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Las universidades públicas argentinas enfrentan hoy algunos desafíos comunes con las casas de altos estudios de la región, entre ellos dar respuesta a la expansión de la matrícula con alumnos de hogares humildes, garantizar el acceso y el egreso, integrarse y armar redes en proyectos comunes de calidad e investigación.
Sin embargo, sobre la base de las últimas reuniones y debates de la educación superior que tuvieron lugar en el país y en otros de América Latina, quedó claro que la Argentina está ubicada en un escenario afortunadamente mejor respecto a otros países latinoamericanos emergentes.
Las universidades argentinas aún no enfrentan el feroz flagelo del arancelamiento, los exámenes selectivos -como en Chile- la contratación de profesores por tres ó seis meses para dictar una sola materia, como en Bolivia y parte de Brasil.
Tampoco aún abrieron la puerta a la "transnacionalización" o "transfonterización" de la educación universitaria, como suelen decir algunos especialistas y ex funcionarios educativos, que ya se instaló en algunos países europeos y americanos.
En general, funcionarios argentinos como el ministro de Educación Alberto Sileoni, el secretario de Políticas Universitarias Alberto Dibbern y legisladores de las comisiones de Educación como Daniel Filmus, Adriana Puiggrós y Blanca Osuna coinciden en la "resistencia" de las casas de altos estudios argentinas estatales a "los cambios de rol y de modelo institucional".
Asimismo, sostienen la necesidad de "poner límites al modelo profundamente opresivo" y "profundizar un espacio para la educación latinoamericana".
Dibbern señaló como uno de los problemas en común entre las instituciones argentinas y las de América Latina y el Caribe la "inclusión de todos los estudiantes", con "garantía de una educación de calidad e igualitaria".
A la vez, alertó sobre casos de "expansión del sistema de educación privado de baja calidad", que a veces surge y ve la oportunidad de infiltrarse cuando hay mayor demanda estudiantil.
"El crecimiento de la matrícula plantea el problema de la formación docente, la problemática de los docentes full time, de los provisorios, los contratados y los ad honórem, lo que provoca una amplia fragmentación interna", sostuvo la senadora Osuna.
Según Puiggrós, muchas universidades latinoamericanas "se encuentran haciendo esfuerzos para poner límites a acuerdos, como el de Bologna (la universidad más antigua del mundo), quieren relanzar el carácter de bien transable a la educación superior".
"Esto implica que las universidades abran las barreras del mercados, a la liberalización de la contratación de docentes y en la instauración de los planes de estudio", apuntó Puiggrós, que preside la comisión de Educación en Diputados.
La respuesta oficial a la expansión y crecimiento del número de docentes y estudiantes en gran parte de las 40 universidades públicas argentinas, estuvo a cargo de Dibbern.
"La respuesta tiene que ser en forma planificada, con alternativas como la creación de nuevas universidades, la expansión de las existentes en centros o departamentos de la casa central y el control del Estado de la ampliación en base a la calidad y la educación privada", sostuvo.
Laura Hojman
DyN
hay universidades publicas y privadas en argentina q no pasan de ser una ridicula promocion de egolatria de intendentes o de negocios para empresas es urgente relanzar la educacion toda en la argentina, especialmente la universitaria los tradicionales versos de la universidad popular solo han servido para diplomar burros o para llenar bolsillos de algunos solo los mejores deben ir a la universidad, tener subsidios adecuados y una universidad de primer nivel la cantidad de alumnos depende de la calidad de los alumnos, profesores y medios de ensenanza e investigacion y de las necesidades del pais un pais repleto de medicos abogados ingenieros etc mediocres no es mejor q uno con pocos profesionales de primer nivel
Yo creo que hablar de la problemática de la educación universitaria en forma separada del resto del sistema educativo argentino no sirve para nada. Es cierto que podemos encarar todas las reformas que nos impongan (como ya aceptamos en los 90 la acreditación, que con sus bienes y sus males continúa) pero si queremos una universidad que le sirva al país debemos revisar y replantear TODA la educación. La universidad no es un sistema cerrado, recibe a los estudiantes tal y como salen de la escuela media, que a su vez los recibe tal y como salen de la escuela primaria. En consecuencia y a mi entender, cualquier planteo que no esté basado en un análisis sistémico e integral del sistema educativo está condenado al fracaso, solo producirá medidas parciales y que tendrán una efectividad reducida a los efectos de lograr el fin deseado. Saludos a los señores periodistas y a mis amig@s del foro. Jorge A. Rodriguez jorge@trashmail.net