Se define la “Ingeniería Fiscal” como la planificación estratégica que llevan a cabo las empresas multinacionales y algunos particulares (bastante particulares en cuanto a su poder adquisitivo), con el fin de retrasar o disminuir al máximo sus obligaciones tributarias.
A primera vista uno podría pensar que se trata de algo ilícito, sin embargo, la ingeniería fiscal es perfectamente legal, siendo su objetivo, encontrar divergencias en las diferentes regulaciones tributarias, vacíos legales e imprecisiones normativas a efectos de permitirle al ente o empresario obligado a tributar, hacerlo en mucha menor medida o retrasar su cumplimiento.
La planificación fiscal no es ilegal, dado que las empresas y particulares pueden organizar sus finanzas como mejor les convenga y a esto se lo suele denominar “elusión fiscal” que no es lo mismo que la “evasión”. En este segundo caso, el sujeto obligado no paga, evade la obligación, cometiendo un delito.
No es ilegal además porque la globalización incrementó sustancialmente el comercio internacional y eso obligó además a que instituciones económicas globales como el Fondo Monetario Internacional y
El concepto “Ingeniería Fiscal” encierra la idea de una obra, una construcción planificada por ingenieros altamente especializados, pero en este caso en particular lo son en normativa tributaria internacional y de eso se valen para aprovechar al máximo sus vulnerabilidades, acuerdos bilaterales, vacíos legales, ambigüedades, paraísos fiscales, etc. y de esta manera favorecer a sus clientes.
Ahora bien, tanta elusión estratégicamente legal podría en algún momento transformarse en algo ilegal, como por ejemplo, las operaciones con paraísos fiscales o los artilugios que pesan sobre los precios de transferencia, entre otros.
La trama en torno al tema es tan pero tan compleja que debería escribir varios tomos para tratarla mas o menos en su aproximada extensión, sin embargo, lo que salta a todas luces es que mientras la carga tributaria de los sectores mas poderosos en todo el mundo tienen sus estrategias perfectamente contempladas por la legislación vigente, los sectores mas postergados siempre resultan ser los mas perjudicados.
Lo primero que se evidencia es una necesaria alteración en la macroeconomía en tanto, lo planificado por diferentes gobiernos en sus presupuestos anuales con relación a los recursos fiscales mostrará un desvío de magnitudes proporcionales al tipo de estrategia fiscal seguida por las entidades con sedes en esos países.
Asimismo, si a continuación de la disminución de la carga tributaria que pueden eludir los entes, derivan esos fondos a paraísos fiscales, lo menos que puede ocurrir es que se desequilibren las balanzas comerciales y el producto bruto interno, unos en beneficio y otros en perjuicio.
Las operaciones con paraísos fiscales y con territorios de baja tributación determinan prácticas de planificación fiscal abusiva, y de ahí al fraude consistente en negocios anómalos caracterizados por figuras contractuales con fines jurídicos diferentes, hay poco trecho.
No puede soslayarse la perfecta relación que muchas veces puede existir entre toda esta arquitectura fiscal y el posterior lavado de dinero, transferencias informales de fondos que tampoco son ilegales pero que en virtud de sus características terminan siendo pasibles de usufructo por parte del crimen organizado para financiar sus actividades, etc.
La brecha entonces entre lo legal y lo ilegal parece bastante angosta y muy poco profunda no quedando demasiado clara la causa.
Podríamos pensar que el ingenio de los que viven al margen de la ley nunca descansa; pero también cabría preguntarse por qué, siendo que en la actualidad se cuenta con tantos acuerdos de cooperación internacional, tanta tecnología, controles, coordinación de políticas globales tendientes a reducir la evasión y el fraude, aún falta tanto camino por recorrer y siempre las administraciones tributarias vienen varios pasos detrás.
¿Será cuestión de empezar a buscar la respuesta en la ancestral sabiduría popular del “hecha la ley, hecha la trampa”?
Nidia G. Osimani