Hace más de treinta años que es el amo y señor del fobal argento sin lugar a dudas. Pero con la última movida, la estatización de la pasión de multitudes, ha dejado demudados a los más pintados. Pues jamás nadie pudo entrever que Julio Grondona, en su momento principal impulsor de la televisación por cable de dicho deporte de masas, se convirtiera con el correr de los días en su defenestrador. Y así, lanzarse al abrazo de oso que le ofrecía la pareja K&K, ávida de recolectar caja y poder donde quiera que estén.
    Pero la polémica sigue abierta, dado que sus antiguos mandantes de TyC Sports anunciaron que a pesar de que se tenga ya fecha de inicio, el inminente 21 de agosto, recurrirán a la justicia para intentar frenar este entramado complejo.
    Mucho se ha escrito al respecto, y además sobre el personaje semejante enunciado arriba, sobre todo en este sitio. Más allá de eso, y de que tal medida beneficiará a muchos argentinos que hasta ahora se veían privados de ver los partidos en directo, esta alianza estratégica de tres pesos pesados en el fondo, y a la larga, no augura nada bueno.
    Pues este terceto significa, sin lugar a dudas, la consagración de un estilo de mando concentrado en una sola voluntad, Tanto Grondona como los Kirchner son reticentes a aceptar opiniones contrapuestas, estableciendo que su pensamiento y línea de acción rara vez tiene que ser cuestionado, y quienes osan opinar distinto corren el riesgo de ser condenados al ostracismo.


Signo de los tiempos

    Derrotado el tarifazo a pesar de los reclamos a favor del mismo proferidos por el cajero Julio de Vido, a la pareja morganática que nos maltrata desde arriba, este impensado acuerdo no sólo les da una gran dosis de oxígeno, sino también aporta un caudal de poder nada despreciable. Pues los pone ante millones de voluntades como los hacedores prometeicos de que volviera el fútbol gratarola los domingos, teniendo bajo su mano a aquellos colaterales de dicho deporte como son los infaltables barrabravas, fuerza de choca alquilada por muchos punteros políticos.
    Más que progresismo, la Argentina de los Kirchner se ha travestido en una suerte rara de sovietismo de los ricos, aquellos que se llenan la boca con discursos a favor de la inclusión social, mientras que bajo cuerda aumentan su patrimonio personal hasta límites insospechados.
    Por detrás de esta euforia, se yergue el peligro inminente de cuanta empresa, negocio o emprendimiento privado de envergadura ande tecleando en cuestión de números, sea fagocitada por este duo neochavista que siempre va por más.

Fernando Paolella