos de su paisaje son emblemas de lujo y selectividad como lo es el tren que no lleva a ninguna parte, pero cuyo viaje es sumamente placentero.
    Imposible que no estén allí los mejores restaurantes, cafés y marcas de ropa. Es una inversión que reditúa y con creces. ¿Cómo, entonces, faltar a la cita? La publicidad es la forma de hacerse presente. Es este último punto el que genera grandes controversias entre los vecinos, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y algunas empresas.
    En octubre del 2008 diario Clarín publicó una nota llamada “Puerto Madero: cada vez hay más carteles prohibidos de publicidad”, en ella se ocupó del tema de los carteles publicitarios que se ven en la zona y la preocupación de los vecinos al respecto, pues: “Puerto Madero es el barrio más joven de la Ciudad y cuando se zonificó fue catalogado como U32, área de protección patrimonial”.
    En la página de la Corporación Antiguo Puerto Madero (1), entidad que lleva adelante el desarrollo urbano del lugar, se encuentran las siguientes disposiciones respecto de la publicidad:
    b) Marquesinas y toldos:
    Podrán materializarse sobre la fachada oeste y las laterales de la planta baja de los edificios. Pertenecerán a una sola tipología y color por edificio, concretándose con materiales traslúcidos o transparentes en las marquesinas y en las telas de los toldos. No llevarán anuncio de ningún tipo; sólo se permitirá la inscripción del nombre y/o razón social en los faldones de los toldos. Los proyectos serán sometidos a consideración del. Consejo.
    c) Publicidad:
    En las fachadas de los edificios se permitirán anuncios frontales, sean del tipo de letras sueltas o independientes. Queda prohibido el emplazamiento de anuncios en forma saliente, estructuras publicitarias y cualquier otro elemento sobre los techos de los edificios. Los proyectos serán sometidos a consideración del Consejo.
    Lo que no figura en la página de la Corporación es el texto de la ordenanza 51.818, que prohíbe que la publicidad supere el 30% del total de la cartelería.
    "La ordenanza es muy clara. Entre otras cosas explica que la información tiene que estar traducida a tres idiomas y que la publicidad no puede superar el 30% del total de la cartelería", asegura Vanesa Leibas de www.nuevomadero.com, un portal dedicado a este barrio.
    Los vecinos del lugar parecen ser los únicos que ponen allí un poco de cordura. Según Leibas, la gente hace saber su malestar respecto de la cantidad de carteles publicitarios y de lo inconveniente de los lugares en los que se encuentran. Pero nadie los escucha.
    Para echar luz al tema, Tribuna de periodistas se comunicó con la oficina privada del presidente de Corporación Antiguo Puerto Madero, Eugenio Bréard. Luego de insistir durante varios días, tanto por teléfono como por fax, sólo se consiguió una breve —e interesante— comunicación off the record, donde se admitió que era verdad que el mobiliario estaba fuera de regla, pero que se estaba trabajando para solucionarlo. "Esto es extraoficial, ya que no estamos dando entrevistas a los medios", admitió el interlocutor, a sabiendas de la infracción cometida.
    "La realidad indica que ustedes tienen un contrato con una empresa para la instalación de chupetes y no se está cumpliendo", advirtió este periódico antes de finalizar la comunicación. Como toda respuesta, hubo un corte telefónico abrupto.

Concluyendo

    Según documentos que obran en poder de este cronista, existe un acuerdo puntual entre Corporación Antiguo Puerto Madero y una empresa llamada Media City —la cual a su vez entregó la comercialización a la firma Sarmiento Publicidad Exterior— a efectos de manejar el tema mobiliario. Han pasado meses y jamás se cumplió el contrato.
    Esto hace que surjan inevitables preguntas: ¿quiénes venden los espacios que actualmente se comercializan? ¿Cuánto dinero se mueve? ¿Adónde están los responsables de la Corporación y del Gobierno porteño a la hora de dar explicaciones? ¿Quién se hace el distraído para que esto ocurra? No hay responsables, sólo publicidad en demasía.
    El Gobierno porteño aseguró oportunamente que haría cumplir con las normas vigentes; sin embargo, los responsables no aparecen. Mientras tanto, en Puerto Madero, la publicidad va desdibujando la idea original del lugar y, peor aún, se sabe que los carteles en la vía pública constituyen un peligro para los automovilistas que fijan su mirada en ellos.

Carlos Forte

(1) http://www.puertomadero.com/