Hoy, después de 50 años de gobierno
castrista, el resultado no puede ser peor.
Tal es así que el emblemático sistema de salud que tanto
alaban los defensores del comunismo existe sólo para los turistas, que pagan,
obviamente y, por supuesto, para los miembros del partido, sus familiares y
amigos.
La mentira cubana se profundizó, como todos sabemos, luego da
la disolución de la “gran mentira”, la Unión Soviética, que luego de la caída
del muro de Berlín dejó de subsidiar a la isla con envíos de petróleo, autos,
armamento e incluso equipos médicos y medicamentos.
Lógicamente, Fidel Castro se basó en el embargo impuesto
por EEUU para justificar el paupérrimo modo de vida al que ha sometido a los
cubanos, y esto, por supuesto, es totalmente falso.
El fracaso de la revolución se debe solo a dos factores.
El primero es que el comunismo es una teoría imposible de llevar a la práctica,
tanto en lo económico como en lo político y social.
El segundo motivo, tal vez el más importante, es el alto
grado de corrupción del viejo tirano, que al gobernar un país socialista, se
multiplica geométricamente.
De todas maneras, en el supuesto y remoto caso de que la
responsabilidad del atraso y decadencia de Cuba sea consecuencia del embargo,
nada tiene que ver con el retroceso en la agricultura de Cuba, que es,
básicamente, un país agricultor, ya que nunca el dictador se preocupó por
desarrollar ningún tipo de industria.
Sólo se le ocurrió recurrir al turismo, debiendo sucumbir
tanto al capitalismo como a las empresas multinacionales para la creación de
hoteles y centros turísticos y así poder tener algún ingreso de divisas.
De todas maneras, parece ser que los ingresos obtenidos a
través del turismo, no son suficientes para cubrir las necesidades básicas de la
población. Tal es así que el régimen cubano decidió reajustar la canasta básica
de alimentos ante la crisis económica que atraviesa la isla.
El plan, según el ministro de Economía, Marino Murillo,
contempla un consumo diario de 3.100 kilocalorías por persona, cuando la
recomendación diaria es de 2.400 kilocalorías.
Los cubanos reciben alimentos a precios subsidiados por el
gobierno a través de la libreta de abastecimiento, que incluye pollo, pescado,
granos, grasas, pastas, sal, azúcar, entre otros, y por supuesto esos productos
no alcanzan para cubrir las necesidades básicas.
El 80 % de los productos son importados de los Estados
Unidos, Europa y Asia y Cuba gasta más de 2.800 millones de dólares anuales en
comprar comestibles. Murillo destacó la necesidad de impulsar producciones
locales para reducir importaciones.
Pero las restricciones no sólo abarcan a los alimentos. El
régimen también recortó el consumo de electricidad y el desembolso adicional de
recursos, fuera del alcance de las arcas estatales, contraídas por la reducción
de los precios del níquel y del turismo.
También se han aplicado fuertes reducciones en los planes de
inversión, transporte y la construcción de viviendas.
Es tal el atraso en Cuba, que sugieren volver al uso de los bueyes en la
agricultura.
Juan Varela, especialista en agro cubano, propuso que la
isla vuelva a trabajar el campo con bueyes para ahorrar energía y combustible.
También recomendó mejorar el salario de los peones
El especialista en agro, opinó que Cuba debería volver al
sistema de bueyes, según publicó el periódico oficial Granma. "Los
tiempos actuales de crisis financiera mundial obligan a alternar lo moderno y lo
tradicional. Nuestro país posee suficiente capacidad y experiencia para salir
airoso y no dejarse vencer por los problemas y las justificaciones", agregó.
El Ministerio de Agricultura cubano cuenta con 265.120 bueyes
"listos para trabajar", los cuales "son capaces de suplir e incluso superar a la
maquinaria en infinidad de labores y cultivos".
"El avance de esta fórmula exige decisiones para autorizar
sistemas de pago que estimulen y motiven a boyeros, domadores, herreros,
arrieros, artesanos, fabricantes de implementos y cuantos intervienen
directamente en la tracción animal", indicó al reconocer que el propio
Ministerio incumple con los programas de entrega de animales para su
preparación.
Asimismo, el experto criticó "la falta de recursos básicos
para las herrerías y la fabricación de aditamentos y medios que protegen al
buey".
Pero la crisis económica, además, hace que los cubanos
puedan tener más de un empleo, y en ese sentido Cuba dio un paso hacia la
flexibilización de sus regulaciones laborales, ya que ahora los trabajadores
podrán tener más de un empleo según una nota oficial publicada por el diario
Granma, y se autoriza además por primera vez a trabajar a estudiantes de
bachillerato y universitarios.
El decreto, que fue aprobado el 26 de junio, excluye del
pluriempleo a los dirigentes del gobierno y a los funcionarios de la red de
salud pública.
"Este Decreto Ley, además de atemperar a las actuales
circunstancias un grupo de disposiciones laborales y eliminar prohibiciones,
ratifica la voluntad estatal (...) de estimular las fuerzas productivas", dijo
el periódico.
La autorización del pluriempleo llega en momentos en que Cuba
se ha visto obligada a cerrar fábricas en medio de una desaceleración de su
economía como consecuencia de la crisis financiera global.
Cuba vio caer sus fuentes de ingresos como las exportaciones
de níquel o el turismo. La isla, fuertemente dependiente de las importaciones,
tiene serios problemas de liquidez y dificultades para cumplir con sus pagos a
proveedores.
Castro ha prometido terminar con el igualitarismo y eliminó,
por ejemplo, los topes salariales. El salario promedio en Cuba es de unos 415
pesos cubanos, o unos 19 dólares mensuales. Los cubanos reciben, además,
algunos alimentos fuertemente subsidiados y servicios gratuitos como la
educación y la salud.
Lo cierto es que la producción agrícola, especialmente la de
cítricos y bananas, descendió en los últimos años de manera notable, llegando a
los niveles más bajos de producción de su historia, hecho que no es más que otra
demostración del fracaso de la revolución cubana.
Pablo Dócimo