La bella sonrisa de Samantha Orobator fue
"borrada" en el mes de agosto de 2008, cuando regresaba a Londres después de
unas largas vacaciones en Holanda, Tailandia y Laos. El viaje de sus sueños
desencadenó en una pesadilla: con tan sólo 20 años de edad está embarazada y
espera ser ejecutada en una de las peores cárceles de la historia. Sola, en un
país extraño, no puede recibir ayuda legal.
Samantha fue detenida en el aeropuerto de Vientian acusada de
tráfico de drogas. Según la fiscalía, en su equipaje fueron hallados 680
gramos de heroína y para la ley laosiana, a cualquier persona que posea 500
gramos de droga le corresponde la pena de muerte.
Desde entonces, la joven británica cumple condena en la
cárcel de Phonthong, conocida como una de las peores de la historia a raíz de
las torturas, el grado de crueldad y las pésimas condiciones de vida a las que
someten a los detenidos.
Orobator, nacida en Nigeria pero criada en Londres, desconoce
la existencia de la supuesta droga y, aunque proclama su inocencia, para la
justicia es culpable. Cinco meses después de estar en prisión, es decir, en
diciembre de 2008, quedó embarazada, según afirman en Derechos Humanos, por una
violación. Claro está que los guardias que la ultrajaron no tuvieron ni
tendrán castigo alguno (…) son hombres y están protegidos bajo la insignia de
una fuerza.
La justicia de Laos no explicó el por qué, pero decidió
adelantar el juicio. Tampoco dio precisiones de la fecha en la que se llevó,
pero dado que la decisión fue tomada luego de que llegaran noticias a Vientian
sobre las campañas realizadas por medios británicos pidiendo la liberación de la
joven, los defensores de Derechos Humanos tenían una gran certeza de que el
veredicto también se adelante y con él, la ejecución de Orobator.
Samantha no puede recibir ayuda: Gran Bretaña no tiene
embajada en Laos y sólo puede ser visitada por diplomáticos británicos de
Tailandia. Esos encuentros se prolongan por un lapso de 20 minutos por mes en
presencia de guardias carcelarios.
Reprieve
Reprieve, organización británica de ayuda a las personas
encarceladas en el extranjero, se hizo cargo del caso enviando a Anna Morris,
una experimentada abogada a interceder por Samantha, pero debido al
adelantamiento del juicio, esto tampoco fue de ayuda. El tiempo con el que se
contaba para preparar una defensa era prácticamente nulo. Fue la misma Reprieve
la que indicó a los medios del mundo que “Samantha está agotada, tenemos serios
temores por su salud y por la del niño no nacido”. A su vez, también resaltó que
la joven se encuentra en muy malas condiciones físicas y psicológicas.
Los grandes medios de Gran Bretaña se unieron en una lucha
por la liberación de Orobator y a la causa se le sumó una inmensa cantidad de
políticos, pero para Laos seguía teniendo mayor peso aquella ley que dicta la
pena capital para el que porte drogas.
La cárcel por dentro
Phonthong es una de las peores cárceles de la historia.
Cuando se habla de ella, es para hacer mención a algún crimen inimaginable o a
castigos y torturas que no son dignas para nadie. Según Amnesty Internacional,
los presos africanos son objeto del racismo constante y sufren tratos
especialmente duros por parte de los guardias. Tal como en el caso de Samantha,
ellos tampoco pueden recibir ayuda legal.
En octubre de 2002 un detenido nativo de Liberia fue golpeado
brutalmente por los custodios de la prisión luego de haber protagonizado una
pelea con otro interno. Aunque fue hospitalizado, a los pocos días las
heridas le causaron la muerte.
Desde esa fecha hasta la actualidad, siete personas fueron
ejecutadas, aunque en esta penitenciaría parece estar de moda la reducción de
presos por muerte y la gran mayoría corren con el mismo destino. En 2008
hallaron al británico Michael Newman sin vida en su celda. La causa del deceso
fue la desnutrición que sufría. Permaneció enfermo por meses, pero las
autoridades del lugar le negaron el derecho a ver un médico.
En esta suerte de mazmorra, los presos no sólo son golpeados
y encerrados en celdas de aislamiento, sino que también sufren la más baja
denigración humana con castigos que van desde drogarlos hasta quemarlos con
colillas de cigarrillos.
La alimentación consta de arroz con grasa de cerdo y sopa
aguada, cada día se les da una alta dosis de psicotrópicos y tienen prohibido
leer los diarios o tener contacto con el mundo exterior. También, como regla
principal y muestra de sumisión los detenidos deben hacer permanentes
reverencias a los guardias.
El veredicto
Así, como existe una ley que puso a Samantha al borde de la
pena capital, también hay otra que prohíbe ejecutar mujeres embarazadas. El
juicio duró poco más de tres horas y al no poder cumplir la condena que se tenía
planificada en una primera instancia, la sentencia fue prisión perpetua.
Según informó el viceprimer ministro de Laos, la joven podrá
ser trasladada a Gran Bretaña ya que ambos países firmaron un acuerdo donde se
aprueba el intercambio de presos, aunque esto aún no está confirmado.
La pregunta del millón es cuántas Samantha’s con peor
destino existirán en países como el mencionado. Por qué o hasta cuándo la
justicia beneficiará a los poderosos, como los guardias que la violaron, y
castigará a los débiles, como todos los africanos que están detenidos en
Phonthong. Cuántas réplicas existirán a nivel mundial en países como Estados
Unidos, México o Argentina. Cuál es el precio por ser mujer y cuál será en
realidad el destino de esta joven y su bebé.
Romina Soledad Giuffré