Enmarcados con los conflictos que mantiene la Argentina con la República Oriental del Uruguay por la papelera BOTNIA y su debatida y presunta contaminación, una vez más queda evidentemente probado que nos cuesta mucho mirarnos el ombligo. Si, el Riachuelo también existe, sólo que no tiene actualmente la repercusión de las papeleras de Fray Bentos, seguramente porque no involucra las relaciones diplomáticas entre dos países vecinos.
La potencia contaminante que acarrea el Riachuelo podría equivaler fácilmente a cientos de BOTNIAS enfermando y matando silenciosamente a 5 millones de personas, pese a los reclamos que hace décadas los vecinos que viven aledaños a esta fuente venenosa, realizan día tras día.
La contaminación orgánica es 4.366 veces superior al impacto contaminador de una de las plantas de celulosa, según datos publicados por la revista Noticias.
Fuente: Greenpeace.org
El 8 de julio del 2008, la Corte Suprema de Justicia obligó a los gobiernos nacional, bonaerense y porteño a sanear la cuenca Matanza Riachuelo.
El 10 de julio de 2009 se aprobó un crédito por 840 millones de dólares del Banco Mundial para el saneamiento del Riachuelo, destinado a obras para provisión de agua y cloacas y la reducción de la contaminación, que beneficiaría en forma directa a 3,5 millones de habitantes que hoy no cuentan con una infraestructura mínima que les garantice calidad de vida.
El crédito quedó a disposición de ACUMAR, Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo, el ente interjurisdiccional de derecho público adherido por las Legislaturas de la Provincia de Buenos Aires y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tiene a su cargo la ejecución del Plan Integral de Saneamiento Ambiental de la Cuenca Matanza Riachuelo y está conformada por 10 componentes técnicos.
La acción de ACUMAR depende del presupuesto que voten las distintas jurisdicciones de la cuenca y de la priorización de inversiones de otras áreas de gobierno. Pero ACUMAR requiere de autonomía y autarquía para alcanzar efectividad.
“Lo primero y fundamental es controlar los desechos industriales de importantes empresas, voluntad que no se observa aún, dicen ignorar el mapeo industrial y contar sólo con 14 inspectores. Hay asentamientos poblacionales sobre basurales, que viven de la basura, y las políticas municipales soslayan estas ocupaciones insalubres e ilegales. La Justicia, la buena política, la ciudadanía, merecen un plan previsible con certeros objetivos para el corto, mediano y largo plazo, presupuesto y fuente de financiación precisa, plazos ciertos con cronogramas de realización y precisión en los resultados, todo con fuertes y reales multas pecuniarias para quienes incumplan. Necesitamos y exigimos certezas.” Afirma Alfredo Alberti, presidente de Asociación de Vecinos La Boca.
Lo cierto es que el Riachuelo ya no tiene agua, posee un líquido químico letal y misterioso. Pese a obligaciones de la Corte y acaudalados créditos, las autoridades no se hacen cargo del problema todavía. El tema Riachuelo parece ser un negocio para que muchos amigos del poder vivan a costilla de él, considerando la infinidad de amagues de todos los gobiernos de turno, desde Maria Julia Alsogaray hasta Cristina Fernández, para comenzar con un saneamiento que nunca empieza ni termina y que insensibiliza la posibilidad de remediarlo.
El Riachuelo posee niveles de mercurio, zinc, plomo y cromo 50 veces por encima de los valores legalmente admitidos, cadmio, mercurio, níquel, arsénico, selenio, fenoles, bencenos, tolueno, hidrocarburos clorados, pesticidas, herbicidas, plaguicidas, detritos humanos y animales, materiales orgánicos en suspensión, detergentes, entre otros.
Existen en la cuenca más de 100 basurales a cielo abierto y un relleno sanitario hoy clausurado. Por los altos niveles de contaminación los vecinos de la cuenca sufren enfermedades respiratorias, de la piel y hasta incluso hepatitis. Para el caso de “Villa Inflamable” el plomo en sangre de los niños es de 5 veces superior a los niveles normales.
Por ahora el Riachuelo pareciera ser un ícono nacional de la imposibilidad de acordar y progresar, reflejando esa Argentina sucia, abandonada, indiferente, corrupta e hipócrita.
Los protagonistas del drama del Riachuelo de nunca acabar, actúan con gran displicencia, no se hacen cargo de la emergencia sanitaria, ambiental y habitacional, no asumen sus urgentes obligaciones indelegables.
Mientras tanto los vecinos aledaños tienen la esperanza de que la CSNJ recomponga el libreto y que quienes deban ejercer el control suban a escena, empezando por el Congreso Nacional.
Alexis Montefiore