El mensaje llegó muy claro a Olivos: "Si lo tocan a Moyano les paramos el país".
Dos breves alocuciones desde la CGT sirvieron para que el kirchnerismo comprenda que en la alianza que mantiene con Hugo Moyano, el poder real no está precisamente de su lado. El Gobierno ahora necesitará volver a hacer malabarismos internacionales para que en una semana o dos no se repita el escenario de paro y movilización nacional que la CGT le puso en marcha en cuestión de horas.
El kirchnerismo que adoctrina a sus jóvenes con consignas sepias ("patria sí, colonia no" se coreaba hace unos días en Huracán) no les explicó la parte de la historia que relata los choques sangrientos entre la izquierda y la derecha peronistas. Omitieron ese capítulo y es peligrosísimo que lo hayan hecho; los jóvenes camporistas no sabrían a qué atenerse si vieran venir de frente con carteles de "Viva Cristina" a los que ellos suponen deberían estar a su lado. Sugiero que en los innumerables centros de adoctrinamiento juvenil existentes les muestren la película "No habrá más penas ni olvido", será para su bien....
Recordemos en este punto la inocultable alegría de Cristina Fernández cuando en el acto del Eternéstor, del Luna Park vio juntos a La Cámpora con la Juventud Sindical, hasta les dedicó un emocionado párrafo.
Medias verdades en conferencia
Varias medias verdades se escucharon en la conferencia de prensa donde Moyano magnánimamente anunció la suspensión de la medida de fuerza.
Ni Moyano ni el Gobierno se enteraron del exhorto suizo el día jueves. Esta investigación viene desde enero y el exhorto estaba en cancillería. Si hubiera sido real que se lo devolvía a Suiza para que lo reenvíen mejor redactado perfectamente lo podría haber hecho cancillería en silencio, o la Justicia ni bien lo recibió el fiscal Di Lello o incluso el juez Oyarbide al recibirlo.
Nada de eso ocurrió, ni es verdad que el fiscal Di Lello haya dicho a Oyarbide que debía devolverlo. De hecho Oyarbide hizo lo lógico, dio inicio a los pasos procesales y pidió aclaraciones sobre los puntos que Suiza menciona. Eso, en la palabra de Héctor Recalde, pretendió convertirse en un rechazo y así se le transmitió a la población.
Es de suponer que algunos sectores “progresistas” (izquierda) del gobierno fantasearon con la idea de utilizar el exhorto para soltarle la mano al aliado sindical, y no les fue nada bien.
"No tengo un carajo que ver con Covelia" aclaró Moyano, y uno se pregunta, si Suiza investiga a Covelia y Moyano no tiene un carajo que ver con Covelia, entonces ¿para qué todo este movimiento de vestiduras rasgadas, paros, movilizaciones y hasta amenazas a los medios de comunicación? ¿No hubiera sido más adecuado ignorar absolutamente el tema si es que no lo roza en lo más mínimo? Y, eventualmente, a quien “le paramos el país”, ¿a Cristina?
Demostración de fuerza
La movilización anunciada de un jueves para un lunes fue hecha con el propósito de apretar y negociar. Y el gobierno negoció, cuanto menos, un silencio cómplice para avalar las inexactitudes explicadas hacia afuera por Recalde. Nadie sabrá jamás qué se negoció hacia adentro.
La imagen que deja el Gobierno en este asunto es de vacilación y acatamiento frente al vertiginoso movimiento sindical. Como en casi todas las situaciones complejas, el Gobierno no tuvo reacción inmediata.
Los gremios del transporte que rápidamente se sumaron a la medida y el estado de alerta permanente de los docentes de la provincia, les mostraron un panorama de país parado sin motivo explicable: debían detenerlo a toda costa.
Hugo Moyano es el máximo referente del poder real, el que tanto temía perder Néstor Kirchner, el poder de la calle, y el Gobierno, sin brújula, en esta ocasión debió hocicar mirando por TV cómo los amenazaban con pararle el país si le tocaban un pelo al poderoso.
El mensaje de Moyano es claro: recuéstense todo lo que quieran en la izquierda pero a nosotros no nos toquen porque pateamos el tablero. Y no se conformó con eso, les volvió a tirar el mensaje tan temido para propios y extraños: los trabajadores queremos el poder.
El primer acto de esta comedia lo vimos el pasado 17 de Octubre, en cancha de River con Kirchner aún vivo y con Moyano y Cristina tirándose flores envenenadas sobre el acceso de un trabajador al poder. Fue empate técnico.
El segundo arrancó en Suiza, y lo ganó Moyano en Buenos Aires: 1 a 0.
Nadie sabe cuándo será el próximo, ni quién resultará ganador, solo se sabe que existirá y perderá, como siempre, la Argentina.
Fabián Ferrante