No valdría la pena detenerse tanto tiempo en el mito propalado por estas obras si no fuera que desde 1955 en adelante, ha fijado una imagen de Evita en determinados sectores de la población que, tanto como el de la cobardía de Perón, afectó el comportamiento político de los que creían en él a pie juntillas. Además, no solamente ha sido repetido en cuanto libro se ha escrito sobre el peronismo ya sea en español o en otras lenguas y hasta aparece parcialmente reflejado en obras recientes que no tienen el propósito específico de atacar a Evita, sino que ha alcanzado un extraordinario nivel de aceptación internacional, muy particularmente por la fama de la comedia musical rock Evita, de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice. En un pequeño libro que publicaron en 1979, ‘Evita. The Legend of Eva Perón’, Rice explica que su obra no pretende ser ‘la biografía definitiva’ de Eva Perón, pues esto ya lo había hecho Mary Main con su ‘excelente’ ‘La Mujer del látigo’. Sin explicar qué utilizó para escribir su libreto, confiesa no haber tenido acceso a la obra de Main cuando lo estaba escribiendo. Sin embargo, en la medida en que el mito tal como lo construyó ella era el que predominaba en las obras en inglés, no es de extrañar que la Evita de Rice y Webber sea una aventurera resentida, ambiciosa, prepotente y vengativa, como la de Main”. 10
Nótese el ataque central contra Eva Perón, en especial sobre su “reputación”. Esa clase culta e intelectual que la carga de pecados, utiliza la construcción misógina de la época que continúa hasta hoy.
Nada se prueba de su “dudoso pasado”, de su relación amorosa con el cantante Agustín Magaldi y de cualquier aventura con tal o cual militar. Actores y empresario tampoco escapan a los infundios.
Sin embargo, la mayor parte de esa pícara clase dominante mira para otro lado cuando las aventuras sexuales se relacionen con sus admiradas, sean estas “feministas” o “liberales”. De cualquier forma, estas progresistas deben luchar arduamente en pro de sus legítimas libertades. Incluso deben casarse para conformar a su “engrupo”, aunque – gran parte- mantienen relación con un amante.
En el caso de Victoria Ocampo expresa Sebreli que “era una oligarca, pero no todas las oligarcas fueron como ella. En tiempos en que las mujeres tejían, bordaban, iban a misa con los ojos mirando al suelo, Victoria quería ser actriz, escribía obras de teatro, se bañaba en las playas de Mar del Plata, montaba a caballo, bailaba tangos, fumaba, manejaba autos y, por supuesto, se declaraba atea. 11
Es tan “rebelde” que ante la obtención del voto femenino, lo critica por ser de facto.
Esa “rebeldía y libertad de conciencia no le alcanza para evitar publicar en su revista literaria “Sur”, en el número 1 del verano de 1931, una carta que escribe el escritor y “niño bien” Ricardo Güiraldes a su amigo Valery Larbaud, a quien invita a tener relaciones sexuales con una menor. Allí, no se la nota muy progresista.
Destaco los rasgos principales:
“Que trabajo resulta al fin esto de tener que adaptarse a ambientes nuevos (…) cuando estoy hecho a París, me vengo a la Argentina; cuando me estaba aclimatando en Salta vuelvo a la estancia (...) Le escribo desde la cama acompañado por Levet y la última publicación que de Jules Laforgue hace ‘La Conaissance’...La ciudad de Salta es de una tranquilidad indecible. En ninguna otra parte del mundo he vivido más al margen del tiempo. ¡Qué maravilla el reñidero de gallos, al que iba todos los domingos! Usted tiene que venir, (…) para que hagamos un viaje juntos. Dormiremos al claro de luna en un lugar que se llama El Socondo, nos bañaremos en el Arroyo de las Doncellas, viajaremos por el valle de Humahuaca, cruzando pueblos que se llaman Tilcara o Purmamarca, iremos por las punas a San Antonio de los Cobres o Abra Blanca. Cruzaremos caravanas de burros cargados de sal, compraremos algún cuerito de chinchilla o negociaremos un lote de vicuñas, y si usted lo quiere, se hará regalar alguna preciosa chinita de catorce abriles, tímida como una corzuela, de quien tendrá los huesos menudos y dócil como los gatos de San Juan de quienes tendrá los ojos sesgados! ¡Y qué bien pondría usted su grande alma de poeta a los pies de esa carne simple!”. 12
Se ataca, sin ninguna clase de miramientos y con un resentimiento enorme a Eva Duarte, imperdonable puente entre Perón y los trabajadores. Admitida por el historiador radical Félix Luna como “la vinculación necesaria con el movimiento obrero organizado”. 13
A partir de su desaparición física, la literatura antiperonista aumenta, poco a poco, con ensayos plagados de chismes y rumores. Abundan las fuentes dudosas y espúreas. Cabe destacar que, la honestidad intelectual no me permite obviarlo, la literatura rosa sobre Evita la muestra perfecta, inmaculada y sin defectos. No pienso precisamente en “Santa Evita”.
En la actualidad, los autores se siguen ubicando de un lado o de otro. La subjetividad impera y algunos se muestran o intentan mostrarse neutrales, pero se le escapan algunos pelos duros.
Tan es así, que para la historiadora Fernanda Gil Lozano “en el origen siempre Eva (…) casi siempre le agradecemos a Eva Perón el acceso al voto (…) no obstante me parece injusto no recordarla por otras contribuciones que sentaron precedentes muy importantes para la vida de los argentinos. En los gobiernos que Eva acompañó a su marido se avanzó en una legislación sobre la niñez, el divorcio vincular y el acceso al voto para las mujeres. Esta trilogía es lo que hace de la experiencia peronista casi una revolución social, proceso que la Argentina no tuvo”. 14
Contrario sensu, para el ensayista político Juan José Sebreli “ella aceptaba el papel de pasividad femenina (…) nadie como ella exaltó la subordinación de la mujer al varón”; “no fue Evita el factótum del voto femenino”; “estaba ajena a toda ideología, aun a la peronista, que para ella era ‘un sentimiento’, pero su praxis política era fascista; “lejos de ser la defensora de los obreros, Evita contribuyó a la domesticación del movimiento sindical, eliminando a los viejos dirigentes independientes y sustituyéndolos por otros más sumisos”; “la ayuda social de la Fundación no fue al fin sino una variante del clientelismo político usado antes por el yrigoyenismo y también por los conservadores”. 15
Caminos paralelos e irreconciliables entre ambos intelectuales.
Aunque debo precisar que muchas féminas, antes de Evita, bregan por los derechos políticos de la mujer. Es el diputado socialista Alfredo Palacios quien, en 1911, presenta el primer proyecto de ley en apoyo de las mujeres. Hubo otros, hasta que se sanciona en 1947 como ley 1310.
El 6 de diciembre de 1946, durante una ceremonia realizada en el Ministerio de Trabajo, en que se celebra un contrato de trabajo que beneficia a los obreros textiles, Evita refiere –por vez primera- a las condiciones de la mujer en la sociedad local. Debe considerarse que la mujer peronista se visibiliza el 17 de octubre de 1945. Los discursos encendidos de Evita se tornan a favor del voto femenino en los comienzos de 1947. En tanto que Perón se pronuncia en su favor en julio de 1946. 16
Retomo el tema y resalto que obras como “La Novela de Perón” y “Santa Evita”, de Tomás Eloy Martínez, así como “Eva Perón. La biografía”, de Alicia Dujovne Ortíz, tienen enorme repercusión en las capas media, media-alta y alta, son grandes éxitos editoriales y reiteran los mitos antiperonistas. A mi entender, son tendenciosas contra su personaje central, cosa que advierten la gran cantidad de seguidores antiperonistas de ambos escritores. Como dato interesante, observo que desde que Cristina Fernández de Kirchner llega al Ejecutivo, las obras peronistas y antiperonistas viran hacia ella. Reaparece la historia negra y la rosa.
En el caso de Eva Duarte, lo negativo es que algunos escritores incurren en algunas falsías incomprensibles para el investigador contemporáneo que dispone de alguna bibliografía que desdice algunos aspectos de la historia negra. Como paradigma, la sobrina del destacado investigador Raúl Scalabrini Ortíz dicta que el peronismo es un “fascismo sonriente”. Ignora y propicia nuevos ignorantes al sostener la idea de un Perón fascista. Mucho menos es nazi, como adjudica Sánchez Sañudo.
Desconocen que el fascismo se genera en países capitalistas en los que la clase dominante es apoyada por sectores de la clase media y sujetos desocupados. Atacan al otro y a la izquierda, para consolidar el viejo orden. Utilizan una política expansionista. Además, la mujer está desplazada. A menos que se quiera caer en un gran desconocimiento al comparar a Ida Dalser, Rachele Guidi, Margherita Sarfatti (Grassini) o Clara Petacci con Eva Duarte.
En el caso argentino, hasta la mayor parte de la izquierda está contra Perón. Sólo el pequeño grupo marxista “Frente Obrero” comprende que hay que estar con él en un frente antiimperialista.
Asimismo, no se puede negar que el peronismo impulsa el desarrollo capitalista, apoyándose en empresarios como Miguel Miranda, y busca el apoyo de los trabajadores.
No hubo campos de concentración, ni masacres, ni racismo.
Según la investigación de Mario Rapaport y Claudio Spiguel, “a partir de fines de 1944 y sobre todo en los primeros años de su presidencia, Perón rechazó públicamente a los antisemitas y se separó tanto de ultranacionalistas como de judeófobos que se hallan dentro del gobierno (…) La acusación de Perón como nazi-fascista cuyo punto álgido fue el famoso ‘Libro azul’ publicado por el embajador Spruille Braden, utilizaba la inquietud antinazi norteamericana y de las asociaciones civiles judías con peso en los foros internacionales, en contra de Perón y en pro de su derrocamiento. El tópico de la ‘amenaza nazi’ fue la modalidad principal que adoptó de legitimación de la acción política de los Estados Unidos en el conflicto con la Argentina, buscando el logro de sus objetivos y la expansión de su influencia, en la que trató de doblegar a su voluntad a sucesivos regímenes argentinos: Castillo, la junta militar de 1943, Perón”. 17
Con respecto al ingreso de los criminales nazis a la Argentina “las investigaciones de la Comisión para el ‘Esclarecimiento de las Actividades del Nazismo en la Argentina’ (CEANA) han demostrado que las cifras que circulaban a este respecto eran exageradas, aunque sí se verificó un número significativo de casos”. 18.
Si el peronismo recibe criminales nazis debe señalarse, sin lugar a dudas, como una falta. Pero no se puede obviar el contexto internacional de la posguerra. Sin embargo, los que lo fustigan omiten el mismo error de otros países como Estados Unidos y la Unión Soviética. Así se ve como progreso que Wernher von Braun y sus colaboradores, todos nazis, son aceptados en el primero.
También “olvidan” mencionar la gran cantidad de refugiados judíos que son acogidos durante la guerra y al terminar esta.
Se llega a falacias enormes como la de Silvano Santander, quien considera a Perón y a Evita agentes del nazismo en la Argentina.
¿Se desconocen estos datos o se los utilizan en pro de las ventas que dan este tipo de obras en el sector antiperonista?, ¿Cuántos lectores los utilizan como disparador para recorrer otros escritos y confirmarlos o rectificarlos?, ¿Puede alguien, en pleno siglo XXI, ser peronista o antiperonista sin leer más de una fuente autoral?, ¿Es posible que los discursos sociales y la endoculturación dominantes formar sujetos tan pasivos y manipulables?
Del “peronismo dujovniano” me ocupo en la investigación “A 57 años de la muerte de Eva Perón. Falsear la historia”
Nuevos ataques, viejos odios: continúa la eliminación simbólica
(Novelas impuras que confunden)
La publicación de novelas sobre personajes populares suelen generar polémicas que pueden llegar a enriquecer el diálogo, a menos que se trate de fanáticos que sólo defiendan su ideología y sólo acuerden con quienes piensen como ellos..
Concuerdo con el lingüista Teun Van Dijk quien considera que todo acto del habla, en tanto acción, ya sea escrita u oral, es conciente e intencional. El productor del mensaje sabe muy bien a quién hablar, cómo hacerlo y en qué momento.
No hay posibilidades de error ya que en la estrategia de producción operan diversos niveles de responsabilidad. No hay inocencia.
Asimismo, ese poder discursivo de escritores y periodistas, apunta a la mente no crítica e intenta inyectar sus valores como indubitables. Incluso suelen conforman a los que piensan como ellos. Se produce una ideal simbiosis contractual.
El género ayuda al receptor en tanto que le permite organizar la lectura. No leerá de la misma manera una novela, un cuento, una noticia o un poema. A este “pacto de lectura” se suma el “paratexto” –título, subtítulo, índice, tapa- que es otro punto de apoyo para el lector. Esta paratextualidad puede ser importante para comprender mejor qué se lee (anclaje).
Se supone, sólo se supone, no hay una certeza total, que si el autor toma estos simples recaudos orienta en un ciento por ciento al destinatario. Si es novela o biografía novelada es ficción. Incluso tiene la licencia de inventar, de crear un mundo, que es real para él.
Sin embargo, no siempre es así: al mejor cazador se le escapa la liebre…o el gorila.
Asimismo, acuerdo lo que proclama la profesora en letras Alicia Faisal “toda lectura es política, es una toma de partido, legitima o señala como ilegítimo el sistema en el que se vive (…) se puede sostener que, en la medida en que todo texto revela una ‘lectura’ de la realidad, una toma de partido, consciente o no, y a partir de ella la construcción de un mundo posible donde se plantean valores y antivalores, de modo elíptico u ostensible, es posible encarar su análisis de la perspectiva ideológica”. 19
Advierte el periodista Tomás Eloy Martínez para justificar la utilización de la ficción en sus novelas que sus escritos sobre el peronismo no son novelas históricas que se horroriza “cuando me ponen ‘novela histórica’ o me meten en colecciones de novelas históricas (…) En el caso de ‘La novela de Perón’, si me dijeran que es un ‘thriller’ político, me parecería mucho más cercano que lo de novela histórica. ¿Qué ocurre? Que, además, para intentar romper con ese dato, con ese juego, les puse los nombres propios a los personajes (…) La novela histórica, por lo general, trabaja sobre personajes ya muertos (…) ‘La novela de Perón’ y ‘Santa Evita’ son novelas absolutamente impuras, porque contienen fragmentos de guiones, mezclas de géneros deliberadas, en fin, no entran para nada dentro de la tradición de las novelas históricas (…) Para el lector argentino, en particular, y más particularmente en la Academia argentina, se trata de novelas históricas, porque trabajan dos personajes históricos muy fuertes. En el caso de otros lectores, e incluyo a Brasil (…) pero también Alemania y Estados Unidos -cito los lugares donde mis libros se leen más-, no se les pone atributos, son sólo novelas (…) En ‘Santa Evita’, como en ‘La novela de Perón’, hay historias de imaginación flagrantes, falsas, que en el caso de la primera han sido tomadas como verdades, por el cine y por el periodismo”. 20
Repito: “hay historias de imaginación flagrantes, falsas, que en el caso de la primera han sido tomadas como verdades, por el cine y por el periodismo”.
Elude con ese argumento valedero uno de los rasgos más significativos de la novela histórica que es la relación con la verdad, pero considero que llega a ocultar la carga ideológica del trabajo. No sé si es su intención, pero al lector crítico no puede escapar la dimensión significativa del relato.
Expresa Margoth Carrillo que “en el siglo XIX (…) existió un contrato de lectura en el que el lector asumía sin mayores problemas un papel de receptor de las verdades históricas contadas por el texto; el acontecimiento real y su representación en la novela eran considerados prácticamente lo mismo”. 21
Tan es así, que “Ranke [Leopold von], luego de manifestar su admiración por Walter Scott, decide emprender duras críticas contra el novelista inglés, al descubrir, mediante su propia investigación, la cantidad de ‘mentiras’ e imprecisiones que, según su criterio, desvirtuaban una imagen verídica y fiel del pasado medieval. La literatura moderna, al propiciar un encuentro crítico y creativo entre texto y lector, abre otras posibilidades para la interpretación. Siendo que el lector tiene la libertad de aportar diversas significaciones o de llenar ‘vacíos’ significativos en la obra, la verdad, en este caso, se pluraliza y se abre a múltiples posibilidades de realización”. 22
Ranke decide investigar motu proprio el escrito de Scott y encuentra errores. ¿Son inocentes?
El doctor en Filosofía y profesor de Historia José Andrés Bonetti vocifera contra la argumentación de escudarse tras el género novela: “la tesis implícita (…) parecería ser esta: nada puede provocar rechazo en el terreno absolutamente libre del arte pues este es sólo eso, arte (…) esta tesis olvida que el arte no se agota en sí mismo y que la literatura, ya sea épica, lírica o novela (…) siempre fue soporte de cosmovisiones (…) no existe una novela sin tesis. Y que gran parte del público aspira adquirir conocimientos a través de la lectura de pretendidas ficciones. Y así fue, en efecto, como nació la novela histórica en el siglo XIX. Por mucho tiempo generaciones enteras pensaron que estudiaban historia al leer a Walter Scott, Dumas (padre e hijo), Benito Pérez Galdós o José Mármol. Las relaciones entre narración, ficción, historia, explicación y verdad pretendieron ser zanjadas en la novela de Mario Vargas Llosa titulada ‘Historia de Mayta’, en la cual se expone esta tesis fuerte: toda la historia (…) es un cuento, una invención. Es decir, no hay novela histórica, ni siquiera historia (…) sino sólo omnipresente y autogénica novela: todo es narración”. 23
Si todo es tan sencillo, si todo es narración, si todo es un cuento, si puedo inventar todo: ¿se acaba la responsabilidad del autor?, ¿Se acaba la ética?
Es tan cierto lo que expresa Bonetti al sostener que “gran parte del público aspira adquirir conocimientos a través de la lectura de pretendidas ficciones” que precisa Martínez: “‘La novela de Perón’ ha cambiado en mucha medida la imagen que de Perón tenía el peronismo mismo. A Perón ahora se lo ve más como el Perón de ‘La novela de Perón’ que como el Perón de las ‘Memorias’ dictadas por él mismo”. 24
O sea que los públicos que leen a Martínez le creen más a su ficción que a la “Memorias” de Perón.
Creo que como periodista de investigación es ético retomar cualquier “memoria” y confirmar verdades y falsedades, omisiones y fraudes. A fuer de sincero, algunos discursos de Perón poseen impurezas. Es tarea del investigador sincero develarlas. También, contextualizarlas dentro del marco histórico. Como ejemplo, Carlos Saúl Menem promete un programa de gobierno en su campaña presidencial. Al ganar, cambia el discurso y lo vuelca a los hechos. Se torna neoliberal. Se justifica al decir que si en su campaña entrega el verdadero plan, no lo vota el peronista.
En cuanto al Perón que expone Martínez, sólo un peronista ignorante o demasiado influenciable puede considerar a su creación como verdadera. En su obra toma la mayoría de los mitos de los opositores. ¿Es casual o causal que Martínez y Dujovne Ortíz beban de las mismas fuentes ideológicas? Es probable. ¿Es creíble? (continuará)
Néstor Genta
10. Navarro Marysa. Versión definitiva de 1994.
http://www.scribd.com/doc/33339120/Navarro-Marysa-Evita
11. Alanis Alanis. Victoria Ocampo.
http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2009/04/15/opinion/OPIN-04.html
12. Ramos Jorge Abelardo. Revolución y contrarrevolución en la Argentina. El sexto dominio. 1922-1943. Editorial Plus Ultra. Buenos Aires. 1973. 5ta. Edición. p. 30.
13. Albertelli Jorge. Los ‘cien’ días de Eva Perón. Cesarini Hnos. Editores. Capital Federal. 1994. p. 8.
14. Gil Lozano Fernanda. Historia de las mujeres. Mujeres en la Historia.P.49.
En “Las palabras tienen sexo” Introducción a un periodismo con perspectiva de género. Sandra Chaer y Sonia Santoro. Compiladoras.1a ed. - Buenos Aires. Artemisa Comunicación Ediciones.2007. http://www.artemisanoticias.com.ar/images/Las-palabras-tienen-sexo.pdf
15. Sebreli Juan José. Comediantes y mártires. Ensayo contra los mitos. Editorial Debate. Segunda Edición. 1988. http://www.mediafire.com/?zwmmggdazmo
16. Faisal Alicia. La literatura. Un diálogo con el texto. El Ateneo. Buenos Aires. 1998. p.54.
17. Rapaport Mario y Spiguel Mario. Relaciones tumultuosas. Estados Unidos y el primer peronismo. Emecé. Buenos Aires. 2009.p. 83.
18. Ibid. pp. 83/4.
19. Faisal Alicia. Op.Cit.p.54.
20. Neyret Juan Pablo. “Novela significa licencia para mentir”. Entrevista con Tomás Eloy Martínezhttp://www.ucm.es/info/especulo/numero22/t_eloy.html
21. Carrillo Margoth P. La novela histórica. Las posibilidades de un género. Concienciactiva. Nro. 6. octubre. 2004.
22. Carrillo Margoth P. La novela histórica. Las posibilidades de un género.
Concienciactiva. Nro. 6. octubre. 2004.
23. Bonetti José Andrés. El Código Da Vinci. Una novela sin misterio, una historia sin secreto.
http://www.salvacioneterna.com/davinciconspiracion.pdf
24.25. Neyret Juan Pablo. Op. Cit. //www.ucm.es/info/especulo/numero22/t_eloy.html