Leonardo Da
Vinci fue un adelantado. Un hombre de su tiempo y del nuestro. Sigue
con vigencia y siendo noticia el
magnífico Leonardo. Su enigmática pintura sobre La Gioconda o Monalisa,
pareciera pintada ayer por el interés que despierta.
Los publicistas, pequeñas aves de rapiña del talento del
renacentista italiano, han caricaturizado de mil formas a La Gioconda. Ella se
sonríe, nos mira de tantas y una única manera Da Vinci la pintó para que nos
imaginemos que hay detrás de su sonrisa. Nos dejó
la historia que la pintura no relata. Es el más grande paréntesis sobre
la imaginación, de un cuadro en la historia de la
pintura.
Tiene más leyendas
el pequeño lienzo que su propio autor. Mujer desdentada, tantas cosas se han
dicho de la Mona Lisa, insuperables fantasías, Leonardo nos dejó clavados en
al sospecha. Él amaba el pequeño retrato. No se separaba. Viajó a distintos
puntos y lo conservaba.
Un cariño especial por la enigmática señora, impasible. El
tiempo hace crecer un cerro de especulaciones, que supongo Da Vinci disfrutaría
como pocos.
Humberto Eco, semiótico italiano, autor de El Nombre de
la rosa, novela, ha encontrado una nueva variante al enigma de La Gioconda.
Podría ser, dijo a una publicación alemana, un travesti. Eco, de 72 años,
sostuvo que no hubiese cenado ni con La mona Lisa ni La venus de Milo,
demasiado musculosa para su gusto.
Si hay algún personaje femenino de la historia del arte con
el que me gustaría encontrarme, sería con Uta de Naumburg o con la Dama con
Hermelin de Leonardo, reveló Eco. Todos su comentarios los hizo a propósito de
su reciente libro: Historia de la belleza, cuya tesis son los cambios, la
evolución del gusto humano a través de los tiempos.
Hoy la belleza es menos discutida, aceptada de mil manera,
pero también más indiferentes se hace el hombre entorno a ella, más o menos
explica Eco.
La fealdad reina
de muchas maneras, lo grotesco e indescifrado- El mal gusto es un arte, como la
chabacanería. La TV, los publicitas, las modas, todo ayuda a formar o deformar
un criterio estético. Las salas de arte
se llenan de porquerías y los medios de comunicación impulsan la fealdad, dan
rienda suelta a un espíritu forjado en la asquerosidad.
Arte chatarra,
arte basura. El estilo cloaca se impone en famosas capitales. Lo cierto
es que en gustos no hay nada escrito. ¿Qué dice Eco?
Rolando Gabrielli