En la presentación que hizo del libro de Martín Redrado sobre su actuación en el Banco Central, el analista político Rosendo Fraga evaluaba el último martes que el kirchnerismo había encontrado hasta ahora tres límites precisos a su accionar, tabiques que corporizó en Julio Cobos, con su voto no positivo en relación a la Resolución 125, en Francisco de Narváez, vencedor de Néstor Kirchner en las elecciones de junio, y en Redrado mismo, quien impidió en primera instancia el festival del uso de Reservas.
Pues bien, el balance de la semana ha mostrado con claridad que el Gobierno se ha chocado fuerte y de frente una vez más y que ha tenido que retroceder también en su cruzada contra el periodismo independiente, a quien identifica por estas horas como su enemigo primordial.
El traspié se le notó, en todo caso, en relación a sus propios errores, en un período en el cual las tapas de los diarios explotaron debido a las graves acusaciones de corrupción que, en sede judicial, realizó nada menos que un ex embajador argentino en Venezuela.
Quizás por eso mismo, Cristina Fernández de Kirchner hizo en su discurso en la Esma del viernes una manifestación esperanzadora en relación a la libertad de expresión: “Hemos alcanzado un grado (tal) donde cualquiera puede decir lo que se le dé la gana sin temor a ser ni reprimido, ni golpeado”, señaló la Presidenta y comprometió hacia el futuro su palabra en ello.
Se supone que, aunque lo dijo frente a Hebe de Bonafini en un contexto de loas hacia un sector de las Madres de Plaza de Mayo, en esta afirmación Cristina incluyó de modo central a los periodistas y que en el descarte del verbo “reprimir” ella involucró no sólo a los carteles anónimos de escrache y a las acusaciones macartistas de muchos de sus propios simpatizantes, de los medios públicos y de hasta de algunos miembros de su gobierno, sino también al simulacro de juicio público a hombres de prensa y medios que promovió la misma dirigente.
Un par de días antes, el Senado de la Nación, de modo unánime, había aprobado una resolución que expresaba su “más enérgico repudio a todo acto de violencia, intimidación, hostigamiento y persecución que atente contra la labor de los periodistas y de los medios de comunicación”, incluido lo que por entonces se planeaba como un acto de apuntamiento cuasi fascista de las Madres de Plaza de Mayo hacia periodistas, enmascarado como “juicio ético”.
Un día después, los diputados tuvieron que producir dos dictámenes en términos de repudio, porque el oficialismo kirchnerista se indignó cuando se quiso incluir la mención de ese acto de Bonafini como parte de la presión hacia la prensa.
Sin embargo, también el jueves, quienes vieron a la dirigente sobre el tinglado que simulaba un tribunal que se armó en la Plaza de Mayo y observaron su propia pasividad y hasta la pobreza numérica y la falta de fervor de su auditorio, pudieron darse cuenta de cómo el Gobierno había operado para bajarle los decibeles a la movida, una pantomima fuera de tiempo y espacio que empalideció el homenaje que se le hizo a las Madres por haberse plantado frente a los militares, por primera vez hace 33 años.
El discurso de Cristina, en todo caso, contrapesó, desde la alabanza, la sumisión kirchnerista que demostró Bonafini.
El papelón que los “batatas” fascistas de Guillermo Moreno le hicieron pasar al Gobierno ante la opinión pública el domingo anterior, en la Feria del Libro, cuando intentaron acallar la voz del periodista Gustavo Noriega, quien presentaba un libro sobre las manipulaciones estadísticas y humanas dentro del Indec, fue un mal trago que la Presidenta no estuvo dispuesta a repetir.
Al respecto, el jefe de la bancada del FVP en el Senado, Miguel Ángel Pichetto pareció haberse hecho cargo de quienes “fueron a la Feria del Libro para repudiar con violencia al autor de un texto y no hicieron otra cosa que darle más publicidad a lo que quería ocultar”. Esa indiscreción luego fue criticada de modo indirecto por el propio Néstor Kirchner, desde la arenga que les dedicó a los legisladores el jueves en el Congreso.
Ante tantos vericuetos propios de la ambigüedad a la que siempre jugó el Gobierno, queda ahora sólo por saber si la manifestación de la Presidenta resultará tan sincera en el tiempo como sonó en el discurso o si es sólo parte de una táctica de reacomodamiento de piezas que le permita a los Kirchner seguir dando batalla contra los medios y los periodistas, en la que la acción del oficialismo en el Senado resultó ser un desliz y la de los diputados kirchneristas la letra oficial.
Quienes suscriben esta última posibilidad suponen que, por antecedentes, el matrimonio volverá por sus fueros, porque el espíritu bélico reside en su naturaleza, como modo central de entender la política y porque la ideología de algunos de sus apoyos ya no tienen vuelta atrás. Para ratificar esta postura, en el discurso que hizo por el 1 de mayo en Paraná, Kirchner volvió a decir que el Gobierno se enfrenta “a una oposición muy particular, como lo es la concentración mediática”.
Por eso, los ultracríticos de la acción propagandística gubernamental, destinada para ellos a monopolizar el pensamiento, afirman que, el kirchnerismo avanza también en la cuestión mediática hacia una “chavización”, no tanto por el lado de cierres directos como ha hecho el presidente venezolano o a través de fragmentaciones como establece la suspendida ley de Medios, sino por el lado de oponerle a las informaciones que desnuden las debilidades del Gobierno, legiones de mercenarios que se hagan oír vía internet y a través de las nuevas formas de comunicación rápida, como Facebook o Twitter.
En Venezuela, se han articulado recientemente las “guerrillas comunicacionales” en las que participan consejos comunales, estudiantes de Comunicación Social, comunicadores alternativos y populares de variadas disciplinas para “generar espacios de divulgación” que sirvan “como artillería para desmontar la constante tergiversación de los acontecimientos en los medios contrarrevolucionarios y la difusión de mensajes que implican instigación al odio y al magnicidio”.
En línea con este mensaje que se difunde desde el gobierno venezolano y mas allá de sus manifestaciones a favor de la libertad de expresión, en el mismo discurso de la Esma, la Presidenta no se privó de hablar de una “manipulación casi perversa” de los medios para “exacerbar la bronca de la gente”, al tiempo que señaló que si esa bronca se produce por un corte en una calle, por ejemplo, y se la despeja “son los primeros que salen a azuzar contra la violencia, condoliéndose con la víctima, propiciando movilizaciones y manifestaciones contra la represión”.
En materia de cuestiones en común, también es notable como la Argentina se ha pegado a Venezuela en algunas cuestiones clave que los sitúan a ambos como hermanos en desgracia en los últimos lugares de Latinoamérica en cuanto a su riesgo, como por ejemplo compartir la pasión por la inflación o el control de los precios máximos o el subsidio a las tarifas de servicios públicos, todos elementos derivados de la concepción estatista de sus políticas económicas.
Por suerte, hasta ahora, en la Argentina, no se ha visto todavía a un juez de la Corte que diga, como una magistrada en Venezuela, que “la división de poderes es algo burgués”, al grito de “Chávez no se va...”, aunque ya hay quienes han avanzado contra la máxima jerarquía judicial.
Justamente, la Argentina será centro el martes y el miércoles de una nueva reunión de la Unasur, en la que los presidentes del bloque deberán evaluar si el grupo de países sudamericanos ya está maduro para elegir por consenso un secretario general.
El candidato principal allí es Néstor Kirchner y en la semana que pasó hubo dos reuniones bilaterales que tocaron el tema: una en Olivos, entre la Presidenta argentina y su par uruguayo, José Mujica y la otra, en Brasilia entre los presidentes Lula y Chávez.
La reunión entre Mujica y Fernández tuvo como centro el corte en el puente de Gualeguaychú-Fray Bentos, tras el fallo de La Haya, tópico que la Argentina se empeñó en negar y que Uruguay, en boca de su canciller, confirmó como parte de la agenda, aunque adelantó lo que luego el propio presidente oriental se encargó de ratificar: “No pedimos ni esperamos una salida de corte policial, porque no quiero que los uruguayos choquen con gente que les tire piedras”.
El segundo condimento tuvo que ver con algo que los uruguayos no pudieron ni siquiera ratificar en Montevideo, como que se habló del voto de Mujica a favor de Kirchner para la Unasur, en canje por el levantamiento del corte.
El nuevo presidente del Uruguay señaló que se habían terminado los tiempos de Tabaré Vázquez y, sin comprometerse, abrió la puerta para un voto positivo, algo que ha desatado los demonios entre la oposición del otro lado del Río de la Plata.
El ex presidente y líder del partido Colorado, Julio María Sanguinetti dijo en la semana que en su país “nadie considera que sea una candidatura adecuada debido a las condiciones personales de Kirchner, que no es un hombre de conciliación diplomática”, en línea con Eduardo Duhalde que, desde la interna justicialista, disparó que el ex presidente “es especialista en desintegrar”.
Sin embargo, la estrategia uruguaya ha sido la de ganar tiempo, ya que propondrá que la votación en Los Cardales, lugar del encuentro, se haga por orden alfabético, lo que le asegura saber de antemano la postura de Brasil y, obviamente la de Chile, ahora con un presidente de derecha, y la de los demás dudosos, como Colombia o, aún menos, Perú. En este aspecto, los presidentes Lula y Chávez señalaron que esperan que haya fumata blanca en la ocasión y, aunque no arriesgaron nombres, se sabe que el venezolano apostará por Kirchner y, con algunas dudas, se cree que finalmente Brasil también.
Aquellos que siguen de cerca la política brasileña hablan de la “paciencia estratégica” como marca registrada por Itamaraty para no generar conflictos y señalan que no creen que el presidente Lula tenga ganas de pelearse con la Argentina por un bloque que Brasil mismo armó para mostrar su liderazgo, pero al que es capaz de convertirlo en un sello de goma hasta que la cosa se extinga si Chávez se pasa de vueltas, como ya hizo con el Banco del Sur.
“A Brasil le preocupa cada vez menos lo que pasa en el barrio”, había dicho también Sanguinetti para marcar la vocación del vecino, deseoso de jugar a nivel global, antes que embarcarse en disputas regionales.
Puertas para adentro, si Kirchner finalmente es electo, el Gobierno habrá recuperado aliento y se verá entonces si se mantiene la promesa presidencial de aflojar su presión hacia la prensa y si eso le permite remontar la degradación a que lo ha sometido el caso de coimas en las ventas de productos argentinos a Venezuela, por más que el ex presidente le jure a sus compañeros del PJ oficial que, pese a todo, su imagen y la de su esposa han levantado en las encuestas que dice manejar.
Hugo E. Grimaldi
DyN
Estimado Hugo Excelente tu artículo de análisis. Hay que tener en cuenta el tema de la "chavización" de los medios - como bien lo expresás-, pero la kirchnerización mediática, es más coercitiva que la primera. Aquí se va más a las personas (periodistas-sujetos), que al orden empresarial mediático. ¿Por qué esto último es más peligroso? La lógica K del "apriete" simplifica la política en el binarismo "buenos y malos" (amigos y enemigos" como sostenía el filósofo nazi Carl Schmitt. Esperemos no terminal tan mal como estos... abrazo Gustavo Contarelli
Increible que Lula vote a NK... se cae un ídolo!, y que Uruguay para zafar, forme parte de los últimos en votar, le viene muy bien a Mujica, ya q dudo su voto a favor, pero si vé que los demás le votan en contra,él puede votar a favor y quedar bien.... no lo quisiera tener que ver si hay que desempatar!!!
Y ya empezamos a desasnarnos sobre cómo viene la movida política del amigo El Pepe Mujica; otro impresentable mas de esta izquierda retrógrada que se ha enquistado en nuestros países. Estos gobernantes que se suben al caballo por la izquierda y se bajan por la derecha. Nos empujan cada vez mas a la derecha!; desnudan con sus acciones una incapacidad para la ejecución de políticas de estado realmente asombrosa. Ni que hablar de nuestros pingüinos; sin políticas agrarias; industriales y energéticas; con nuestras principales industrias en manos de capitales externos; pero eso sí; haciendo negocios para su propio enriquecimiento a diestra y siniestra; Ahí no hay derechas ni izquierdas!!
LA VERDAD QUE SOMOS VERGUENZA MUNDIAL CON ESTE GOBIERNO , Y QUIEN LOS PUEDE PARAR , NUNCA SE VIO EN EL MUNDO DE LA POLITICA TANTA MUGRE Y CORRUPTOS COMO EL QUE TENEMOS , DAMOS ASCO ,,,
Que grande Huguito, me gustaba más cuando allá por el '83 vaciabas financieras y te llevabas tu casa la guita del tesoro delante de la inspección del BCRA ... En el camino quedó Cristaleria Tacuarí, Afisa, Aguirre, Centros Comerciales, .... Eras una plaga !!!