Denunciado hace días por estafa y falsificación de documentos, como lo hizo público este portal el 9 de junio pasado, Oscar Mangone es un gremialista que cultiva el perfil bajo para poder moverse libre en varios ámbitos —algunos difusos, pues Mangone tiene influencia con kirchneristas y con anti K— y aún así se las ingenia para que su rostro ni su nombre cobre estado público.

Mangone hace buenas migas tanto con Hugo Moyano como con Claudio Lozano y otros dirigentes de la CTA.

Y la historia que casi todos desconocen en el ámbito público, es el rol que jugó Mangone como una especie de “public relations” de la banda “Callejeros”, cuando después de la masacre de Cromagnon los músicos encabezados por el Pato Fontanet se enfrentaron —amenaza aún latente— con la posibilidad de ser encarcelados bajo responsabilidad de haber organizado aquel fatídico recital que le costó la vida a casi 200 jóvenes en la noche de diciembre del 2004.

Justamente fue Oscar Mangone quien llevó a Fontanet y sus músicos a tres entrevistas claves que intentaban servir de apoyo para el grupo musical.

Uno de ellos fue con el Cardenal Jorge Bergoglio, en la sede del Episcopado porteño. La máxima figura del catolicismo argentino (no concede audiencias a cualquiera a puertas cerradas), recibió a los “Callejeros” a solicitud de Mangone y fue quien les dijo en aquella ocasión (según dijeron algunos de los músicos presentes) algo así cómo:

“Tengan cuidado que ustedes pueden ser el chivo expiatorio de este conflicto entre poderosos… ustedes son el eslabón más débil en la cadena de responsabilidades…”.

Alguien del círculo de Mangone (quizás su esposa, muy proclive a irse de lengua en el barrio de Villa Celina para mostrar orgullosa lo influyente que es su marido) dijo que el Cardenal Bergoglio les dio a entender a los músicos que ya sabía que la Justicia no iría contra Aníbal Ibarra, pues allí podría quedar salpicado el kirchnerismo.

Mangone prosiguió llevando a los músicos a entrevistarse con otras personalidades influyentes. De Bergoglio a Hebe de Bonafini hay un abismo ideológico que el sindicalista del gremio del Gas lo cruzó sin demasiado problemas. La jefa de las Madres no pareció simpatizar demasiado con los “Callejeros”, pero igual les mostró un apoyo solidario más de compromiso que de convencimiento.

Pero donde Mangone se lució a rajatabla fue poniendo en contacto a Patricio Santo Fontanet con el sempiterno hombre fuerte de los Kirchner, el entonces Ministro de Interior Aníbal Fernández. Por lo que decían los músicos de la banda, Fontanet tenía agendado en el celular uno de los teléfonos que usaba el ministro: 154 402 5413, aún vigente bajo el sistema que quien llama debe decir su nombre y el receptor del llamado puede o no responder la comunicación.

Varias veces Fernández llamó a Fontanet para sugerirle que no se profugaran de la justicia, y el cantante de “Callejeros” llamaba al ministro para otras consultas.

Fue Mangone quien les puso y les cambió abogados a la banda, y hasta les cedió un local del gremio en el barrio de Boedo para que se reunieran en el momento más tembloroso de la banda.

Es cierto que Mangone y los músicos son oriundos del mismo lugar —Villa Celina— y que la hija del gremialista es la artista plástica que realiza el diseño del arte de tapa e interior de los compac de la banda, pero su nivel de llegada a un arco extraño por lo amplio como es tanto el cardenal Bergoglio como Hebe de Bonafini y Aníbal Fernández, demuestran la versatilidad de este hombre ahora denunciado ante la justicia por estafa y falsificación de documento.

Jorge D. Boimvaser