El Ministerio de Defensa pareciera haber adherido a una práctica más relacionada con la época del Terror Francés, post revolución de 1789, que a una Democracia del siglo XXI: Discriminar a la gente por su apellido. Parece estúpido aclararlo, pero llevar el mismo apellido de alguien no tiene absolutamente nada que ver con pensar cómo ese alguien o actuar cómo ese alguien. Es hasta melodramático tener que explicarlo.
El adjuntar a este tipo de políticas, incluso podría llegar a presentar casos tan bizarros como el de qué hacer si llegara a aparecer algún militar aspirante a ascender con el apellido Donda. ¿Se lo discriminaría negativamente por llevar el apellido del tío de la Diputada Victoria Donda, acusado de crímenes de lesa humanidad, o se lo discriminaría positivamente, por llevar el apellido de su papá Guardiamarina de la Reserva Naval, luego integrante de la Guerrilla y Desaparecido? ¿Se haría todo esto sin siquiera saber quién es el postulante, sin ver su foja de servicios, ni saber de sus meritos o falta de ellos? Ni el Inquisidor General Tomás de Torquemada o Bernardo Gui podrían llegar a imaginar que en un lejano país por ellos inimaginado, sus métodos, los de la inquisición medieval, seguirían teniendo tanto predicamento.
Para peor, y cual emulo de uno de resultados de la Operación Primicia de 1975, este tipo de accionar también termina alejando definitivamente a la joven oficialidad, que ve, que en vez de una evaluación justa, se estaría llevando a cabo un acto de nociva venganza por portar el apellido de quienes hace tiempo ya no integran las fuerzas.
Juan Manuel Duarte
DNI 23.464.924
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Guardiamarina Reserva Naval