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Pro pedófilo, el nuevo tipo penal que debería incluir el Código argentino

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LOS ABUSOS DE MIGUELITO, UNA HISTORIA INCÓMODA
LOS ABUSOS DE MIGUELITO, UNA HISTORIA INCÓMODA

Esta figura jurídica, algún día, deberá formar parte del Código Penal Argentino, reconociendo la tipología de un nuevo delincuente, en un crimen prácticamente naturalizado contra los niños en nuestras regiones y que en general, son perpetrados por malhechores protegidos por la intimidad del hogar y la mirada timorata de los funcionarios judiciales.

 

Es toda persona, que teniendo cualquier tipo de responsabilidad sobre un bebé, niño, niña o adolescente, guardare silencio y/o inacción, ante la agresión sexual contra el pequeño y no haya acudido, de modo inmediato a solucionarlo y poner al resguardo perfecto a la víctima.

La pro pedofilia, significa una acción dolosa, ya que por acción u omisión colabora positivamente, con el agresor, en la continuidad de la conducta antijurídica, lo que le asigna automáticamente la figura del cómplice, como partícipe necesario, en relación directa con la obligación de la carga, ya sea civil, penal o procesal.

Alegar desconocimiento de la situación, no le quita su responsabilidad, por cuanto ello mismo, implica una modalidad de abandono de la criatura, impropio del cuidado de un buen padre de familia.

La tipología está equiparada penal y civilmente a la del agresor principal más la inhabilitación de por vida, si fuera empleado o funcionario de cualquiera de los tres poderes del Estado y se demostrara que al menos una vez, fue notificado fehacientemente de la situación que debía resolver.

 

Cronología increíble del abuso sexual de un niño de 3 años en Tucumán, Argentina

 

Una réplica de tantos niños del mundo, bajo el imperium y el Poder de ocupados funcionarios devenidos de una rara especie humana, capaz de conciliar el sueño, a pesar de esto.

30 de diciembre del 2002. La administración del 102-El Teléfono del Niño, a cargo de la Fundación Adoptar, recibe una llamada telefónica de vecinos de un barrio de la provincia de Tucumán, que advierten que todas las noches lo escuchan llorar a Miguelito, un niño de 3 años, pidiendo a los gritos a su padre Miguel “Cacholo” Ortega, que: “no le haga más eso”. Tomando en consideración los detalles del relato, presentamos la denuncia penal, ante la Fiscalía de Instrucción Penal que por turno correspondía, en los siguientes términos.

08 de Enero de 2003. Dado que no recibimos ningún tipo de respuesta del Poder Judicial de Tucumán y el Ministro Fiscal Luis Di Mitri, había salido de Feria, reiteramos ante la Ministra Fiscal suplente, Marta Jerez de Rivadeneira la denuncia, acompañando copia de la primera. Rogamos el rescate urgente del niño. Según informan los vecinos, Miguelito, pide auxilio a los gritos.

05 de Marzo de 2003. Fundación Adoptar vuelve a denunciar al Señor Ministro Fiscal, Dr. Luis de Mitri, ya de regreso de sus vacaciones, sobre una nueva llamada de vecinos, rogando intervención de la Justicia de Tucumán para que se auxilie al niño Miguelito del modo más urgente.

21 de Marzo de 2003. Fundación Adoptar reitera, idéntica denuncia ante el Sr. Ministro Fiscal, Dr. Luis de Mitri, sin ningún tipo de respuesta.

12 de Mayo de 2003. Un nuevo llamado ruega medidas urgentes por cuanto, Miguelito sigue siendo abusado por su padre. Los vecinos denunciantes prometen linchamiento.

13 de Mayo de 2003. Ante el silencio de las autoridades judiciales, Fundación Adoptar, visita al Sr. Ministro Fiscal, Dr. Luis de Mitri informándolo personalmente, sobre la situación desesperante del niño Miguel. Promete interesarse por el tema.

14 de Mayo de 2003. Miembros de la Fundación Adoptar, concurren al barrio y convocan, frente al domicilio del agresor a los vecinos de la cuadra, instándolos a reconsiderar el linchamiento. Un grupo de 60 vecinos, comienzan a amenazar a viva voz y proponemos comencemos a aplaudir en la puerta de ingreso del domicilio de Ortega y que se repita, a la hora que sea, y cuando escuchen al niño pedir ayuda.

20 de junio de 2004. Fundación Adoptar recibe una nueva denuncia telefónica de los vecinos que reclaman intervención judicial por los mismos motivos.

23 de junio de 2004. Fundación Adoptar vuelve a concurrir al barrio de los vecinos denunciantes, toma contacto con algunos de éstos y nos informan que todos los días que Miguelito comienza a gritar, varios de ellos se instalan frente al domicilio del agresor y sonoramente golpean sus manos. Los más agresivos, tiran piedras contra las puertas, ventanas y techos de la vivienda.

15 de abril de 2006. La situación de Miguelito continúa igual. La justicia nunca fue a rescatarlo, ni generó una pericia médica para determinar si el niño fue abusado sexualmente. Tampoco llevó al padre agresor a declarar.

Los vecinos cansados de tanta aberración y silencio, abandonaron la ayuda bulliciosa que durante un tiempo, permitía la liberación del niño.

Ante la creciente agresividad del vecindario, que cada día era realmente más violenta, el padre abusador, optó por cambiarse de casa. Hemos perdido el rastro de esta criatura, nadie sabe a dónde ni cómo estará. Tan sólo nos queda la imaginación…

Es preciso preguntarse aquí, ese niño, ahora joven Miguel, que nunca fue rescatado por los funcionarios judiciales, ¿qué dignidad y respeto del cuerpo del otro puede tener en el camino de su vida? ¿Podría revertir esta aberración, una criatura, cuyo cuerpo fue utilizado como le vino en ganas a su propio adulto referente? ¿Podrá ponerse de pié ante semejante humillación?

En el año 2006, esta criatura, cumplió 6 años de edad y en tan sólo 8 años, Miguel, tendrá 14. Quizá su figura deambulará por un parque o una calle oscura, para encontrarse con cualquier otro niño, niña o adolescente.

Para aquella época, los medios de comunicación tal vez propalarán con carteleras rojas, que un delincuente, de tan sólo 14 años, de nombre Miguel violó y mató a un niño. Los ciudadanos más exaltados dirán: “muerte a esa basura”, o  “ese hijo de p… no merece vivir”.

Se alzarán las voces de los obtusos e inoperantes de siempre, reclamando bajar la edad de imputabilidad de los niños, a pesar de las recitadas protecciones de sus derechos humanos por todos lados. Miguel, irá por este crimen a la cárcel, para ser violado, ahora por los demás reos.


          Ministro Fiscal Corte Suprema de Justicia de Tucumán, Dr. Luis De Mitri

Finalmente, al terminar de escribir esta historia real que pasa todos los días en la Argentina, con un Poder Judicial que se cae a pedazos, se nos ocurre preguntarle a usted, a su criterio, ¿quién o quiénes son los “basuras o hijos de p…”, de esta historia de la cual se acaba de enterar?

 

Julio César Ruiz
Fundación Adoptar

 
 

14 comentarios Dejá tu comentario

  1. El contrato de Rousseau, para decirlo en dos palabras, propone que todos renunciemos a la venganza y le entreguemos eso, como un derecho individual al Príncipe, que es él, quién tiene que ejercer la Justicia. Rousseau, no tuvo en cuenta, que acá en la Argentina, no hay Principe, sino grupos de una tipolología especial de delincuentes que viven de la cosa pública y manejan a su placer los destinos de la gente. Como el Pueblo observa ésto que señalo, tenemos tres tipos de miembros: 1) Los intelectuales, que no tienen nada para decir, 2) Los buenos, que permanecen en silencio y 3) Los pobres, que salen a las calles y tienen tanta bronca generalizada, que queman la casa, las pertenencias, los muebles, el auto, con tanta furia por esta injusticia que sienten, que no se dan cuenta, a quién verdaderamente, deben quemar. Qué pena, primera vez en mis 60 años, que veo a los intelectuales, tan sólo interesados en que nadie los saque de la cola, que hacen durante años, para reclamar alguna miga que cae...de la mesa de sus amos. De todas maneras si esos son nuestros intelectuales, mejor que sigan ocupados en esas estupideces. La respuesta es ésta. Escribir, decir, reproducir, contar, publicitar estas cuestiones, no como el ejercicio de un derecho, sino como el de toda una Comunidad.

  2. Julio, coincido en casi todo lo que escribís, menos en que "los pobres queman las casas etc, menos a quien verdaderamente deben quemar". No, Julio: creo que, tal vez inconcientemente o tal vez no, ellos se dan cuenta de la diferencia. La diferencia entre una persona y una cosa. Eso los vuelve más humanos que aquél a "quien deben quemar". Si el tipo merece o no la hoguera, no me voy a meter en esa, porque tengo sentimientos y razones encontradas. Pero si te puedo decir que, en este tema al menos, la cadena no se corta matando los perros con rabia. Que haya que poner límites, por supuesto; que los límites tienen que ser firmes y respetados por la comunidad, por supuesto. Pero intuyo, junto con los "pobres quemacosas", que en la violenta simbología de ese acto violento está la verdadera actitud: "Yo a vos no te quemo porque soy persona y te veo como eso, no como vos me ves a mí". Ese respeto empático es el único que nos evita volvernos psicópatas, convertirnos en uno de ellos. De otro modo, seguiríamos el círculo, por otra vía, llevaríamos silente dentro de nosotros, bajo otro manto, el enemigo que queremos destruir. Mirá sino las cosas entre los "milicos" y los "revolucionarios K"... Es un mal ejemplo pero ahí te das cuenta cuánto se parecen en verdad. Por lo demás, atiborrar las cárceles con techo y comida pagos ara esa mierda, tampoco da. Y ni te hablo de la pedofilia a altos niveles de poder... Sigo pensando que el tema es más prevención activa, no "discurso intelectual" y movilización constante de la gente respecto de ese tema, y si alguien ve abusar de un menor o sabe con pruebas de algo así, creo que tenemos todo el derecho a involucrarnos en ayuda de uno de nuestros pares en situación de indefensión: el chico. Después vendrán "las autoridades", "los expedientes"... si acaso vienen. Yo no les creo. Pero por ahí movidos por gente como vos, llegan a venir. Por las dudas, no correria riesgos. A lo mejor así lo entendió la humana gente "quemacosas", a lo mejor por eso no se quiso convertir en asesina... Te mando un gran abrazo en un tema complicadísimo, y te recomiendo los libros de Alice Miller sobre la cadena del abuso inconciente. Sigamos, Julio. Vamos mejor que si no hiciéramos nada.

  3. Jorge, impecable, me encantó tu reflexión, la leí tres veces...tanta razón. Gracias por esto Jorge. Decir estas cosas, nos cuesta sacrificio, tristeza, dolor por no saber cómo se combate la mentira, la hipocrecía. Le pedí a Christian Sanz que me ayude, a publicar algunos artículo diciéndo la verdad escondida y desde nuestro primer artículo (faltan varios más) nos jakean la página o el correo electrónico. En estos momentos estamos sin página y sin correo, hace 48 horas, después de haber publicado éste artículo de arriba. Te digo ésto, porque es una muestra, es un símbolo, que la consigna de ellos, es la vieja, la ya desgastada...¡¡¡que no se sepa!!!...y es allí a donde debemos insistir. Gracias Jorge una vez más. Un abrazo

  4. Estimado, aprecio profundamente el trabajo que hace la asociación. También, me ha conmovido hasta los huesos la historia de Miguelito. Pero me daré el lujo de criticar la asociación que se hace entre Miguelito respecto del futuro criminal. Pienso que es un prejuicio. Entiendo que ninguna experiencia es transferible y todos vivimos distintos niveles de crisis en distintas áreas. Sin embargo, puedo asegurar que muchas personas víctimas de violencia extrema no han terminado delinquiendo. En mi adolescencia me juntaba con un grupo de chicos, mayormente de villas muchos de ellos con ropas rotas, sucias y zapatillas partidas al medio. La mayor parte vivía violencia familiar extrema desde violaciones por parte de parientes hasta situaciones donde el padre les ponía el arma en la sien frente a la madre. Muchos de estos amigos se cortaban, algunos sufrían episodios depresivos agudos y estaban tomados por la situación. Pero ninguno delinquía. Eran chicos que hacían malabares en el semáforo, venían a la plaza a practicar y juntaban monedas para pagar sus gastos mínimos. Había decenas que trabajan en una fábrica que los explotaba por 0,80 centavos la hora donde la jornada laboral de ocho a doce horas se hacía de pie. Podría contar mi propia historia que incluye tres violaciones, intento de asesinato por parte de mi propia madre, abuso laboral y maltrato psicológico. Realmente creo que la idea de que circunstancias extremas te condicionan a ser criminal es un prejuicio. Pienso que muchos hemos sufrido violaciones de niños y adolescentes pero crecimos amando y protegiendo a los pequeños. También somos decenas los que hemos pasado carencias tanto materiales como afectivas pero elegimos el camino duro de la honestidad y logramos salir adelante con orgullo ayudando a todos aquellos que no tienen las mismas posibilidades. Personas buenas y malas existen en el mundo entero. No importa si sufriste abuso y hambre o naciste en un seno adinerado y consentido. Los ladrones existen en las grandes empresas estafando, evadiendo y generando negocios turbios del mismo modo que en la calle asaltando. Las personas nobles existen en las grandes organizaciones luchando por lo justo del mismo modo que en las villas miseria peleando a sol y sombra para ir al colegio aún con padres golpeadores y violadores para llegar a conseguir algún trabajo y salir de ese infierno. Me parece que sería justo reconocer que no por haber sufrido violencia física o sexual ni por provenir de un ambiente carenciado se estará condenado al crimen. Me parece justo por los miles de millones de niños que viven en villas y tienen familias abusadoras pero se parten el alma para salir adelante y tener una vida digna y segura. Desde mi mayor respeto, Natalia

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