Cuando den las 12, mirando el arbolito en la soledad de El Calafate o en el búnker de Olivos, Néstor y Cristina Kirchner brindarán no con demasiada alegría pensando en lo mucho que perdieron en este agónico 2009. Pues según analistas confiables, nada menos que 3 millones de votantes decidieron dejarlos a un costado desepcionados y amargados.

Sobre todo provenientes de las capas medias, defraudados luego de comprobar que la promesa de un saneamiento de las instituciones, progresismo en serio y estabilidad en el orden económico sólo constituyeron más jueguitos para la tribuna. También integran esta profusa, y cada vez más numerosa legión de desencantados, aquellos centroizquerdistas como Miguel Bonasso, Victoria Donda y Jorge Cevallos, quienes tarde cayeron en la cuenta que en realidad los Kirchner son unos autoritarios conservadores ávidos en hacer caja, caiga quien caiga y reviente quien reviente. Además, la traición de Néstor al preferir a la burocracia sindical y los intendentes del conurbano, fue el canto de sirena que selló su romance frustrado.

Así, a estas fechas quienes aún se cuentan como leales incondicionales son inefablemente aquellos integrantes de organizaciones a las cuales puntualmente el ANSES eroga dinerillo cantante y sonante puntualmente. Entre ellas revista Hebe La Plaza es mía Bonafini, un auténtico brulote contra todo lo que no huela kirchnerismo explícito, acompañada por los intelectuales de Carta Abierta, los laderos mediáticos de 6, 7, 8 y otros grupetes como aquellos que ayer apredearon a Susana Giménez y Mauricio Macri, alineados a Alicia Kirchner. Un remedo de armada Brancaleone que sería cómico de no constituir parte de esta realidad argentina.

Patético fin de fiesta

A esta altura de los acontecimientos, no se requiere demasiada sapiencia para avisparse que la pareja gobernante está cada vez más aislada por sus constantes delirios de poder, y que gran parte de la ciudadanía no los puede ver ni en imágenes televisivas. Por más que los integrantes del programa paraoficial citado arriba lo nieguen rotundamente, se cuentan de a miles quienes al ver su aparición en la tele inmediatamente hacen zapping, o furiosos le arrojan un zapato, zapatilla o chancleta a la pantalla.

Aunque en sus delirios cotidianos intenten disfrazar el malestar de tantos hartos, travistiéndolo de oscuros manejos desestabilizadores-golpistas urdidos por Obama, conjuntamente con el multimedios Clarín, aliado a De Narváez, Lilita Carrió, los fantasmas del Proceso y la oligarquía sojera, la realidad sigue siendo la única verdad por más que les pese.

Y esta siempre nos hará libres, por más que ellos se empeñen en demostrar lo contrario.

Por eso, que tengan una feliz Navidad y que Papá Noel les traiga un lindo regalito: la aceptación de la realidad, tal cual es.

Fernando Paolella