Uno de los aspectos más importante a destacar sobre las tríadas chinas, son las diferencias que las separan de las organizaciones mafiosas italianas y a la jacuza japonesa.

Principales diferencias entre tríadas y otras organizaciones

Triadas:

• Bandas sueltas o no jerárquicamente encadenadas

• Base de poder independiente

• Organización horizontal

• Jefe: influencia limitada - puesto honorífico

• Completa autonomía

• Beneficios pertenecen a bandas individuales

• Las controversias son resueltas mediante negociaciones y por luchas

• Compuestas por fraternidades criminales

Mafias/ Yacuza:

• Organización criminal monolítica

• Poder difundido desde un núcleo central

• Cadena rígida de comando

• “Padrino” - Jefe

• Liderazgo central

• Beneficio va a la organización

• Controversias resueltas por la dirección central y por luchas.

• Una empresa criminal

Las tríadas en el mundo: divisiones y subgrupos

Muchas obras consultadas coinciden en dividir en ocho grandes grupos las organizaciones criminales chinas, de los cuales cuatro pueden considerarse propiamente como tríadas. Todos ellos cuentan con numerosas subdivisiones o sindicatos y si bien existen discrepancias entre diversos autores podría considerarse como aceptables las siguientes divisiones:

Sun Yee On

Sun Yee On, con base en Hong Kong, está considerada como la más grande y una de las más peligrosas de todas las tríadas, tiene numerosos brazos y subgrupos, se cree que cuenta con una cantidad estimada de 60.000 miembros y opera también en sociedad con bandas como la Tung On de la ciudad de Nueva York. Asimismo, desarrolla actividades criminales en otras ciudades estadounidenses como Los Angeles, Miami y San Francisco.

Está presente también en Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Canadá, España, Francia, Holanda, Japón, Luxemburgo, Reino Unido, Rusia y Tailandia.

Sus actividades criminales incluyen el manejo de grandes night clubs, prostitución, falsificaciones de todo tipo, operaciones de procesamiento de narcóticos en Hong Kong, contrabando de personas y bienes de uso y consumo, como también los infaltables crímenes por encargo.

14K

Su base principal está en Hong Kong y sus miembros han surgido de cantones de diferente origen y cuenta con una cantidad de miembros que podría superar los 30.000 y alrededor de 30 subgrupos oficialmente detectados. Entre ellos: Hau, Tak, Ngai, Yee, 14K Tai, Huen, Baai Lo Wo y Lee Kwan.

Además de Hong Kong, la tríada 14K desarrolla actividades criminales en Australia, Canadá, países de Europa Occidental, República Checa, Eslovaquia, Rusia, Sureste Asiático y los EE.UU.

14K está fuertemente involucrada en tráfico de alcaloides y entre ellos la heroína, además de los delitos generales que desarrollan estas organizaciones delictivas chinas.

Grupo Luen

La tríada Luen está basada en Hong Kong, al igual que la 14K y comparte con esta su membrecía cantonesa. Se le reconocen oficialmente cuatro subgrupos: Luen Lok Tong, Luen Tei Ying, Luen To Ying, y Luen Ying She. Junto a la 14K fue la primera organización criminal de este tipo en iniciar acciones en Canadá, basada principalmente en Toronto, pero cuenta con vínculos estrechos con otras tríadas activas en los EE.UU., se llama a sí misma Luen Kung Lok según informa la Real Policía Montada de Canadá .

Grupo Wo

Con base en Hong Kong y membrecía cantonesa, esta tríada de aproximadamente 25.000 miembros tiene como mínimo 12 brazos principales, de los cuales cabe mencionar a Wo On Lok, Wo Shen Wo, Wo Yung Yee, Wo Hop To, Wo Laik Wo y Wo Shen.

Dicho conjunto de brazos de las tríadas del Grupo Wo operan en Bélgica, Holanda, Luxemburgo (Wo Shen Wo y Wo On Lok), Alemania, Francia, y Portugal (Wo Shen Wo); y San Francisco (Wo Hop To).

Varios especialistas coinciden en afirmar que los miembros de esos grupos citados cooperan estrechamente entre sí, pero no comparten los rituales y ciertas particularidades de sus sociedades, como sí ocurre con otras tríadas.

Además, mantienen duros enfrentamientos territoriales en Hong Kong, sobre todo con miembros de la tríada Sun Yee On.

Entre las principales organizaciones criminales chinas que no son consideradas como tríadas, pero que potencialmente podrían operar también en la Argentina y la región, se encuentran las siguientes:

Gran Círculo

Este grupo criminal de aproximadamente 6.000 miembros, debe probablemente su nombre a la designación de prisiones en los mapas de la década del 60 en la China del siglo pasado, donde cumplían penas miembros de la “Guardia Roja” que habían cometido diversos delitos.

Con una expansión notable durante las últimas décadas, luego de pasar a Hong Kong desde diversas regiones del territorio chino, los miembros del “Gran Círculo” expandieron sus actividades a los EE.UU., Canadá y América del Sur.

Está organizado en células, con miembros juramentados mediante ritos secretos, lo cual dificulta su detección. Como casi todas las organizaciones chinas, la organización madre resulta altamente difícil de penetrar. Además y al igual que las tríadas, sus miembros suelen comunicarse utilizando dialectos incomprensibles para cualquier servicio de inteligencia o fuerza de seguridad y policial.

Sus principales delitos no difieren de los ya expuestos en los casos abordados de las tríadas.

Sol Rojo

Considerada como surgida en comunidades chinas implantadas Europa, la banda “Sol Rojo” opera en países del continente europeo como Alemania, Austria, Bélgica, Eslovaquia, España, Francia, Holanda, Italia, Reino Unido. Rusia.

Esta organización criminal desarrolla actividades delictivas muy especialmente en las ciudades italianas de Roma, Milán y Florencia, especialmente en contrabando de personas, narcóticos y lavado de dinero.

Bambú Unido

Finalmente, cabe citar a la banda criminal taiwanesa “Bambú Unido”, de aproximadamente 25.000 miembros como la de mayor poder hoy en su país. Organizada sobre el modelo chino “Tong”, desarrolla actividades vinculadas a la prostitución, el juego, la extorsión y otro tipo de delitos.

Esta organización logró expandirse a los EE.UU., Canadá y América del Sur, aunque manteniendo lazos muy estrechos con Taiwán y, según fuentes dignas de crédito, con el servicio de inteligencia de este último país, cuyos agentes desarrollan tareas de espionaje sobre las actividades de la República Popular China.

Hai Pang o “Cuatro Mares”

Esta organización criminal, que contaría con alrededor de 5.000 miembros, opera muy cercana a “Bambú Unido”. Aunque se considera que está desactivada en Taiwán desde una amnistía que les fuera otorgada, continúa desarrollando actividades delictivas en los EE.UU. Además, se sospecha que algunos de sus subgrupos y miembros trabajan para la inteligencia taiwanesa.

Los crímenes más importantes y comunes

•Extorsión y chantaje de protección

•Crímenes por mandato

•Monopolio de negocios y servicios según conveniencias de mercado

•Tráfico de alcaloides

•Juego ilegal

•Prostitución y pornografía

•Préstamos usurarios y cobros de deudas

•Venta de bienes de contrabando y pirateados

•Comercio de moneda y tarjetas de crédito falsificadas

Las triadas en la triple frontera y en la Argentina

En el Capítulo VI de la conferencia en la FAA titulado “Terrorismo Emergente - Terrorismo y Crimen Organizado, este mismo autor expresaba lo siguiente:

"El teatro de la triple frontera entre la Argentina, Brasil y Paraguay, cuyo centro es Ciudad del Este, situada en el último de los países mencionados, se ha convertido en un verdadero «santuario» de delincuentes. Esto permite a las células extremistas no sólo mimetizarse en centros poblados por inmigrantes orientales y árabes, sino también conectarse con asociaciones mafiosas, contrabandistas comunes y narcotraficantes, proveedores de armas sofisticadas, documentación falsa y todo tipo de elementos necesarios para lanzar operaciones terroristas de envergadura.

Entre las organizaciones criminales que han puesto ya pie en nuestro país, se encuentran la «mafia» rusa, las «tríadas» chinas y la «yakuza» japonesa, aunque sus bases de operaciones principales se encuentran en el territorio de la triple frontera entre la Argentina, Brasil y Paraguay.”

Cabe destacar que en la Argentina han podido registrarse hechos cometidos por esas organizaciones criminales.”

Es interesante citar el episodio ocurrido días pasados, en que nuestras fuerzas policiales capturaron un valiosísimo cargamento de morfina, que traficantes locales habían a su vez hurtado a un grupo chino. Asimismo, los especialistas estadounidenses en la «yakuza» japonesa, David Kaplan y Alec Dubro, afirman que sus miembros “han causado problemas en Sudamérica. Los abastecedores de mujeres para la prostitución, también han engañado a mujeres de Colombia, Brasil y de otros países, y las han trasladado al Japón. Por lo menos -afirman-, dos operaciones de contrabando de armas han sido relacionadas con la Argentina y se sospecha que se ha blanqueado mucho capital en este continente”.

No se trata aquí de pensar que estamos rodeados de monjes egresados de templos shaolín, al estilo del famoso Kwai Chang Caine, inmortalizado por David Carradine en la recordada saga “Kung Fu”, como alguien bromeó luego de la conferencia en la FAA.

Las tríadas que operan en la región y la Argentina, como la letal Sun Yee On, ya mencionada, que tiene su centro de irradiación en Ciudad del Este (tal vez también la Fa Yen), desarrollan desde hace muchos años todo tipo de actividades delictivas, sin que sean debidamente investigadas y neutralizadas, antes que el país deba enfrentar situaciones similares a las que se observan en otros lugares del mundo.

Con respecto a la región de la Triple Frontera, cabe reiterar los siguientes conceptos expuestos hace tres años por este autor:

“La inmigración china estuvo facilitada por el gobierno paraguayo desde 1980 con el objeto de impulsar las actividades comerciales en Ciudad del Este. Como era previsible, los ciudadanos de ese origen vieron y aprovecharon inmediatamente las ventajas del ambiente criminal especial que reinaba en Paraguay para trabajar en negocios ilícitos.

“Los criminales chinos están actualmente operando en una amplia gama de negocios, entre ellos la extorsión a gente de ese origen que vive en Ciudad del Este, a quienes se obliga a comprar diferentes tipos de mercadería importada de China (incluyendo Hong Kong), aplicando las muy duras reglas mafiosas si alguien rechaza tales ofrecimientos.

“Con respecto a Hong Kong, sus grupos criminales exportan productos pirateados a Paraguay en conexión con sujetos de origen libanés relacionados con el Hizballah.

“La convergencia entre las tríadas chinas y organizaciones terroristas no están limitadas al Hizballah; los servicios regionales de inteligencia admiten que ellos también operan con la organización sunnita egipcia Gama Islamiyah, entre otras. Se tiene conocimiento asimismo que las “familias” mafiosas chinas Ming y Sung-I estaban involucradas en transferencia de dinero ilegal y de vender armas a Gama Islamiyah. Los mismos patrones podrían aplicarse a otras ciudades donde operan las bandas chinas, que además tienen contactos poderosos y negocios en diversas ciudades de Brasil, Paraguay, Bolivia y Argentina (Capital Federal y Provincia de Buenos Aires).”

Uno de los frutos más importantes de la conferencia dada en la FAA -a pesar de que el crimen organizado era un tema secundario dentro de su temario-, fue la posterior revelación por parte de algunas fuentes en la Cancillería argentina a este autor, acerca de la existencia de una red de contrabando de personas (no debe confundirse con tráfico) desde China a la Argentina, que comprometería seriamente a funcionarios corruptos de ambos países. Siempre según estas fuentes, existía una cadena delictiva que facilitaba a los emigrantes pasaportes, visas de salida de China, como también de entrada a nuestro país, que luego eran extendidas para facilitar su permanencia en la Argentina. Esto se complementaba posteriormente en nuestro país facilitando los trámites para la obtención del Documentos Nacional de Identidad (DNI) y posteriormente hasta pasaportes, si las circunstancias y el pago de importantes sumas de dinero en materia de soborno lo permitían. Así, los beneficiarios podían optar entre instalarse definitivamente en el país o trasladarse por ejemplo a Canadá, que era al menos entonces uno de los objetivos más importantes para los inmigrantes chinos.

Los conceptos vertidos en la exposición citada, nada menos que hace quince años y que obviamente reflejaban la evolución de una amenaza preexistente de antigua data, permiten requerir en este momento a las autoridades nacionales una profunda Investigación, sobre lo que se ha hecho durante una década y media para prevenir la implantación del tipo de sociedades criminales transnacionales como las tríadas o los Tong en la Argentina.

Asimismo, ampliar las investigaciones que se hayan realizado para identificar a quienes hayan cooperado para facilitar las acciones delictivas desarrolladas por los grupos chinos vinculados al crimen organizado, tengan estos que ver o no con las famosas tríadas, objeto del presente estudio.

Tampoco debería sorprender la mora en abordar preventivamente amenazas contra la seguridad, por parte de grupos criminales foráneos denunciados en la conferencia citada.

En esa misma oportunidad, este expositor ratificó ante casi dos centenares de personas la advertencia que hizo en 1992 al entonces presidente de la Nación, Carlos Saúl Menem, poco después de que fuera atacada la embajada de Israel en Buenos Aires. Uno de los párrafos de la exposición en la FAA afirma:

“En el mencionado informe solicité al Sr. Presidente de la Nación Argentina la adopción de urgentes medidas de prevención. Entre otros conceptos decía: “Si el motivo principal del atentado, fue castigar la política exterior de nuestro país, serán atacados otros objetivos argentinos, especialmente civiles, tanto en nuestro país como en el exterior.”

Además de que ello fue una advertencia desoída elevada al Presidente en 1992, el Dr. Juan José Galeano, recién citó a este expositor en abril de 2000 para solicitarle ayuda en la investigación de la Causa AMIA, en su carácter de titular del juzgado a cargo; es decir, cinco años después y gracias a la sugerencia de un reconocido periodista.

Con tamaño precedente, tampoco sorprendió a este autor que casi nadie se interesara en profundizar los estudios e investigaciones necesarios para valorizar la naturaleza de las amenazas crecientes, confirmadas sin lugar a duda alguna, por parte de organizaciones criminales con centros de operaciones en países vecinos, pero con registro de actividades delictivas en territorio nacional.

Para ese entonces, Carlos S. Menem ya había dejado la presidencia de la Nación, aunque no necesariamente las redes de funcionarios de carrera y políticos de distintos ministerios, cómplices de las organizaciones criminales chinas y/o sus operadores, vinculados con el contrabando de personas a la Argentina.

Desde 1995 hasta la fecha, decenas de miles de ciudadanos de China, de Hong Kong antes y después de su cambio de estatuto y hasta de Taiwán, llegaron a la Argentina en busca de un futuro mejor para sus familias. La mayoría de estos, personas de buena voluntad, pero en definitiva ligadas de manera casi permanente y simbiótica a la red de contrabandistas de seres humanos, chinos, argentinos y de otras nacionalidades. Es que en muchos de los casos estudiados por expertos, se coincide en que los ciudadanos chinos beneficiados por el contrabando humano, se convierten en promotores permanentes o eventuales de las sociedades criminales, para que estas den también a familiares, amigos y conocidos las mismas facilidades que ellos recibieron para radicarse en un país como la Argentina.

Nuevamente, la inmensa mayoría de los inmigrantes son gente trabajadora y de buena voluntad. No obstante, el problema más grave radica en la facilidad con que miembros de grupos criminales, dedicados a la comisión de delitos como el tráfico de alcaloides, de dinero y mercadería falsificada, a la extorsión y, por último, a crímenes por mandato como los que se observan actualmente en nuestro país, lograr ingresar libremente a territorio argentino y mimetizarse en sus respectivas comunidades.

La urgente necesidad de una estrategia antitríadas

La legislación comparada a nivel internacional en casos específicos como los tratados en este ensayo, demuestra claramente que los diferentes delitos cometidos por las tríadas y otras organizaciones chinas como aquellas que responden al modelo Tong, no se diferencian en demasía a las formas más comunes de crimen organizado, según definen a estas los tratados internacionales vigentes en la materia.

De cualquier manera y como se intenta dejar en claro en el presente documento, cualquier estrategia antitríadas requiere un conocimiento profundo de las estructuras y tácticas operacionales de estas organizaciones criminales. Como ha podido observarse a lo largo de esta exposición, la naturaleza clandestina y hasta mítica de las tríadas y hasta los brevemente mencionados Tong, hace que las fuerzas de inteligencia y del orden de muchos países enfrenten severas dificultades, cuando se trata de detectar y neutralizar sus actividades y preparar el camino para el enjuiciamiento de quienes resultaran finalmente detenidos.

Asimismo y esto no es de importancia menor, convocar a expertos en cultura china, que en nuestro país los hay y con un alto nivel académico, a efectos de que puedan brindar sus valiosos consejos con el objeto de establecer canales de comunicación con las comunidades locales de ese origen. De esa manera, podría alentarse a estas con el objeto de que presten la mayor cooperación posible para denunciar las actividades criminales que se encubren en su mismo seno.

Sin embargo, en la Argentina existe un altísimo nivel de corrupción estructural de larga data en los tres poderes del Estado, que impide por ejemplo desarrollar una lucha efectiva contra el narcotráfico, la clarificación de dinero de origen criminal, el contrabando y tráfico de personas y bienes de uso y de consumo, y hasta la falsificación de medicamentos para enfermos terminales, etc.

Frente al cuadro de situación arriba mencionado, resulta ingenuo pensar que pueda tomarse una decisión política al más alto nivel del Estado, orientada a neutralizar la amenaza creciente de la criminalidad organizada china, triádica o no. Más difícil será sin duda lograr tal objetivo, si a medida que crece la inmigración china y con ella el ingreso de cuadros criminales, aumentan también las pingües ganancias que permiten adquirir en la Argentina la protección mafiosa necesaria para dar continuidad a las actividades crecientes de estas organizaciones.

Horacio Calderón
Analista Internacional
Experto en Asuntos del Medio Oriente