Quienes tenemos alrededor de medio siglo de vida, y vivimos en
Desde la muerte del guerrillero y hoy cuasi prócer reivindicado por los Kirchner, el Che Guevara, pasando por diversos golpes de estado, el cordobazo, el retorno de Perón y su posterior muerte, la subversión, la década de los 70, el “proceso de reorganización nacional”, y hasta la guerra de Malvinas. Después, con el advenimiento de la democracia, incluso, vivimos algunos hechos también un tanto particulares, como la hiper inflación, la reforma de
Pero así como ciertas cosas que en nuestro país se van poniendo de moda, también, según las circunstancias, en algún momento oímos hablar de la patria sindical, la patria financiera, la patria peronista… y ahora la patria patotera.
Hay patotas para todos los gustos y de toda pelambre. Y en todos los ámbitos.
Patota futbolera, patota periodística, con la patota de 6, 7, 8 como abanderados, patotas estudiantiles, patotas piqueteras, patota docente, patota bailantera, patota de Madres de Plaza de Mayo, patota de DDHH, patota cyber K, patota montonera y la más importante, la patota del INDEC, comandada por el patotero número uno, Guillermo Moreno.
En definitiva, podríamos aunar a todas estas patotas y llamar a todo este enjambre como la patota K, sin dudas.
Respecto al periodismo, ¿hay alguna duda de que los periodistas “simpatizantes” del gobierno actúan con sus pares que no los son como perfectos patoteros? No hay más que mirar el programa televisivo 6, 7, 8, punto de encuentro del periodismo K.
No es necesario, tampoco, hacer un análisis exhaustivo de lo que son las patotas estudiantiles, ni tampoco hay que ahondar mucho para describir a la patota de las Madres de Plaza de Mayo, con Hebe de Bonafini a la cabeza insultando y agrediendo a todo aquel que se le cruce por su camino.
Sin embargo, la más poderosa, la más influyente, la patota por excelencia, es la patota sindical.
¿Alguien tiene alguna duda de que lo que hacen tanto Hugo Moyano, como sus hijos, y casi todos los sindicatos son actos extorsivos dignos de patotas?
En los últimos días, Moyano dijo, en una entrevista concedida al oficialista diario Tiempo Argentino consultado sobre el hipotético caso de que en las próximas elecciones resultara electo Julio Cobos, textualmente:
"No me voy a ir a mi casa como algunos tontos piensan. Cuando empiecen las injusticias voy a ser el primero que va a salir a la calle. Esto ponele la firma, te lo firmo yo. Saldrá Pablo, saldrán los pibes, porque no vamos a retroceder en lo que hemos avanzado. De ninguna manera. Estos me quieren correr con la parada, que nos van a correr con la parada. Si me tengo que ir voy a ir a mi gremio, seguramente van a venir todos los que avalaron la política de los 90. Pero yo voy a estar en
Ahora bien, ¿qué interpretación se le puede dar a estas declaraciones? Se lo traduzco al criollo: “Vamos a hacer todo lo posible para voltear a cobos”.
Los hechos acontecidos en el día de ayer, donde perdiera la vida Mariano Ferreyra más dos heridos de bala, no es más que una muestra de lo que reina en este momento en
Un detalle tragicómico es que siempre, indefectiblemente siempre, cuando la presión de las patotas termina como la que terminó ayer, los perjudicados o, en tal caso, los eventuales damnificados, reclaman, sistemáticamente: “Fue una zona liberada, no había policía”.
Y es lógico, nunca está la policía, ya que vaya uno a saber porque extraña razón esta es una metodología, un sistema, un clásico, podríamos decir, del gobierno kirchnerista, permitir que cualquiera, donde quiera y cuando quiera, y de la manera que quiera, haga lo que quiera, sin “reprimir”.
Según el diccionario de sinónimos y antónimos Espasa-Calpe, reprimir significa, entre otras cosas: contener, refrenar, frenar, cohibir, domar, dominar, someter, moderar, apaciguar, aplacar. En definitiva, reprimir significa “poner orden”. Pero claro, para los pseudos progresistas, evidentemente, esto significa una mala palabra, ya que para ellos, al mejor estilo trotskista, el mejor método es el de imponer el criterio por la fuerza, el del conflicto permanente.
Ya pasamos, como dijimos al principio, por la patria peronista, la patria financiera y la patria sindical. Hoy, parecería que por algún artilugio todas esas mismas patrias se conjugan en una sola, que lamentablemente la sufrimos todos, la patria patotera.
Pablo Dócimo