El Foro Económico Mundial con sede en Ginebra, fundado por el profesor de economía Klaus Schwab en 1971, investiga y produce informes en materia económica global.
Se trata de una fundación sin fines de lucro que organiza reuniones anuales en Davos, Suiza, de las cuales participan los principales líderes mundiales, políticos, intelectuales, periodistas, economistas, a efectos de analizar temas cruciales de carácter social derivados del comportamiento de las variables macroeconómicas en función de los criterios políticos aplicados por los diferentes Estados sobre las mismas.
En las conclusiones de su último informe anual alerta que la pasada crisis financiera global ha dejado muy poco margen en el planeta para resistir alguna nueva posible crisis de similar naturaleza, y que como consecuencia de la misma, se han incrementado los conflictos de tipo social y geopolítico.
Dicho informe dice textualmente que: “El mundo no está en situación de soportar nuevas sacudidas de importancia después de que la crisis financiera haya reducido la resistencia global y provocado un aumento de las tensiones geopolíticas y sociales".
Lo que deja en evidencia esta conclusión es la ineficacia de las instituciones a nivel global como para frenar o resolver una nueva crisis de manera satisfactoria y con el menor daño colateral posible. Es decir que de tener lugar, sus consecuencias serían más que nefastas, sobre todo para los sectores sociales más vulnerables.
Advierte asimismo dicho informe sobre los riesgos de quiebras soberanas, es decir de Estados, la escasez de alimentos, de agua y de energía, el incremento del trabajo informal, esto es, no controlado por las administraciones tributarias de los diferentes países, la creciente inflación global, e importantes desvíos en el precio de las materias primas.
Se destaca además en el informe mencionado, la advertencia que hace el Foro sobre la urgente necesidad que tienen los países industrializados de practicar reformas profundas en sus sistemas tributarios, ya que las actuales políticas llevadas a cabo en esa materia están resultando insostenibles, a punto tal, que podrían derivar en muchos casos en quiebras soberanas.
Para el caso particular de Argentina, el FEM, entendió que el país ha descendido dos lugares mas en el último período, es decir en el año 2010, colocándose ahora en el puesto 87, lo que lo equipara a las economías de, por ejemplo, países africanos o del este europeo.
Este índice de competitividad se obtiene conforme a una tabla en la que se adjudican puntajes de
Además se incluye en el análisis un ranking sustentado en 120 variables que permiten determinar si existe o no ambiente propicio para los negocios.
Este estudio fue realizado sobre 139 economías, entre las que se observaron por ejemplo Chile como la más competitiva de Sudamérica con el puesto número 30, Puerto Rico en el 41, Panamá en el 53, Brasil en el 58, Uruguay en el 64, Bolivia en el 108 y Venezuela en el 122.
Argentina quedó posicionada próxima a economías como la de Filipinas en el puesto 85, Argelia en el 86, Albania en el 88 y Gambia en el 90.
Por último, el FEM encuentra en la Argentina un gran potencial, un buen nivel de educación y un amplio mercado, pero aún siendo estos factores fundamentales para lograr un crecimiento a largo plazo, no alcanzan, debido a que sus instituciones gubernamentales califican entre las mas corruptas e ineficientes del mundo, generando altísimos niveles de desconfianza hacia fuera, esencialmente, por la inseguridad jurídica.
Nidia G. Osimani