En las elecciones parlamentarias de 2009 se dio un escenario de tercios, con el kirchnerismo por un lado, la Unión -Pro (PRO + PJ disidente) por el otro, y el ACyS por otro.
Es sabido que el ACyS se impuso en el orden nacional con ligera ventaja sobre el kirchnerismo, quien superó a su vez por escaso margen a Unión Pro -PJ disidente.
Esto fue un auténtico escenario de tercios con virtual empate técnico. Trasladado a una elección presidencial indica un ballotage imposible de esquivar.
Luego de las elecciones se produjeron distanciamientos y alejamientos varios, pero ninguno de ellos realmente significativo excepto uno. El desmembramiento del ACyS con la salida de la Coalición Cívica de Elisa Carrió.
Y no es menor este dato en función de los números que la CC y la UCR habían obtenido respectivamente en las presidenciales de 2007: 23% la CC y 16% la UCR con la candidatura de Roberto Lavagna.
Algunos observadores intentan explicar que con la escisión de la CC el escenario para 2011 será de cuartos y no de tercios. Creemos que se equivocan.
Ni ACyS ni CC recibirán votos procedentes del kirchnerismo ni del macroperonismo, especialmente si estas dos fuerzas aparecen con chances de ganar o acceder a un ballotage. Vale decir, los votos del ACyS completo en 2009, al menos en primera vuelta, se repartirán entre la CC y el ACyS remanente. Y eso nos pone en un tercio kirchnerista, un tercio de la centroderecha Macri-Duhalde, y un tercio repartido entre UCR y CC.
Alianzas inconfesables
Inconfesables de momento son algunas de las alianzas que se vislumbran a mediano plazo. Es sabido que Mauricio Macri quiere y necesita recrear aquella alianza con el PJ disidente si quiere tener aparato a nivel nacional y posibilidades de éxito en la carrera presidencial. Es un candidato sin partido. Por su parte, el PJ no kirchnerista es un partido sin candidato, y estando Daniel Scioli en su eterna indecisión con un pie en el kirchnerismo y el otro en el aire, la alianza con Macri parece tornarse inevitable. Es un candidato que mide, que les viene como anillo al dedo y que en líneas generales sostiene similares posiciones ideológicas.
Macri, naturalmente, no puede blanquear esta alianza en la medida en que no se resuelva la interna partidaria del PJ entre Eduardo Duhalde, Alberto Rodríguez Saa y Mario Das Neves, pero está bastante claro que la centro derecha llevará una fórmula surgida de este conglomerado.
Sumando pinitos
El aporte de votos a nivel nacional que puede ofrecer Proyecto Sur con sus allegados no parece ser demasiado significativo como para ganar una elección, pero tampoco desdeñable como para no querer tenerlo aliado.
Pero Pino tiene un problema muy serio. No ha conseguido despegar su línea política de lo que el kirchnerismo exhibe como logros, y si hay que identificarlo con algunas de las corrientes en pugna de cara a una eventual alianza, aparece muchísimo más cercano al kirchnerismo que al ACyS.
Solanas, un peronista de izquierda como los Kirchner, abraza el Socialismo del Siglo XXI y las alianzas estratégicas con Hugo Chávez y el eje bolivariano - castrista tanto o más que el propio kirchnerismo. Difícilmente pueda acercar posiciones con la centro izquierda del ACyS, ni la CC, ni mucho menos con Unión PRO - PJ disidente.
De hecho no se entiende bien qué hacen Solanas y Libres del Sur fuera de este kirchnerismo que se desperoniza a pasos agigantados.
Tal como van las cosas, el futuro de Solanas parece estar o bien luchar por la jefatura de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires como quinta columna kirchnerista, o bien en una aventura presidencial en solitario y de un dígito, votos que en un ballotage no tienen otro destino que el kirchnerismo.
Que se rompa pero que no se doble
Esa parece ser la apuesta de Elisa Carrió para presionar en el ACyS. Se fue y no volverá si no la vienen a buscar.
Y si la vienen a buscar habrá de ser para aceptar los términos que ella dicte. Carrió conoce al radicalismo mejor que muchos radicales y sabe que hay una cantidad de dirigentes con los que no se puede aliar en una presidencial porque estaría recreando aquella Alianza de tan mal paso por la historia.
Uno de sus principales problemas parece ir allanándose sólo, por decantación: Julio Cobos ve apagarse su buena estrella a pasos agigantados y son cada vez menos quienes lo ven como el futuro presidente de la nación.
Tampoco Ernesto Sanz aparece como una figura demasiado atractiva para el campo popular en comparación con Ricardo Alfonsín, quien no solamente rememora la figura de su padre sino que en ocasiones hasta demuestra tener tanto o más carga dialéctica que el ex presidente.
Tanto la UCR como la CC saben que se necesitan mutuamente si de verdad quieren ganar las presidenciales en segunda vuelta. Las elecciones internas de la UCR constituyen un escollo que, caído Cobos en desgracia, no tiene genuina razón de ser, y a partir de la consagración de Ricardo Alfonsín como candidato se podrá intentar la alquimia de rearmar un ACyS en condiciones de ganar.
Carrió juega con cartas ganadoras porque sabe que tiene un electorado cautivo del que la UCR necesita imperiosamente. Y sabe que necesariamente los demás tienen que "ir al pie" porque los números no cierran y ambas fuerzas, por separado, están condenadas a un tercer puesto de 15-20 % que los dejará sin chances de ballotage.
La UCR deberá hacer una muy buena lectura de las elecciones de Catamarca.
Recreando el escenario
De modo tal que la incógnita consiste en conocer si la centro izquierda verdaderamente podrá constituir una alternativa fuerte como la de 2009, o si sus egos y alianzas internas terminarán postergándolos y condenándolos a dividir su tercio.
De lograrse esto las elecciones 2011 presentarán una alternativa de centro derecha, (Pro-PJ) otra de centro izquierda (ACyS) y esa insólita variante llamada “cristinismo”, que es un conglomerado de violentos de los setenta con jóvenes adoctrinados del ´10, sindicalistas aliados por obligación, un aparato propagandístico nunca antes visto y una caja monumental al servicio de cualquier operativo, lícito o no.
Es marzo y ya estamos en carrera. Superadas las internas se volcará el codo y se entrará en el derecho final.
La Argentina de 2012 será de centro derecha, será de centro izquierda o será (maquilladamente) marxista. Usted decide.
Fabián Ferrante