Néstor Kirchner no es una persona que se
ande con pequeñeces y, como quedó demostrado, no sólo va con sus ideas hasta las
últimas consecuencias, además siempre redobla la apuesta, y esta forma de ser
lo llevó de ser el supuesto "chirolita" de Eduardo Duhalde al político más poderoso de la
Argentina.
Por eso, pensar que Kirchner cambie a esta altura del partido
su metodología o forma de ser es algo realmente muy improbable.
Cuando NK asumió la presidencia, lo hizo con el porcentaje de
votos más bajo de la historia, menos del 22%, y como todos sabemos, ese
porcentaje no era propio, sino que fue lo que le cedió su mentor, Eduardo
Duhalde. Seguramente, en su intimidad, y por más que jamás lo reconociera,
Kirchner sabía que esos votos eran prestados por un sector del Justicialismo, y
como él prefiere crear su propio aparato y ser personalmente quien administre
el poder, decidió crear una nueva corriente, que algunos, los justicialistas
devenidos en kirchneristas llamaron lo “transversalidad”, y otros, los sectores
de izquierda, decidieron inventar “el movimiento nacional y popular”, todo,
aunado en el Frente para la Victoria.
Kirchner quiso generar su propio poder, un poder auténtico
que se identifique sólo con el Frente para la Victoria, tal es así que comenzó a
despegarse del peronismo, evitando sus símbolos y hasta la marcha en sus actos,
tal es así que Aníbal Fernández llegó a decir, textualmente: “que se metan la
marchita en el culo”.
Entonces se le ocurrió la idea de disfrazarse de
“progresista”, y tratar de enterrar su pasado menemista, duhaldista, neoliberal
y privatista y comenzar a vender un discurso “progre”, inclinándose hacia la
centroizquierda. Por supuesto eso fue sólo en la teoría, ya que en la práctica
siguió siendo un perfecto capitalista, ejerciendo, incluso, el peor de los
capitalismos, a través de los amigos, entregando, no sólo obras
públicas a lo largo y a lo ancho del país a empresarios amigos, también
facilitándoles negocios privados, especialmente en los medios de comunicación
como es el caso de Sergio Szpolski, propietario de las revistas Veintitrés y
7 Días, los
diarios El Argentino, Buenos Aires Económico, y Radio América, entre otros
medios, o como es también el caso de Electroingeniería, que adquirió Radio
del
Plata. Ni hablar de Rudy Ulloa, el ex chofer de Kirchner hoy convertido en el
dueño más importante de medios de Santa Cruz.
Pero faltaba algo, muy importante para quien quiere
construir su propio aparato de poder, entonces, enarbolando las banderas de los
Derechos Humanos y de la “justa distribución de la riqueza”: comenzó a cooptar
distintos sectores populares.
Así comenzaron a ingresar a sus filas las Madres y Abuelas de
Plaza de Mayo, a quienes jamás recibió ni nombró cuando era gobernador de Santa
Cruz, y en manera de retribución les comenzó a dar millonarios subsidios.
Luego, se comenzaron a convertir en kirchneristas los
sectores piqueteros, y así llegaron al Frente para la Victoria Luís Delia,
Edgardo De Petri, Emilio Pérsico y el “huevo” Cevallos, entre otros.
Una mención especial merece su soldado más fiel, Luí D`Elía,
quien siempre estuvo al pie del cañón y nunca dudó en hacer el trabajo sucio
cuando recibía la orden de Néstor, o salir a hacer declaraciones como si fuese
un vocero encubierto.
También se sumaron al “proyecto nacional y popular” algunos intelectuales, y así
nació el grupo “Carta Abierta”.
Es así cómo Kirchner creó su propio partido, que en realidad
es un movimiento disfrazado de progresismo infiltrado en el peronismo. Tal es
así que llegamos a las elecciones con dos partidos justicialistas, el de
Kirchner y el disidente, y hoy, la oposición más fuerte que tiene el oficialismo
es el propio peronismo.
Hoy, luego de renunciar a la presidencia del Partido
Justicialista, es evidente que Néstor se deberá aferrar a estos sectores de
izquierda, y es lo que está haciendo.
Como siempre, el primero en hablar fue D`Elía, que además es
el primero en querer despegarse del peronismo y cristalizar ese “movimiento
nacional y popular” y dijo, entre otras cosas: " presidir el PJ fue el peor
error de Kirchner", "El Kirchner del PJ abortó al Kirchner peronista,
movimientista, transversal (...) quedando a merced de un aparato amañado,
tramposo, desleal, sin patria, sin alma y sin corazón", "Rápidamente debe
convocarnos a todos a una mesa colegiada, conducida por él y por Cristina, que
sirva para que el pueda conducir con organicidad, debate democrático, pluralidad
y ámbitos específicos. No tenemos tiempo ¡no tenemos tiempo!", incluso D´Elía
señaló una disyuntiva entre los dos posibles caminos a seguir para el ex
presidente, el primero: "Un largo regreso a Santa Cruz, negociando con el
establishment económico y político, la gobernabilidad y la transición que
desemboque en un candidato de la derecha vernácula, llámese Reutemann, Das Neves
o alguno de esos". Y el otro: "Salirse del PJ, reconstruyendo el Kirchner
original, modelo 2003", que se sume a partidos como Nueva Encuentro, de
Sabbatella, el Socialismo, Proyecto Sur, Ishii, los radicales k, Carta Abierta,
y los dos Hugos, Moyano de la CGT y Yaski de la CTA.
La otra demostración de que Néstor va a construir su propia
fuerza, fuera del peronismo, fue su presencia, la primera en público, después
del fracaso electoral, en una reunión del grupo intelectual “Carta abierta”,
donde fiel a su estilo no ahorró críticas a sus adversarios y, para no ser
menos, el filósofo Ricardo Forster, promotor del espacio, dijo:
"En la democracia se gana y se pierde y no hay que bajar los
principios", “Kirchner va salir a caminar el país" y que “esta era una buena
respuesta al resultado electoral del domingo".
Así como al principio señalamos que Néstor Kirchner no es una
persona que se ande con pequeñeces, que va con sus ideas hasta las últimas
consecuencias y siempre redobla la apuesta, también debemos agregar que nunca
reconoce sus errores, y mucho menos, aprende de ellos. Eso quedó claramente
demostrado con el resultado electoral del 28 de junio y ratificado con sus
acciones y las de sus seguidores en esta primera semana luego de la derrota.
El kirchnerismo está al borde de un precipicio, y Néstor
Kirchner está obligado a dar un paso; para ello tiene tres opciones: dar un
paso al costado, que implicaría retirarse del mundo de la política, dar un paso
atrás, que sería reconocer los errores cometidos y rectificarlos, en lugar de
ratificarlos, o dar un paso hacia delante, y llegar, con su tozudez y cometiendo
los mismos errores que hasta ahora, hasta el fondo del precipicio y que todo
termine de la peor manera, al mejor estilo Fernando de la Rúa.
Por el momento, todo indica que Kirchner, fiel a su estilo,
morirá con las botas puestas, y no tengo dudadas de que dará un paso hacia
adelante
Pablo Dócimo