La problemática de chicos con dificultades de aprendizaje, de contextos de pobreza, con capacidades diferentes y hasta los talentosos o superdotados, tiene puntos en común, entre otros, que las políticas públicas aún no dan respuesta y que la oferta educativa no está diseñada para ellos.

Cuando se piensa en los alumnos de hogares pobres o que tienen dificultades motrices, visuales, auditivas o en aquellos que se "aburren" con sus compañeritos que están aprendiendo los primeros rudimentos, muchos funcionarios consideraron que lo más democrático e igualitario era "integrarlos" en la escuela común y en el mismo aula.

Estas medidas oficiales no dieron resultados alentadores para las necesidades de estos chicos y adolescentes, entre otros motivos por la falta de una currícula adecuada que atendiera tanto a los "comunes" como "especiales", ni contara con maestros especialmente entrenados para estas problemáticas ni tampoco escuelas con "accesibilidad" adecuada.

Pero, seguramente estará la pregunta: ¿Qué tienen que ver los chicos que provienen de contextos de pobreza en la inclusión educativa?

Simplemente, debido a que accesibilidad e inclusión en la educación significan también oferta de escuelas cercanas en el barrio que habitan, infraestructura adecuada y vacantes para todos los chicos vecinos.

Sucede desde por lo menos más de una década en la Ciudad de Buenos Aires -es decir a través de diversas gestiones- que hubo una explosión en construcción de escuelas en barrios acomodados, entre otros Recoleta y Palermo, donde el crecimiento vegetativo fue lento y no en consonancia con los nuevos establecimientos.

En cambio, en la zona Sur de la Ciudad -La Boca, Barracas, Bajo Flores, Lugano- entre otras, se disparó la población que se asentó en viviendas precarias pero sin la respuesta de la política educativa, dado que allí prácticamente no se construyeron ni ampliaron edificios escolares.

En consecuencia el que un niño de corta edad o un adolescente tenga que tomar todos los días un colectivo escolar para trasladarse a un escuela que no pertenece a su barrio, con compañeros con los que no puede compartir juegos o visitas, es también una falla en la inclusión.

Respecto a las problemáticas de los alumnos con discapacidad, algunas gestiones educativas, varias décadas atrás, apuntaron a separar y segmentar a los alumnos de acuerdo a su problemática, lo que no dio respuestas positivas ni siquiera para su integración social y pedagógica.

En cambio, otras gestiones solucionaron todo con una integración "express", sin las condiciones adecuadas.

El director del Programas de la Fundación Par, Miguel del Mármol, que presentó una investigación sobre "Escuelas Inclusivas", que coordinó la pedagoga y secretaria Académica de la UBA Edith Litwin sostuvo que la educación inclusiva "es una cuestión cultural y necesita una decisión política", pero lamentó que aún "no está en la agenda de los gobiernos, por lo que se trata sólo de integrar a los alumnos".

"De qué sirve tener toda una ciudad llena de rampas, si estacionamos el auto frente a ellas", ejemplificó del Mármol, para señalar además que "la inclusión es ir a una escuela para todos, que no tenga un baño para discapacitados, sino un baño para que le sirva a todos los alumnos".

El director General de Educación bonaerense, Mario Oporto, opinó que hay que dar un "salto cualitativo" que implica "el concepto superador de inclusión sobre integración" en la órbita de la educación especial.

Para los 75 mil chicos que concurren a la modalidad inclusiva en la Provincia sostuvo que "el transporte es esencial, porque las escuelas especiales no se concentran de a una por barrio y las discapacidades no se concentran geográficamente.

"El transporte, para nosotros, es casi igual que el edificio escolar, porque la educación del chico comienza en el momento en que sube a la combi", agregó.

Oporto sostuvo que "es diferente decir incluir que integrar, es diferente decir igualdad de oportunidades a igualdad de posibilidades" y ejemplificó en que "puedo dar oportunidad de tener una escuela para todos y no darle posibilidad concreta a alguien para que vaya a la escuela".

Laura Hojman
DyN