Los años electorales siempre han sido un verdadero trauma para la Argentina, no sólo en el plano político sino también en el económico, aunque esta vez con las variables internas en orden, un dólar controlado y un frente externo favorable, la situación parece ser diferente.

A poco menos de seis meses de las elecciones presidenciales, el clima político y económico del país no refleja ese nerviosismo que la Argentina siempre vive durante estos procesos.

Es que, en el escenario político, la oposición se muestra cada vez más desorientada, sin un candidato que pueda desprenderse del resto, aglutine a todo ese frente y sea una amenaza para la idea reeleccionista del oficialismo.

En la última semana, Cristina Kirchner decidió acelerar la iniciativa del denominado "diálogo social" entre empresarios y trabajadores, con el propósito de poner un freno a los reclamos salariales y enfriar la endémica suba de precios, otro punto que también trauma a los argentinos.

Ya se reunió con la CGT de Hugo Moyano, la Unión Industrial de José Ingacio de Mendiguren y la CTA de Hugo Yasky y a todos los pidió moderación en las exigencias salariales, por un lado, y mayor inversión y compromiso, por el otro.

A juzgar por las declaraciones posteriores de todos los protagonistas que concurrieron a Casa de Gobierno, el frente empresario-sindical permanece en un clima de tranquilidad.

Por ahora, no ha ocurrido la anunciada convulsión empresaria que podía provocar la decisión del Gobierno de nombrar directores en compañías cuyos paquetes accionarios, en parte, se encuentran en manos del ANSeS.

Solamente el grupo siderúrgico Techint de Paolo Rocca reaccionó contra esa medida y la controversia deberá ser resuelta por la Justicia, que en principio decidió suspender el pago de dividendos de 2010, pese a lo resuelto por una asamblea de accionistas.

En algunos ámbitos aseguran que con el nombramiento de directores, el Gobierno busca vigilar más de cerca el comportamiento que tienen algunas empresas con los recursos excedentes.

Es que, algunos funcionarios entienden que una gran parte de los dólares que se compran en el mercado "clandestino" son procedentes de las ganancias empresas no declaradas.

La intención oficial es darle un corte a ese circuito que hizo recalentar el precio del dólar en el mercado paralelo, donde llegó a cotizar por encima de los 4,20 pesos.

Sin embargo, el volumen de reservas del Banco Central, por encima de los 52 mil millones de dólares, le permite a la autoridad monetaria continuar con la política de flotación administrada, sin mayores sobresaltos.

Los exportadores están liquidando a razón de 700 millones de dólares por semana de la cosecha de soja y de ese volumen una parte es tomada por el Central para engrosar sus reservas.

Actualmente, las ventas de soja (17.300 millones de dólares durante 2010) representan el 25 por ciento del total, en un porcentaje que acrecienta año a año.

Si bien en las últimas horas y por motivos puntuales, hubo una baja de 11 dólares en el precio de la tonelada de soja, la oleaginosa cotizó en el mercado de Chicago a un valor de 485 dólares, un nivel muy atractivo para los productores locales.

En el frente externo, la principal preocupación está puesta en lo que hará Brasil con su política cambiaria y si continuará impulsando una política de mini devaluaciones.

Para el economista y ex secretario de Finanzas, Miguel Kiguel: "Brasil es crucial para la economía argentina. Si el real se devalúa, el peso argentino se va a devaluar. Brasil tiene desequilibrios, moderados hoy por la entrada de capitales".

Kiguel fue uno de los participantes de la segunda jornada del 28 Congreso del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), en el cual los economistas que participaron coincidieron en elogiar el momento que vive la Argentina.

"Entramos en un escenario con dólar débil, con tasa baja y materias primas sostenidas", indicó el economista Miguel Bein y agregó que "A Brasil nadie le pregunta si se cae, pese a tener un problema de tipo de cambio mucho mayor que el argentino".

En este sentido, afirmó que "la Argentina no está obligada a una gran devaluación, aunque los tiempos se acortan" y señaló que "mover el tipo de cambio no sería un drama".

"Argentina se ha convertido en un país que tiene un sobrante estructural de dólares, pero si seguimos dos años más con esta conjunción de subas salariales al 25% y una devaluación del 8%, los dólares que tenemos no alcanzarán para evitar ponernos la economía de sombrero", alertó el ex viceministro de Economía.

Un dato que inquieta al Gobierno está vinculado con la fuga de capitales, ya que durante el primer trimestre del año llegó a 3.400 millones de dólares, casi un 70 por ciento más que en igual período de 2010.

La salida de capitales en abril podría llegar a 1.400 millones de dólares, con lo que el país acumula una fuga de capitales de 4.800 millones de dólares.

Pero, más allá de cuestiones macroeconómicas, la inflación es el tema excluyente para oficialistas y opositores, sobre todo en un año electoral.

Según Hugo Yasky, de la CTA, la Presidenta se manifestó preocupada por la inflación durante el encuentro que mantuvo con esa organización gremial.

También el vicepresidente, Julio Cobos, luego de varios días de silencio, salió a advertir sobre los riesgos de una "inflación descontrolada".

Es decir que el aumento de precios es la gran tarea pendiente para este gobierno y para el que surja de las urnas de octubre, cualquiera fuera el color politico de los habitantes de la Casa Rosada.

Guillermo Malisani
NA