Hace muchos años que viajo en el FF.CC. Bartolomé Mitre. “TBA” me van a retrucar los “modernosos”, pero a mí me gusta decir Mitre, primero porque lo es, y segundo, en honor a mi abuela, que nos crió en gran medida, y que siempre dijo “Unión Telefónica” para la cargada de todos los nietos. Después vino Telefónica de España, le rompieron el pliego a la “Bell Atlantic” para hacer ganar a los ibéricos, y la que nos cargaba después era la vieja: “¿Y, que... ahora no es la Telefónica?”.

Siempre me llamó mucho la atención que existe entre los vendedores ambulantes, los músicos, los mangueros, los ciegos, etc. Son todo un síntoma, como los taxistas, de los climas sociales, las coyunturas. En especial las coyunturas, porque en las clases menos pudientes no hay mucho mañana, sino muchos “ahora” y, el mañana, es un “Dios dirá.”

Con el tiempo aprendí cómo el tipo que vive de la calle, pero de la calle en serio, vendiendo porta documentos, biromes, tijeras chinas, herramientitas chinas de esas que uno compra, y después nunca usa, se pone nervioso con las fiestas. ¡Hay que festejar como sea! Hace muchos años, más joven, más pelo, menos quilos, me preguntaba por qué los políticos siempre moderaban, eludían las respuestas, hacían los reportajes aburridos. La respuesta era fácil, el que no va a decir nada bueno para el que escucha, mejor que se calle la boca.

Siempre me pareció correcto hablar con el que te ofrece algo a la venta. En el tren da para más que en el colectivo, claro. Hace unos años le compré ya no se qué porquería a un muchacho, Gustavo o algo así se llama, que vende en toda la línea Mitre, ramal Tigre (un ramal mas... más cheto!) y desde ese día, me ve y me saluda, cruzamos una palabra, saludos, y chau hasta mañana. Es impresionante lo que se aprende al hablar con alguien que se la pasa 8, 10, 12 hs. vendiendo en un tren y “parando” en una estación como Retiro. Saben todo. Quien es el que “maneja” la estación, quien es el “dealer” de la droga, cuando se pone “pesada” la “cana” en la comisaría que está adentro mismo del Hall principal, en que Bar no hay que comer (lo motivos mejor no los pongo, más de un lector va a vomitar) Saben hasta cuándo se va a romper el tren, que según dicen, hacen que se rompe para presionar al gobierno con el tema de los subsidios.

Con el tiempo, años realmente, seguí cruzando esa “palabra de circunstancia” con Gustavo, o como se llame. Me contó de sus “desgracias”, que nació en el campo en la Provincia de Buenos Aires, pasó hambre, y que el padre no lo reconoció, era hijo ilegítimo. Hace unos años, allá por 2004, una mañana me dijo: “me metí con Kirchner, porque yo, soy peronista”. Me llamó la atención, porque los temas de política no salen mucho en la calle. Pruebe el lector intentar hablar con alguno de los muchachos que piden en Retiro, a ver si le saca alguna palabra (la tienen, pero no la largan mucho) Quizá si va la cámara de TV (objeto endiosado de las clases populares si lo hay, la TV).

Al tiempo no lo vi más a este muchacho, hasta que hace unos 3 años reapareció, parece, dice, que se había ido a “buscar suerte” a Puerto Iguazú en la Triple Frontera. Le pregunte porque volvió y me comentó que, como era de Ezeiza (tierra K si las hay) el estaba “con Granados a morir”.

Como estas oportunidades no las dejamos pasar así nomás, las conversaciones de lo político se hacía recurrente, hasta que le comenté que en el PJ, nunca más. No le gustó nada el comentario, se enojo, y ahí empezamos a realizar una reflexión, hasta arrepentido parecía de las cosas que se habían hablado.

De las charlas con “Gustavo” nos enteramos que para la “cumbre” de Bariloche (con Chávez) salieron varios “militantes” de Ezeiza, entre ellos “Gustavo” ¡Viajando en avión!

Le pregunté sobre la venta en el Tren, me dijo que no la quería largar “por las dudas” pero que el proyecto era seguir “bancando a Granados”. No le quisimos preguntar, pero es evidente que el “banque” está acompañado, seguro, de un sueldito, plan o contrato.

La historia de este muchacho es la de miles de chicos que sufrieron lo que es la explotación de las clases bajas en la Argentina, la falta de posibilidades, las diferencias cada día más abruptas entre las clases sociales y las discriminaciones reales (esas que nunca estudia el “Señor” Morgado o el ladri-progresista marciano de turno al que le “paguen” con ese cargo).

El cambio de trato y de actitud con Gustavo fue total en 2008, cuando nos preguntó qué pensábamos con “lo que le estaba haciendo a la presidenta Cristina”, la contestación duró más que los 15 minutos del viaje, y terminó, café de por medio, en la estación de Retiro.

Las opiniones contrarias a los planes de los K en general, y en particular respecto de la “125” no le gustaron mucho, le salió lo peor de Él de adentro. Sus padres al parecer, habían sido puesteros de una estancia perdida en la pampa húmeda, y el tema le había sacado todo el odio que tenía adentro. Tampoco aceptó la propuesta de analizar es odio, que le estaba haciendo mal. Hoy, a veces, saluda y sigue. Algún día se para, mientras ofrece pañuelos descartables o alfajores, y, si el humor es malo, tira comentarios como “Y, Clarín ya lo está volteando al gobierno, vamos a ver si lo bancan a Cobos después, no” o cosas por el estilo, y no acepta que le pregunten si lee el Clarín ó si conoce a los que escriben. En realidad ya no quiere escuchar.

Todo este proceso de cambio de personalidad de este pibe (que hoy anda en los 43 o 45 años) resultó una “cuba de ensayo” para el análisis del “modus operandi” de los K, supimos (en el sentido de observar y entender) la mayúscula perversidad de los Kirchner, la manipulación de la gente jóven que lo sigue, es de una magnitud increíble. Han colocado un discurso de odio, para los de 40 o más años es de un tipo (el discurso) porque vivieron la época. Para los de menos edad, es otro, les hablan del “sufrimiento de los abuelos, y los padres” y que se yo. La creación de personajes “estandartes”, Cabandié, Donda...

Es estremecedor ver los puntos de contacto que existen entre las tácticas de los “camicia nera” del Duce con la de los punteros K. El discurso se moldea, se retoca, se adapta, se vende.

En las clases desplazadas (con más o menos recursos, con más o menos educación) se va construyendo desde el rencor. Lo primero que surge en la conversación es la reivindicación sin intermedio, o sea, el discurso no es el tradicional “El movimiento hará la patria grande, y de ahí la justicia para todos los postergados” sino, de revancha: “ellos, el enemigo, los oligarcas que nos sacaba, ahora los vamos a joder, les vamos a sacar nosotros”. Es un discurso articulado desde la no integridad de Nación. No hay un “Nosotros” (todos) sino un “Nosotros” (facción) ó ”Ellos”, a los que “vencemos y expropiamos los que ya nos tocaba”. No hay idea de conjunto, de esfuerzo común, no hay policlasía, sino, facción que reivindica lo que “ya consiguió”.

En realidad, para el desprevenido, puede parecer un discurso de izquierda pero no lo es, no tiene racionalidad marxista. Es el discurso del “a mí lo mio, no me importa si no hay destino, la mía, ayer” es un discurso de imposibilidad, no hay realización de un grupo, en un país que no se realiza en su conjunto.

Es el fascismo hablándole al “contadini” prometiéndose las tierras sin saber si se podrá cubrir dicha expectativa, creando la contradicción, mayor o menor, montándose sobre la necesidad para imponer la brutalidad, vía falange, vía SS, vía “camicia nera” los grupos de choque que actuarán cuando los votos, brillen por su ausencia.

Reflexión final

Por otra parte, empezamos con una reflexión que lleva el título: “40 y 20”. Cuanta injusticia se vivió y se vive, en un campo de Formosa, en el gran Tucumán, en un asentamiento de La Matanza, Merlo o San Martín.

Esa es la verdadera asignatura pendiente, resolver la miseria, dar trabajo, salud y educación al mismo tiempo. Terminar con la explotación, con la explotación real de los cientos de sumergidos y empobrecidos, por falta de trabajo o de distribución del mismo. Si la trata de blancas está mal, amigos progresistas, pero también la trata de la “criadita”... que es más tradicional en nuestro interior, pero socialmente aceptada, en los campos, en las estancias, y establecimientos del interior, hasta en los pueblos, las criadas que siempre son abusadas por el patrón o el hijo del patrón.

Porque 40 y 20 es una triste realidad que se vivió en el interior, cuando se dejaban de pagar los magros sueldos “porque el patrón no podía” y se mandaba faenar hacienda: 20 kilos para los solteros, 40 para los casados, un poco de vela y yerba, y a rebuscárselas todo el mes.

Esas miserias se viven, de otras formas por supuesto, hoy en las villas, de otras maneras más sutiles, a veces invisibles. Pero es innegable que la humillación y la pobreza son el caldo de cultivo para todas estos proyectos de opresión, como el que aplican los Kirchner. Y, de estos procesos se aprovechan los miserables.

Los romanos llamaron “peditatus” a las soldadescas que necesitaban en las grandes campañas. Cuando un romano no podía pagar, al Estado, los impuestos (stipendium) debía de todos modos entregar en pago con “alieni” que tuviera a su cargo (o sea, entregar parientes, generalmente hijos, para las centurias) Era los “proles” o proletarios.

Las infanterías eran, en definitiva, un grupo de jóvenes sin entrenamiento, ni cabalgadura, que iba “al frente”

Esperemos que estas generaciones seducidas por los K, con su “relato de odio”, no sean la carne de cañón, los “alieni” ni la infantería de ningún giro violento o golpe de efecto, quizá, próximo.

José Terenzio
 DNI 17.605.985