"Vemos a la luz de la fe, como un
escándalo y una contradicción del ser cristiano, la creciente brecha entre ricos
y pobres. El lujo de unos pocos se convierte en insulto contra la miseria de
las grandes masas. Esto es contrario al plan del Creador y al honor que se
le debe. En esta angustia y dolor, la Iglesia discierne una situación de pecado
social, de gravedad tanto mayor por darse en países que se llaman católicos y
que tienen la capacidad de cambiar" (Documento de Puebla, febrero de 1979)
El 6 de agosto, en vísperas de San Cayetano, Benedicto XVI
declaró que "el Papa alienta a los cristianos y a quienes participan de la
colecta —más por menos— a un esfuerzo solidario que contribuya a reducir el
escándalo de la pobreza (en la Argentina) y la inequidad social. Al día
siguiente, frente a ocho cuadras de cola de peregrinos, el cardenal Jorge
Bergoglio hizo suyas estas palabras, afirmando también que en la misma Plaza
de Mayo, existe también gente que duerme a la intemperie frente a la mismísima
Casa Rosada.
En la misma tesitura, coincidió Monseñor Cassaretto, quien
puntualizó que la pobreza e indigencia ronda un 40%, pero según otros
indicadores más pesimistas el 70% de los argentinos se considera pobre.
Pese a estos preocupantes guarismos y diagnósticos, el
oficialismo no pudo quedarse callado. Como era de esperar, el bastonero real
Aníbal Fernández farfulló que tanto la pobreza como la indigencia rondan sólo el
15 %, al punto que una vez más responsabilizó de los mismos a la prensa
independiente: "Manipular las palabras del Santo Padre para hacerle decir lo que
el medio de comunicación quiere es una falta total de calidad informativa desde
el punto de vista específicamente de la información, pero desde el punto de
vista humano es peor todavía, es de pésima calidad, casi berreta".
¿Qué es lo berreta?
En sintonía con lo anterior, el ¿ex? presidente Kirchner
declaró que en su administración la miseria escandalosa se redujo de un 60% a
sólo un 20%, coincidiendo plenamente con los datos truchos manejados por
el INDEK.
Sin embargo, lo verdaderamente berreta es que la
pareja gobernante que nos maltrata desde arriba salga diciendo esto, a la luz de
los 46 millones de pesos en los que mágicamente se vio incrementado su
patrimonio. Como también, la pretensión de que la Iglesia haga mutis
por el foro en esta tremenda situación social, traicionando de plano el mandato
de Jesucristo, quien no se calló ante las injusticias de su tiempo y se
transformó en signo de contradicción para los de su generación.
Pues sólo la verdad, nos hará libres. Y ésta, mal que le pese
a algunos, es la única realidad.
Fernando Paolella