Si hay algo por lo que se caracterizó el
gobierno de Néstor Kirchner es por no cumplir absolutamente con ninguna de sus
promesas electoralistas.
Promesas que van desde temas fundamentales —como la promesa
de modificar el sistema de coparticipación— a otras no tanto, como la
fabricación de ocho buques petroleros para Venezuela en Astilleros Río Santiago,
allá por 2003, la creación de escuelas y viviendas, las inversiones chinas, los
créditos bancarios a inquilinos para la compra de su primer departamento, hasta
algo mucho más simple y no tan difícil de llevar a cabo como la creación de la
tarjeta magnética para evitar el curro de las monedas, sólo por citar algunos
ejemplos y no aburrir al lector con la extensa lista que podríamos confeccionar.
Sin embargo, muy contrariamente a lo que puedan decir sus
detractores, podríamos afirmar que Néstor sí hizo algunas cosas, más allá de
reivindicar a ex terroristas de la década del 70 y utilizar esto como una de sus
principales banderas, la de los Derechos Humanos. Por ejemplo, hizo trizas el
crecimiento económico que había comenzado a principios de 2003 gracias a la
devaluación generada por Eduardo Duhalde y la excepcional situación mundial que
permitió a nuestro país exportar de forma notable.
Veamos, entonces, algunos logros económicos kirchneristas:
En el último año y medio se fugaron del país 37.000 millones
de dólares.
En el mes de marzo cayó un 6,6% la producción industrial.
Se estima que la producción automotriz caerá un 30% en el
período mayo – junio 2009.
El ingreso de camiones a las terminales portuarias de Rosario
se redujo un 46%.
Durante este año se produjeron 36.000 millones menos de
toneladas de granos respecto al 2008.
Las ventas minoristas descendieron un 13,3% en abril.
En el primer trimestre del año se extendió el gasto público
un 29,4%.
En estos momentos están peligrando su continuidad 100.000
puestos de trabajo.
A todos estos logros económicos, debemos agregar los
logros sociales, como la creciente inseguridad que, si bien es algo que este
gobierno heredó, lo notable es la desidia, inoperancia e ineficiencia del
gobierno para solucionar el problema.
El grave deterioro de la educación pública.
El grave deterioro de la salud pública.
El grave deterioro de la confianza en la justicia.
La potenciación de la enemistad entre los distintos sectores
sociales y ni hablar del saqueo a los ahorros de los futuros jubilados con
justificaciones ideológicas, lo que es grave, pero es más grave cuando en
realidad se han confiscado por necesidades de caja.
Como dijimos al principio, la lista podría ser mucho más
extensa, pero un párrafo aparte merece una de las principales promesas de NK,
“abandonar la práctica de la vieja política”.
Si tomamos en cuanta el acto pago realizado por Hugo Moyano,
la convocatoria a participar en política a personajes de la farándula y la serie
de aprietes de Luís D´elía, ¿que entenderá Néstor Kirchner por “la vieja
política”?
Pablo Dócimo