Murió Néstor Carlos Kirchner, ex presidente y elector principal de la candidatura de su esposa, y actual presidente.

Con acierto y desacierto, Eduardo Duhalde lo apoyó para que pudiera romper la lógica de los que cuentan con el límite natural de no poder saltar, desde una provincia chica, a una magistratura de poder.

Pocos, desde pequeños círculos privilegiados y de análisis, pudieron ver una estrategia de la cual estaba muy convencido Kirchner, su mirada de la coyuntura post 2001 muy particular: no quería estar condicionado al peronismo, ese hecho maldito de la burguesía, pero también, ese condicionante para cada uno de los que asumen una magistratura. Algunas decisiones de los Kirchner que parecían descabelladas desde toda lógica, no lo eran: Kirchner hasta el último hálito de vida quiso ser fundante de algo superador (desde su lógica) al peronismo. Su visión, y su lucha, eran utópicas. Dejó su vida, de manera consciente, en pos de esa mirada.

Néstor Carlos Kirchner creía seriamente que entre las varias causas de la crisis del 2001 se encontraba la cuestión del peronismo, su estigma y el condicionante (impeditivo para Él) del Partido Peronista. Su visión de patagónico y su estilo de mando, que nunca compartimos, necesitaba de remover la herencia maldita de a fagocitación e serie que el movimiento hizo no solo de su fuerza, sino, que se trasvasó aún a la cultura política nacional general.

Kirchner quiso fundar algo nuevo, que no sabía ni el su forma y ensayaba con volantazos muchas veces su contenido) pero que sabía que no era algo en donde su protagonismo fuera “de turno”  No aceptó ser un “administrador de turno” más, y desde ahí su fractura constante con realidades, la llamada “confrontación” instrumento y demostración del “alter ego” su visión estratégica: romper para conducir una parte nueva.

Lo que viene 

Durante los próximos meses veremos cómo el poder cobra sus petates, los duelos duran poco para las clases políticas argentinas. Estarán los endiosadotes, y los detractores a ultranza.

Ya salió, hace instantes, y en toda su brutalidad, un comentario radial de José Pablo Feinmann, manifestando: “Kirchner no es Perón, no dejó a un criminal (por López Rega) y  a una incapaz a cargo del país”  Este comentario es uno de los primeros (solo ha trascurrido 5 horas del fallecimiento) demostrativo de la línea argumental que venimos tratando humildemente de definir en estos últimos años, la naturaleza fundante del movimiento Kirchnerista, como fuerza política.

Tiempos del “entorno” 

Nadie espere un liderazgo de Cristina Kirchner, no por falta de vocación, sino por rol de la historia. Los futuros fanáticos del entorno no han esperado ni 6 horas del fallecimiento, ya hacen rechinar las ruedas de sus carros, y es una demostración de lo que viene, “El entorno” de Cristina Fernández. De esto hablaremos en el futuro año político y será cuestión fundamental de la campaña electoral 2011

Y el hilo del poder ocurrirá entre los que se opongan a este modelo con mortaja, y el “Entorno”, ambos serán malos, ambos se llevarán todas las fichas.

Murió Néstor Carlos Kirchner. Intendente de Rió Gallegos, 3 veces gobernador de Santa Cruz. Amo del Feudo. Cid Campeador mano de hierro frente a molinos de viento que él veía. Líder de la principal fuerza política de un parlamento que le daba alergia.

Sus dolores de entrañas y coronarias respondían a las evidencias que se le presentaban como fantasmas: él tampoco iba a poder escapar a los entornos, los impedimentos y los mandatos culturales de una Argentina que no pudieron ni podrán cambiar las personas, sino los pueblos y en bisagras históricas que se dan cada 50 años.

Dios quiera salvar a Kirchner, un hombre equivocado pero que nunca jugó en el equipo de los indiferentes, que no dio el brazo a torcer hasta el último segundo de su vida, y se apiade de nuestra pobre República Argentina.

No serán tiempos fáciles, exigirá un patriotismo extraordinario, en un país de indiferentes.