Objetos pertenecientes al patrimonio cultural de la Argentina sustraídos del Museo Histórico Nacional habrían sido adquiridos por narcotraficantes colombianos, según admitió a este portal una fuente confiable de un organismo internacional de seguridad.
La historia que parece extractada de un film policial —pero que uniendo las piezas del rompecabezas es fácilmente corroborable— cuenta lo siguiente.
Uno de los más cuestionados funcionarios públicos a cargo del cuidado de los bienes históricos de la Argentina, Juan José Cresto, ex Director del Museo Histórico Nacional, habría estado en el ojo de una pesquisa local e internacional, pues estando al frente de esa institución fue robado un objeto difícil de jurispreciar económicamente, pero de un preciado valor en el mercado negro de objetos culturales y obras de arte, esto es, la cigarrera que perteneció al General José de San Martín.
Según afirman las actuales autoridades de dicho Museo, durante la gestión de Cresto (iniciada en una nebulosa de acciones irregulares durante el gobierno de Carlos Menem), los inventarios de piezas culturales en esa institución llegaban a una cifra cercana a los 56.000 objetos, lo cual nunca pudo ser corroborado fehacientemente y allí comienzan las sospechas sobre el ex funcionario. ¿Quién supervisó el inventario de objetos culturales que forman el patrimonio nacional? Nadie. Lo que demuestra el desprecio que se le tiene en el país al acervo histórico y al cuidado de los mismos.
Los hurtos, robos, desapariciones y faltantes de piezas valiosas fueron una constante en dicha institución, al igual que las denuncias diversas contra Cresto por parte del personal. Una extraña patología del ex funcionario fue el ataque sistemático a las mujeres que trabajan en esa institución. Más de 20 sumarios sólo por su condición de misógino continúan durmiendo la siesta sin resolución administrativa en ese establecimiento. O sea: Se desprecia desde los valores históricos hasta la honra de las trabajadoras del Museo.
Hasta ahí parte de la historia. El complemento de la misma se remonta a mediados de los años 70 en Miami. Griselda Blanco (“La Madrina”, “La Dama de la Cocaína) se convierte en la primera y más temible narcotraficante colombiana que amasa fortunas y crímenes en La Florida, rodeada de una banda de sicarios acostumbrados a obedecer ciegamente a esta menuda representante de Pablo Escobar Gaviria en las playas de Miami.
Griselda Blanco forma entonces en las playas de Florida una fuerza de choque brutal y ante la pasividad de las autoridades locales desembarca tonelada de drogas y produce un flujo de crímenes impresionante a través de sus mercenarios. Se sabía entonces que “La Madrina” protagonizaba orgías sexuales en las cuales abundaba el frenesí, la droga y el alcohol. Después de esas fiestas, algunos de sus partícipes solía morir cruelmente asesinado.
En una visita de negocios a Nueva York, “La Madrina” concurre a una subasta pública en la cual adquiere pagando fortunas un juego de joyas que pertenecieron Eva Perón. A partir de allí se enamora de los objetos culturales de la Argentina y forma una petit empresa que continuó a través del tiempo aún operando sin su presencia. Comprando legal o ilegalmente objetos y obras de arte de nuestro país, los gerentes de Griselda Blanco siguen entrando y saliendo de la Argentina ya operando como una empresa cuasi—comercial, aún cuando la dama –según se dice— fue asesinada hace 2 años en Medellín, aunque desde el 2007 nada se sabe de ella.
Un documental producido por el Discovery Channel titulado “Jinetes de la cocaína” muestra la desopilante y aventurera vida de esta narcotraficante que fue arrestada por solo 3 asesinatos cuando la DEA consideró que por su frondoso raid pasaron más de 250 crímenes y cientos de toneladas de droga.
Sus antecedentes daban para una condena múltiple por tráfico de drogas, crímenes organizados y otros delitos conexos, pero solo estuve en prisión 8 años y en junio del 2004 “La Madrina” recobró la libertad y fue extraditada a su Colombia natal.
Su devoción por los bienes de Evita y otros objetos culturales argentinos siguió manejado por sus hombres de confianza y se constituyó en una empresa conocida en Colombia y a la cual se le atribuye haber adquirido recientemente algunos de los valores desaparecidos del Museo Histórico Nacional.
“La gente de Griselda Blanco adquirió en la Argentina la buscada cigarrera que perteneció al General José de San Martín… y además compraron muchos objetos presuntamente sustraídos al Museo Histórico Nacional…”, dijo la fuente de un organismo internacional a Tribuna de Periodistas.
“¿Por qué motivo teniendo esta información no se detuvo a los actores del ilícito?”, preguntamos.
La respuesta forma parte del folclore de ciertas investigaciones que se realizan en el país: “Se siguió a los colombianos durante su estadía en la Argentina, se los ubicó en una confitería situada en Santa Fe y Gurruchaga en un encuentro presuntamente con el ex Director del Museo Histórico Nacional, pero no hubo evidencia concreta como para que algún fiscal pudiera librar la orden de detención en contra de los implicados…”. Después los colombianos desaparecieron de la vista y no se volvió a saber de ellos.
Mientras tanto, las actuales autoridades del Museo Histórico Nacional no tienen respuesta ni a éste ni a otros interrogantes que rodean al frondoso prontuario de robos y desapariciones de objetos valiosos que adornan la historia reciente de esa institución.
Recordar que de sus vitrinas también fue robado el reloj de oro que perteneció al General Manuel Belgrano –pieza que igual que la cigarrera de San Martín tampoco fue hallada jamás—, es parte del anecdotario que muestra con que grado de desprecio se cuida el patrimonio cultural de la Argentina.
“¿Qué Juan José Cresto pudo haber vendido en un mercado negro de bienes culturales la cigarrera que perteneció al General San Martín…? Sí, a nadie extraña en el Museo que eso pueda ocurrir. La cantidad de sumarios administrativos que tiene Cresto en el Museo por denuncias contra su gestión es impresionante, y todos esos temas al igual que las denuncias judiciales por los robos acaecidos están cajoneados y duermen el sueño de los justos…”, confesó una autoridad del Museo con cierto temor por el clima enrarecido que se vive en esa institución.
¿Cuánto sale en el mercado negro los bienes culturales que se robaron del Museo? No hay un valor de catálogo, no existe una cifra específica y todo depende del interés del comprador y en la voluntad de quien lo vende.
El desprecio que se le asigna a los valores pertenecientes a la cultura argentina, las suspicacias vertidas sobre este ex funcionario admirador confeso y público del Padre Grassi y la presencia de narcos colombianos en la Argentina comprando depredados objetos culturales, será tema de nuestro próximo informe.
Jorge D. Boimvaser