El 1 de diciembre de 2009, he presentado mi renuncia al cargo de Subsecretaria para la Reforma Institucional y Fortalecimiento de la Democracia que acepté en julio de 2003 en el marco de la anunciada política transversal de gobierno. Adjunté un documento con los Fundamentos de mi trabajo y mi renuncia y un Informe Público de Gestión.
He trabajado con la certeza de que no se cambia la cultura política de un día para el otro porque la participación y el cambio institucional son una “coproducción” entre funcionarios y ciudadanos. Y esto lleva tiempo. Es un proceso complejo, de recreación de confianzas recíprocas. En ese proceso, el Estado debe cumplir un rol esencial y a sus agentes se les debe permitir la flexibilidad necesaria para obtener resultados en un clima laboral adecuado.
La Subsecretaría ha sido sin dudas, durante estos seis años, una plataforma adecuada para promover e instalar mecanismos de participación y herramientas de gestión para un Estado de mejor calidad.
Visión, marco conceptual y capacidad técnica ha sido el trípode sobre el que se ha asentado el trabajo desempeñado, esencialmente, por un equipo de jóvenes profesionales comprometidos profundamente con el interés público.
Lamentablemente, desde hace unos meses, los obstáculos que se nos imponen son cotidianos, de manera que mi responsabilidad indica que hay que registrar lo realizado, sistematizarlo y dejarlo en condiciones para que otros puedan continuar con esas tareas.
Lo sembrado, sembrado está y tengo la certeza de que seguirá produciendo frutos.
Agradezco con el corazón a todos aquellos que se han sumado a este proceso de construcción colectiva: el Equipo de la Subsecretaría, la Red de Enlaces y Responsables de Acceso a la Información, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la Embajada de Nueva Zelanda, los Intendentes, sus Equipos de Gobierno y Foristas de los Municipios del Programa Auditoría Ciudadana de la Calidad de las Prácticas Democráticas, el Consejo Asesor del Programa, los profesionales que han realizado las evaluaciones externas y los que nos han ayudado a construir índices metodológicos, las Organizaciones de la Sociedad Civil con quienes hemos compartido innumerables actividades, la Cooperación Internacional, los Organismos Multilaterales, los funcionarios de los tres niveles del Estado con quienes hemos articulado acciones para una mejor calidad de gestión y, sobre todo, a la ciudadanía que persiste y actúa para hacer realidad el mejor país con el que soñamos.
Marta Oyhanarte
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